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Autoestima y Humildad



Sergio e Irene son una pareja casada en donde ambos trabajan y ganan bastante bien, pero a ambos les preocupa mucho la imagen que dan ante sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y clientes, así que para mantener la casa, las colegiaturas de sus 3 hijos, vehículos de lujo, club, viajes, gadgets y estilo de ropa que les gusta mostrar ante los demás, regularmente, tienen el 85% del salario de ambos comprometido con deudas por los próximos 5 años, pagando una gran cantidad de intereses, teniendo muchos problemas entre ellos, así que me consultaron en mi oficina: ¿Qué podemos hacer para escapar de una situación así? Para mucha gente somos una pareja envidiable, pero nosotros sabemos que todo lo que tenemos, hasta la ropa que llevamos puesta, la debemos, lo cual nos hace perder la paz, pelear, estar angustiados, tensos, malhumorados, etc.

Lo primero que tuve que mirar con ellos, es lo que señala la Biblia, con el siguiente consejo: Ninguno se crea mejor de lo que realmente es, es decir, no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, piensen de sí mismos con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno…

Note lo que Dios nos ordena respecto a la autoestima:

1. Lo importante es que tú eres. Y eso tú lo sabes, debes ser realista, Dios te conoce y sabe quién eres, Él te ama y dio a Su Hijo por ti, así que para Él tú vales mucho, tanto que está dispuesto a hacer lo que sea por ti. Así que no te creas menos de lo que realmente eres, esperando que los demás te levantarán, pues vivir así te hará perder oportunidades valiosas y te hundirá en una depresión constante. No dejes que los fracasos, ni los pensamientos de derrota o desánimo te hagan sentir sin valor, pues lo que el Señor hizo por ti, te da dignidad y valor.

2. No trates de impresionar a nadie. Piensa de ti mismo de una manera simple y sencilla. Tú no eres lo que los demás piensen de ti, muchos menos reduzcas tu valor a la ropa que usas, ni a los objetos que te sirven, ni a ninguna otra cosa material, recuerda que los bienes materiales y de consumo con el tiempo van perdiendo de valor, o como dicen los contadores, se van depreciando, pero tú no, pues tu valor como persona va más allá de todo eso.

3. No te creas más de lo que realmente eres, de lo contrario serás una persona que nadie tolerará y cuyas relaciones interpersonales se volverán complicadas y nadie te amará. Tampoco dejes que tus labores, trabajos y éxitos personales definan tu valor como persona, pues todo ello es efímero y temporal, pero el valor de un ser humano trasciende la eternidad.

Para ser felices, un matrimonio debe vivir con estas premisas, valorarse mutuamente, sin pretender impresionar, agradar, ni tener la aprobación de los demás.

Vivimos en una sociedad dominada por el consumo, y mucha gente le da valor a las personas por los bienes materiales que poseen, olvidando lo más importante, el corazón.

Concluyo con una frase que la Biblia recoge de los labios de Dios: El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.


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