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Cuando un hombre y una mujer invitan. ¿Quién paga la cuenta?



Si los hombres invitan una salida a una mujer, “forzosamente” tienen que pagar el consumo; si ellas invitan a un hombre, también él tendrá que pagar. Ésta es la situación común que conocemos. El pensamiento de un elevado porcentaje de mujeres se refleja en dos frases: ¿” Será que los hombres están para complacernos”? ¿”Será que las mujeres nacimos para que los hombres nos complazcan”? Y entonces nos preguntamos: ¿Podría cambiar esta situación por una más equitativa? Estudios revelan que la mayoría de los hombres se sienten bien con la idea de que las mujeres paguen la cuenta en una cita, mientras las mujeres se inclinaron porque pague quien realice la invitación, esto último puede entenderse como más equitativo.

En la actualidad, debemos considerar a qué generaciones pertenecen las damas. La generalidad de las mujeres mayores de cuarenta años asume que a la hora de salir, los hombres son los responsables de pagar las cuentas del restaurante, cine, teatro, etc. Es una cuestión cultural donde los hombres deben poderlo todo, en consecuencia, pagar todo también. Ello acontece en una realidad donde la mayoría de las mujeres busca el reconocimiento de su autonomía e independencia. Las que asumen esa posición en la actualidad, también saben compartir los gastos con sus parejas y amigos varones.

Me comentaba un amigo de cincuenta años de edad: “Ninguna mujer te va a decir que ella pagará la cuenta porque ha sido educada para que quien lo haga sea el hombre”. En una interacción hombre-mujer, generalmente es el hombre el que invita, y en consecuencia paga. Las mujeres están acostumbradas a que los hombres paguen. ¿Se puede cambiar dicha costumbre? Una encuesta realizada a inicios del año 2010, demuestra que más de la mitad de los varones encuestados, afirma que aceptaría que la mujer pague, pese a que se sentiría un poco incómodo, ello pone de manifiesto un giro en la cultura patriarcal que ha inculcado que el rol de proveedor lo ejerce únicamente el hombre y no se comparte. Posición que se rompe al confrontarse con la realidad que ambos miembros de la pareja trabajan.

Por lo que vemos en nuestro entorno, parece muy difícil cambiar esta condición mental. En consecuencia, lo que resta es que los hombres solteros le comenten a su potencial pareja que desean compartir los gastos para no generar “compromisos de dependencia”. Las reacciones de las mujeres variarán dependiendo a que generación pertenezcan. Las mujeres adultas están acostumbradas a ser siempre invitadas. En cambio las generaciones jóvenes, entre los veintes y treintas, trabajan y saben el esfuerzo que cuesta ganar su salario y administrar sus ingresos, son más permeables y tienden a compartir los gastos de salidas y de esparcimiento. Los jóvenes piensan diferente, porque han nacido y crecido en una realidad diferente. En consecuencia son más conscientes del esfuerzo del otro y la tendencia es a ser más equitativos en compartir gastos hombres –mujeres, porque es de la única manera que podrán construir una vida en pareja y si se atreven, a conformar una familia.

Los jóvenes varones de hoy piensan diferente: “si una chica quiere tu dinero y que le pagues todo siempre, no es para ti”. En cambio, si respeta su esfuerzo por realizar un patrimonio, ella sugerirá salir a lugares menos costosos. Lo importante es la compañía y no el lugar. “Si te ama buscara lo mejor para ti, a pesar de que a veces vaya en su contra”. El pagar todo tiene su raíz en que la mayoría de las mujeres no trabajaban, y se quedaban en casa. Por cordialidad y caballerosidad el hombre pagaba, hoy en día ya no debe sorprender que una mujer invite a un hombre y se haga cargo del gasto pagando la cuenta, o en su defecto que compartan el pago de la misma.

Si es una cena de amigos, donde no existe ningún interés amoroso, se puede considerar justo pagar cada uno lo que consumió o hasta dividir la cuenta en dos. Sin embargo, ¿qué pasa cuando es una cita romántica? La tendencia es que el hombre tome la iniciativa y pague la cuenta sin aceptar que la mujer intente participar en el pago.

Rompiendo el paradigma, debería considerarse que así como los hombres piensan que una chica merece que sea invitada, también ellos son valiosos y pueden aceptar ser invitados. Si ella se ofrece a pagar o a cooperar está bien que el hombre acepte.


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