Las parejas siempre han tendido a ayudarse mutuamente para seguir adelante en la vida en común que han decidido llevar acabo, sin embargo, la historia nos ha enseñado que toda unión debe estar protegida ya sea de terceros ajenos o de los que la conforman.
La mayoría de los problemas de pareja de los cuáles se puede derivar una fractura marital normalmente aparecen al cabo de un tiempo de vivir juntos, pues la ilusión y el enamoramiento que se dan al inicio de la relación comienzan a desvanecerse y es posible que salgan a flote ciertas características que uno no pensaba que la otra persona poseyera.
En este punto encontramos diversos tipos de problemas que surgen en las relaciones los cuales deberían considerarse antes de decidir seguir adelante con una relación que conlleve al matrimonio y los cuales se generan por el hecho de no conocer quién es realmente la persona que está a nuestro lado, ahora bien, centrémonos en el punto de vista patrimonial.
En relación al patrimonio la ley protege a las parejas para que decidan como van a administrar los bienes y frutos económicos que adquieran durante la vigencia de su unión (por “unión” me refiero al concubinato, el cual tiene los mismos derechos y obligaciones que el matrimonio) o matrimonio, esto lo hace a través de dos vías, el régimen de la sociedad conyugal y el régimen de la separación de bienes.
La decisión de que régimen contraer con el matrimonio es esencial, ya que si se escoge la sociedad conyugal, casi todos los bienes que se adquieran durante el matrimonio serán divididos al 50%, cabe mencionar que esto no quiere decir, por ejemplo, que si existen dos bienes será uno para cada quien, si no que el valor real de los dos bienes será el derecho que tenga el uno sobre el otro. Así mismo debe determinarse un administrador de todos los bienes, quien puede incurrir en responsabilidad por el mal manejo de su función, es por ello que es recomendable realizarse un contrato prenupcial conocido también como Capitulaciones Matrimoniales, en él se deben establecer los parámetros bajo los cuales se administrarán los bienes de la sociedad conyugal, así como la forma en que deba de darse por terminada la sociedad.
Actualmente esta medida ha caído en desuso, por falta de conocimiento de su existencia y por falta de asesoramiento legal, sin embargo, puede evitar problemas graves cuando se quiera disponer de los bienes y frutos económicos adquiridos durante el matrimonio.
Cabe hacer especial mención de que la existencia de las capitulaciones matrimoniales llega a solventar los divorcios de manera expedita, por ejemplo, si un juicio de divorcio necesario llega a tardar de dos a tres años, con la existencia de estas puede llegarse acortar dicho plazo a un máximo de un año, por lo que resulta bastante conveniente el que las parejas adopten este tipo de instrumentos legales.
El otro régimen, conocido como separación de bienes, contempla que cada persona conserva los bienes adquiridos por cada uno, sin embargo, las nuevas reformas al Código Civil han estipulado que en ciertos casos aun cuando se elija este régimen, la pareja está obligada a indemnizar a la otra con hasta el 50% de los bienes adquiridos durante el matrimonio.
Es muy importante señalar que todo matrimonio está regido por cualquiera de los regímenes antes señalados, por lo que la ley contempla el principio de que si las parejas no se pronuncian respecto a cuál régimen consienten someterse estas serán regidas por la sociedad conyugal.
Cómo puede observarse, si uno no conoce bien a su pareja y no decide sobre estos temas puede darse el caso de que la pareja aproveche este tipo de situaciones en perjuicio de uno mismo, existen numerosos casos en los que una persona premeditadamente enamora a otra con el único fin de obtener un beneficio económico. El amor es un estado emocional que en la mayoría de las veces nos orilla a confiar ciegamente en nuestra pareja, sin embargo, el no conocer realmente a la persona con la cual establecemos un vínculo amoroso puede poner en riesgo nuestro patrimonio entre otras muchas cosas, el tomar en cuenta ciertas medidas legales que nos protejan contra posibles conflictos futuros no hace menos genuino el sentimiento de amor por nuestra pareja.
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