En el mes de febrero hemos adquirido la costumbre de postular un tiempo para celebrar el mes del amor y la amistad, por lo que ponemos especial atención a estas dos situaciones afectivas en las que nos movemos durante todo el año y nos vamos corriendo a la tienda a comprar evidencias concretas de nuestros afectos en ese momento. ¡Qué curioso!, porque yo creo que lo más divertido sería cuidar la amistad y el amor todo el año.
No es lo mismo, uno que otro. La amistad es un afecto, un vínculo que se establece entre dos personas interesadas mutuamente para acompañarse durante un tiempo de vida donde la actuación del erotismo no está involucrada, aunque es posible que el espacio de la fantasía sea libre para estos menesteres de fantasear con él o la amiga. Fantasear es un espacio que no acepta ni reglas ni límites.
La amistad es parte de la empatía, que es la experiencia interna de compartir y comprender la condición psicológica de otra persona en su organización jerárquica de deseos, sentimientos, pensamientos, controles, presiones, miedos y alegrías, se parece mucho a eso que se dice popularmente de “ponerse en los zapatos del otro”. Este ejercicio parece fácil pero no lo es, además la amistad requiere que ambos integrantes de la diada amistosa usen la empatía simultáneamente.
La amistad no tiene un tiempo de caducidad y estará siendo actualizada según las necesidades de cada quién, por lo cual su historia es validada y trabajada. La terminación de un vínculo amistoso es muy dolorosa, pero… ¿Cuándo la amistad se desvanece? ¿Cómo cortamos a un amigo de verdad?
No así el amor, donde el erotismo, el sexo y la sexualidad son parte importante del vínculo amoroso.
El amor tiene su camino que comienza con la atracción física entre dos seres, que arman planes de convivencia, ya sea real, virtual o a distancia, prohibidos o permitidos, homo o heterosexuales donde puede intervenir la procreación, y comienza de una forma pasional, tiene necesariamente que desembocar del enamoramiento al amor y de ahí, a la pareja estable y conyugal, ya sea por el tiempo de ambos participantes elijan, si alguno de ellos se baja del carril entonces los lazos cambian de estilo pero tendrán su especial permanencia.
Es fácil entender como el amor y el desamor se conocen, pero no sé cómo decir amistad y… “¿Desamistad?”
La traición acompaña a ambos conceptos de forma paralela. El primer encuentro amoroso está lleno de expectativas positivas e idealizadas, así también sucede en la amistad. Con el paso del tiempo y la convivencia sana, las personas aprendemos qué podemos esperar de la otra persona y que no, qué estamos verdaderamente dispuestos a ofrecer en cada relación y esta realidad traiciona los ideales. Entonces, la traición resulta sana a las expectativas idealizadas, es decir, es una parte sana del proceso de instalación de la realidad tanto en el amor como en la amistad.
Un poco de decepción es natural, lo interesante resulta en saber qué hacer con esta frustración para mejorar tanto la comunicación como el afecto, tanto en nuestras relaciones amistosas, como en nuestras relaciones amorosas.
¿Te ha pasado algo así? ¿Estás de acuerdo? ¿Tú qué opinas?
¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!
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