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Cruzar el puente.


“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el inconsciente seguirá dirigiendo tú vida y tú le llamarás destino”, esta frase de Carl Jung permite comprender que todas las personas tenemos un conocimiento limitado o parcial de nuestra personalidad, lo que deriva en que no seamos plenamente conscientes del porqué de cada una de nuestras conductas y comportamientos.

Y es que desde el inconsciente emanan dichas conductas y actitudes que son producto de diversas experiencias que a lo largo de nuestra vida nos han marcado y que no queremos ver o saber de ellas porque nos causan dolor, incomodidad, miedo o angustia.

Ahora bien, el hecho de que no seamos conscientes de esta parte no quiere decir que no esté presente, que no exista o incluso que no influya en todo lo que hacemos y decimos, al contrario, es justo la parte a la que mayor atención deberíamos de ponerle porque de ahí emergen de manera autónoma la mayoría de dichas actitudes y comportamientos. De ahí la frase de Freud en donde dice que “nada sucede por casualidad, todo es causalidad”. ¿Por qué señalo lo anterior? Porque justo desde el inconsciente es que elegimos a nuestra pareja y a modo de dato cultural diría: que cada quien, de acuerdo a su patología elige su carrera y su pareja.

De lo precedente, lo que te puedo decir a ti que estás leyendo este artículo es que, si de entrada no te conoces al 100%, ¿cómo podrías esperar conocer a tu pareja al 100%? Sobre todo, si están enamorados… ¿Suena a reto, ¿verdad? Porque esto implicaría no sólo tratar de conocer los aspectos más profundos de tu personalidad, sino que tu pareja también pudiera hacer lo propio. Cuando nos enamoramos estos comportamientos y actitudes se mantienen ocultos… y es por eso que cuando alguien dice: "encontré a mi media naranja" o algún sinónimo que indiqué que ha encontrado al amor de su vida, realmente está bajo el influjo de este estado en el cual nos mantenemos con una venda simbólica y sólo nos concentramos en lo bello y maravilloso de la persona que nos flechó.

De ahí que muchas de las veces la persona termina desilusionándose poco tiempo después, al salir de la etapa del enamoramiento se genera un puente que resulta como una prueba entre el paso del principio de placer o fantasía al principio de realidad.

Dicho en otras palabras, cuando una persona tiene la madurez emocional para vincularse a través del compromiso, el respeto, el amor, la capacidad de compartir, el deseo de construir y de hacer feliz a su pareja sabiendo que no por eso pierde su individualidad y que además está consciente de que para poder resolver de la mejor forma posible los conflictos naturales de una relación habrá momentos en lo que tendrá que ceder, otros en los que la empatía, la generosidad, la reciprocidad y la flexibilidad serán la clave para negociar y plantear acuerdos, entonces al salir del estado del enamoramiento lograran cruzar ese puente de manera exitosa porque ambos integrantes se podrán adaptar cuando haya dificultades modificando actitudes propias con el fin de resolver y superar los conflictos que son inevitables dando paso al amor maduro.

El contraste es lo que le ocurre a la mayoría de los hombres y de las mujeres, están preparados para la conquista y la fase del enamoramiento pero son pocos los que están preparados para lo que sigue, y esto obedece a que no haya madurez emocional, a que no se conocen lo suficiente a sí mismos, a que no existe la pareja perfecta o ideal y a que se dejan llevar por sus fantasías, esto es se imaginan teniendo una relación exitosa con su pareja y sólo visualizan cosas lindas como cenas románticas, vacaciones o viajes extraordinarios, detalles, etcétera.

Por ello cuando cruzan el puente y aparecen los patrones de conducta que no vieron de su pareja y no mostraron de sí mismos al inicio emergen actitudes de control, sumisión, dependencia emocional y ante los primeros conflictos reaccionan de manera poco asertiva puesto que no son conscientes del estímulo que dispara sus emociones.

A manera de conclusión puedo decir que lo que nuestra pareja hace nos remite a la famosa frase: "lo que te choca te checa", la cual hace alusión a que es más fácil ver en los otros aspectos propios que nos incomodan y ahí descargamos toda clase de críticas, juicios y cuestionamientos. Si no trabajamos en ello perdemos una valiosa oportunidad de crecimiento y autoconocimiento puesto que nuestra pareja se convierte en una especie de espejo. Imagínalo de la siguiente forma: Todos los días nos vemos frente al espejo y este nos refleja nuestro aspecto personal y nos permite corregir lo que no nos agrada, así es como funciona nuestra pareja, sólo que ella nos hace ver las cosas que le molestan o no le agradan de nuestra forma de proceder.

La raíz del enamoramiento está en lo que no se ve, de ahí que, si quieres llegar a ser pleno en el plano sentimental, te invito a reflexionar en lo descrito con anterioridad y en las siguientes palabras de Jung: “No es posible despertar a la conciencia sin dolor, la gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”.


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