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¿Debo contarle todo a mi pareja?



La confianza se genera dentro de la díada madre-hijo al establecerse un clima de certeza, esto es lo que Erikson (1983) llamaría la primera crisis psicosocial del individuo, en la cual la meta es que el niño logre un sentimiento de seguridad en las personas que se encuentran en su mundo.

Si existe confianza, ambos estarán en sintonía afectiva (Stern, 1991). Esta sintonía no es otra cosa que un intercambio de conductas pre verbales, como el arrullo y la sonrisa; el llanto y el sosiego; la necesidad y la gratificación.

La madre, como certeza interior, da persistencia, continuidad e identidad y tal experiencia le proporcionan al niño un sentimiento rudimentario de identidad y gratitud que depende del reconocimiento de que existen representaciones internas de sensaciones e imágenes recordadas y anticipadas que están correlacionadas con las personas familiares que son previsibles, por lo que comienza a reconocer que el mundo externo es confiable.

Es decir, si se establece tempranamente la confianza y la regulación de afectos entre madre-hijo en donde prevalezca una sintonía afectiva, las expectativas positivas y la capacidad para mantener la conducta organizada ante la tensión alta, pueden colaborar al desarrollo de mayor elasticidad para hacer frente a las adversidades. Esta experiencia compartida de sintonía en una relación, también implica el logro de una identidad que permite una mejor modulación del afecto porque supone un estado de confianza producido por el saber que existe un entendimiento mutuo. La confianza enriquece la relación en la pareja, mientras que su opuesto, la desconfianza, la empobrece. En la confianza están involucrados procesos pre verbales semejantes a un dúo afectivo o a un juego compartido (Winnicott, 1991). Para que éstos tengan éxito, es importante que ambos integrantes de una relación muestren su disposición y deseo de concordar con el mundo del otro.

Contrario al concepto de confianza, encontramos la desconfianza que consiste en la dificultad de estar en contacto con los demás, por lo que el individuo no puede establecer relaciones intersubjetivas ni tampoco puede compartir afectos. Esto se debe a que en la infancia se presentó una interferencia en la relación con la madre, quien identificaba incorrectamente la calidad y la cantidad del estado emocional del infante, o bien, no podía encontrar en sí misma ese estado interno. El resultado de esto es que el individuo no puede percibir un mundo unificado, en el que todos los sentidos se integren para poder entablar una relación afectiva.

En la relación de pareja, la confianza produce una experiencia compartida de acompañamiento y de apoyo que contribuye de manera significativa al éxito, constituye su fuerza silenciosa, y que se refiere a la experiencia apaciguadora que casi siempre se desarrolla sin ser advertida o premeditada por la pareja, y que representa una disposición a entonarse con las necesidades del otro. La confianza en la pareja destaca el papel crítico de la relación entre ellos a semejanza de la primera relación entre madre e hijo.

La relación en base a la interdependencia en teoría favorece la cooperación, la igualdad –respetando las diferencias-, en vez de las relaciones de poder. Podemos aprender a compartir. No tienen por qué ser mejores ni peores. Es fundamental que exista una sólida combinación, de seguridad afectiva, sentirse ambos miembros de la pareja muy amados y en libertad personal, es decir, un espacio para el propio desarrollo personal. Estos dos aspectos: seguridad afectiva y libertad personal, deben poder armonizarse continuamente, lo cual no es fácil y este es uno de los trabajos de creatividad de la pareja.

El sentimiento amoroso es un sentimiento reconocible, al igual que podemos reconocer nuestra agresividad, alegría, miedo, tristeza –emociones que aparecen también en el proceso amoroso-, pero es un proceso en el cual intervienen muchos elementos como la fusión, la separación o ruptura, la seducción, el enamoramiento, la idealización y el contacto con los límites de la realidad, las crisis, los duelos, el desamor, la creatividad, la confianza.

De acuerdo con todo lo anterior, les propongo que ustedes elaboren sus propias conclusiones.

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