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¿Cambiar por amor? ¿O ser tú mismo?


¿Su pareja le ha pedido alguna vez que cambie su forma de ser por amor?

¿Su pareja le ha pedido alguna vez que cambie su forma de ser por amor?

Si usted piensa que debe cambiar para amar o sentirse amado por su pareja, se puede interpretar que usted no se siente realmente amado o no ama a su pareja. ¿Lo ha vivido o pensado como un deber, necesidad u obligación para no perder su pareja? A caso sabe a ciencia cierta ¿qué tendría o debería de cambiar de usted mismo, y si podrá lograrlo?

Es muy importante estar consciente de necesitar sentirse más comprendido/a, escuchado/a; requerir de más cariño y cercanía sexual. Cualquiera fuera quién se formulará estas preguntas con sus variables, debería cuestionarse a sí mismo con seriedad y profundidad: ¿debo cambiar por amor? Entonces le surgirá otra pregunta: ¿Por qué yo y no él o ella; para qué cambiar? ¿Deseo cambiar? ¿Cambiar qué? ¿Por qué me lo pide a mí? O ¿Por qué se lo pido yo? Después de la “luna de miel” del período de enamoramiento de una pareja, comienzan a ser y comportarse “tal y como son” desde siempre, pero esta vez sin las fantasías de cada quién ha puesto en el otro. Ello se acrecienta aún más con la llegada de los hijos. La mayoría de las personas normales o comunes, como usted y yo, tenemos virtudes, defectos y características valiosas. El tema es reconocérselas en su pareja y en usted mismo. Si en el “amar y querer” se sostiene el deseo sexual, de cercanía de ambos, la comprensión y la intención de estar mejor, dichas condiciones mantienen a las parejas juntas y satisfechas de su relación a pesar de las dificultades de la vida cotidiana.

No habría necesidad que alguien cambie, sino de modificar y adecuarse. Enamorarse de las concesiones mutuas. Si la relación de pareja y cada uno de sus miembros van madurando y aprendiendo a quererse, conservar el deseo, cuidar la comunicación y ponerse cada quien en los zapatos del otro; en otras palabras, cada día ser más empáticos, la pregunta no tendría cabida. Si ello no sucede tenemos un problema que debe ser analizado, comprendido y tratado por ambos. Los actos heroicos y de sacrificio personal por amor al otro, no aportarán nada a la resolución del conflicto, sino que terminarán por destruirlo todo lo construido. Si se buscan detectar las razones y motivos del desequilibrio, se podrá resolver, cada quién poniendo de su parte. Damos el paso para modificar las condiciones individuales y de la pareja. Para ello debes “ser tú mismo”.

Cada quien puede y debe comprender las situaciones que lo alejan, que le generan conflictos con su pareja y las que los unen y los separan. Con la comprensión y aceptación de las circunstancias y condiciones, sus miembros pueden y deben aprender cada día a modificar sus conductas, lo que les permitirá crecer juntos y compartir momentos de todo tipo sin poner en predicamento el vínculo. Si logras ser “tú mismo”, podrás comprenderte a ti y a tu pareja. Si esperas que él o ella cambien para que tú te sientas mejor estás en un error. Ello no sucederá y en el mejor de los casos, uno de los dos renunciará a “ser el mismo”. Ello tiene un precio, que a la corta o a la larga ambos pagarán.


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