Hablar sobre las diferencias en la pareja, remite a este “brochero del papel virtual” a honrar a dos mexicanos que han logrado conservar su matrimonio a lo largo de 50 años. Él, mi padre de Saltillo, Coahuila, que vino al D.F. a estudiar Ingeniería en la UNAM en el ya lejano año 1953. Ella, mi madre capitalina con sangre hidrocálida que estudiara piano en San Antonio Texas. Ambos encontraron y sellaron sus destinos, al conocerse en esa década y decidiendo unirse en sagrado matrimonio en 1960.
Cómo ha cambiado el país y sus circunstancias desde entonces. En esos años, México era un ejemplo para el resto del mundo, López Mateos tenía al país encantado bajo un carisma que aún no ha sido igualado por ningún Presidente. Se percibían escenarios muy promisorios para la Patria. Un egresado de la UNAM o del IPN, tenía casi asegurado su derecho de piso a elevarse en la escala socioeconómica con relativa facilidad.
Se dice fácil llegar a 50 años de matrimonio y más en una época en la que determinadas circunstancias sociales y económicas, han erosionado lo que todavía es considerado la institución soporte de la familia. Sin embargo, la familia como tal ya tiene otras variantes que nos dejan ver claramente que el prototipo de Papá, Mamá e hijos ya no tiene la misma vigencia que tuvo antaño.
Recordar a mi padre llevando un plato de avena a mi madre recién operada y convaleciente y también cargando una pequeña computadora portátil para compartirle un video, es sólo una de innumerables reseñas de muestras de delicadeza y dedicación del uno hacia el otro a lo largo de ya 5 décadas, y es en verdad grato. Verles desayunar, comer y cenar juntos, no podía menos que despertar sentimientos de admiración, ternura y afecto hacia los viejos, y platicando con ellos, mencionaban una serie de hábitos y conductas que a su parecer eran los que les habían hecho la vida más llevadera como pareja.
1.- Nunca faltarse al respeto con palabras altisonantes.
2.- Nunca usar la debilidad o defecto del otro para ponerlo en ridículo en público.
3.- Real capacidad de perdón. No decir “te perdono, pero no olvido”. Perdonar es hacer un trabajo de forma y fondo por olvidar los agravios y darle vuelta a la página.
4.- Por tanto y basado en lo anterior: No ser rencorosos.
5.- No permitir que las circunstancias económicas debiliten la relación. En este caso, al contrario, los tiempos difíciles fueron motivo de fortaleza.
6.- No permitir que la familia o amistades influyeran en la opinión de cada uno de los cónyuges con respecto a la forma de manejar su vida como pareja.
7.- Una gran Fe en el futuro.
8.- La costumbre de practicar su religión, en este caso la católica, de manera consuetudinaria, haciendo de esta actividad eje central de su vida como pareja.
9.- Prudencia. Esta parte es y ha sido fundamental; pues ha habido mesura para que en los momentos de explosividad, no se dijeran cosas que pudiesen haber lastimado irremediablemente la autoestima de él o ella.
10.- El trazarse la meta de que sus cinco hijos fueran profesionistas; desarrollaron una serie de mecanismos “socialmente aceptados”, basados en reglas claras y roles que por antonomasia dieron esa viabilidad familiar que les dio certeza y por tanto vigencia a sus decisiones y por ende esto iba fortaleciendo su identidad como pareja.
11.- Siempre tuvieron y han tendido actividades sociales con grupos de buena reputación social, como el “Movimiento Familiar Cristiano”, “Rotarios”, “Generación 53 de Ingeniería de la UNAM”, “Scouts”, etc. Es decir, buscaron siempre desde su óptica, ser parte de “grupos positivos y constructivos con aceptación social”. Esto lógicamente les ayudó a construir una imagen “socialmente viable”.
12.- El No discutir por cuestiones que no tuvieran real importancia. En esto tiene que ver mucho el “ego” de cada uno de los miembros de un matrimonio. En este caso, recuerdo desde niño estas circunstancias:
a) Cuando se llegaba a discutir no se alzaba la voz.
b) Como ya se dijo y por increíble que parezca nunca recuerdo un insulto.
c) Nunca han sido “irónicos” o burloncitos; del error o equivocación del otro.
13.- Capacidad de Sacrificio por el otro, desde no ver ese programa que quería ver uno y aceptar ver otro. En este caso no fue difícil pues la relación de mis padres como se ha comentado se construyó en mucho alrededor de sus creencias religiosas y sus actividades de una u otra forma estaban regidas bajo su religión. 14.- La calidad y durabilidad de sus amistades.- En este renglón que es de vital importancia, siempre recuerdo a las amistades de ambos como gente alegre, positiva, contenta en lo general con su realidad y con planes positivos. Siempre han tenido amigos de todos los colores y sabores; pero invariablemente con esa coyuntura de ser gente jubilosa, ligada a actividades positivas. Cada uno de ellos, maneja un promedio de 5 a 7 “círculos sociales” y sobre todo, no sólo los han alimentado, sino que los han mantenido vigentes. 15.- Ser los mejores confidentes.- “Todo se lo digo a tu madre” y “de todo entero a tu padre”, me decían de niño y joven. Al día de hoy, sin perder su individualidad; mantienen en este sentido entre ambos una serie de códigos de comunicación que les permitieron ser una unidad, frente a sus familias, círculos sociales, laborales, etc. 16.- La Discreción. No ser indiscretos y haber sabido mantener su “unidad de pareja” y sus intimidades lejos del escrutinio ajeno al mismo matrimonio. 17.- Levantarse en las mañanas sin rencores ni odios. En este sentido una de las grandes aportaciones de mis padres a sus hijos, es esa: Seguir adelante buscando la luz, la reconstrucción, el perdón sincero y de corazón que sí olvida y da vuelta la página. 18.- Gusto por estar juntos y aprender a construir recuerdos hacia el futuro. Una pareja construye sus recuerdos hacia el futuro, no sólo con los acontecimientos especiales; sino con su trato diario y si esa vida día a día fue de hacer costumbre de ser: Alegres, positivos, viables en lo sexual, espiritual, laboral, académico, en los pasatiempos, etc., ellos mismos buscaban seguir estando juntos el mayor tiempo que se pudiera. 19.- Al final, estas conductas que se tradujeron en costumbre; les permitieron conservar esa palabra mágica que se llama AMOR y que va más allá, de una necesidad fisiológica o espiritual.
El Amor como tal, es la construcción día a día de hábitos que llevan a una pareja a encontrar sus propios mecanismos que les permitan funcionar como “unidad social viable”, misma que se va adaptando a los cambios que la misma sociedad y sus circunstancias “socio-histórico-económicas” le van imponiendo a la relación y que siendo sus fundamentos religiosos, espirituales, educativos los que determinarán si pueden arribar a un matrimonio duradero.
Este es el caso de mis padres a quienes felicito y honro por haber logrado la meta que se plantearon y cuya historia deseo compartir esperando sirva de ejemplo y apoyo a otras parejas que se han propuesto trazar un camino juntos.
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