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Estilos de apego y relación de pareja



“El apego a una persona se refiere a una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio de su interacción recíproca, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección”. (Internet)

¿Entonces el apego hacia alguien, se refiere a un estado de ánimo afectivo dirigido y puesto en otra persona para obtener tranquilidad y seguridad cuando uno se siente amenazado? Desde la perspectiva de la psicología clínica en lugar de hablar del “apego”, nos referirnos a que las relaciones de pareja se fundan con base a una ligazón-vínculo. El primer vínculo humano es el de madre-hijo, y conforme al mismo, los humanos aprendemos como relacionarnos y vincularnos con los demás. Si dicho vínculo primario fue adecuado, la persona desarrollará sus mejores condiciones para vincularse con una pareja. Estar en pareja es una manera de estar expuesto, asumir riesgos en la fase del enamoramiento. Las parejas se crean a partir de la identificación entre sus miembros, lo que los impulsa a establecer un vínculo, que se alimenta a través de la comunicación y diferentes conductas.

Cuando el vínculo de la pareja es maduro, aprenden a dialogar, discutir, disentir con respeto y arribar a acuerdos. No existe manipulación, egoísmo y se da la empatía y amistad entre sus miembros. Se desarrolla la confianza mutua, no se presentan celos. Cuando un miembro de la pareja presenta síntomas de ansiedad, busca la cercanía del otro miembro de un modo casi obsesivo. Y entonces se presentan de manera casi inevitable situaciones de celos, angustia y desconfianza, lo que desemboca en conflictos reiterados en la relación de pareja. Pueden presentarse relaciones inversas donde el vínculo-apego es distante, cuando uno de los miembros necesita espacio para sí mismo; no evita el compromiso, pero quizás sea menos cálido y no presenta necesidad de cercanía permanente. Le cuesta percibir las emociones de su pareja, sus necesidades y no detectan la existencia de algún problema. Tienen dificultad de conectarse con las emociones, afectos y los reprimen. Resaltan los defectos de los demás y evitan la cercanía física. Su tendencia es a disfrutar estando solo y a ser exigente.

Cuando la relación de pareja crece, el vínculo se convierte en más sólido y hablamos de una relación saludable, donde sus miembros pueden de amarse, respetarse, disfrutar y gozar de la relación. Se respetan los espacios de cada uno, y construyen uno propio para ambos; existe confianza y buena comunicación, para expresarse con libertad, sus preocupaciones, intereses y deseos. Los problemas de la cotidianidad se resuelven; los celos no son destructivos y sus preocupaciones son expresadas de manera libre, al mismo tiempo tratadas y resueltas. Estas personas pueden darse cuenta y reconocer cuando se equivocan, Es importante mencionar que no todas las personas tienen una forma única de vincularse o de apego, nadie es “perfecto”, y es común que se presenten relaciones donde el vínculo-apego presente diferente variaciones. A veces la ansiedad se mezcla con las condiciones de seguridad del vínculo. Las personas maduras no presentan respuestas obsesivas en sus relaciones y el respeto está presente.

Piensa como te relacionas y vinculas con tu pareja, analízalo y ello podrá ayudarte y darte cuenta en qué tipo de relación estás involucrada o involucrado, lo cual te permitirá reflexionar y tomar las decisiones más adecuadas.

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