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Javier Fierro

Gaslighting



De todos los términos que se han acuñado durante las últimas dos décadas, éste es el que más desapercibido ha pasado. Lo anterior debido a que es un tipo de manipulación discreta que no es fácilmente perceptible para las personas que rodean a la víctima y al victimario. Desgraciadamente, es un tipo de abuso psicológico que consiste en la manipulación de la percepción de la realidad del otro.


El término se acuñó a partir de una obra de teatro con el mismo nombre en 1938 y su posterior secuela cinematográfica del año 1944. “Las luces titilan y se apagan. Se escuchan pisadas en un ático cerrado. Extraños sucesos que sólo la joven y vulnerable Paula ve y escucha y que la hacen sentir que está perdiendo la cabeza...” Luz de Gas es una obra maestra del suspenso.


El problema como en muchos otros casos, radica en la conjunción de múltiples factores que están de manifiesta en nuestra sociedad actual. En primer lugar, la fragilidad yóica presente en la mayoría de los jóvenes y adultos jóvenes; en segundo lugar, la proliferación de los valores individualistas que prevalecen en estas nuevas generaciones y por último, el oportunismo y la vivacidad de los individuos que logran detectar a distancia la condición de vulnerabilidad e inmediatamente comenzar la aproximación por cierto nada casual.


Se podría decir que este fenómeno evoluciona en tres etapas:

  1. Idealización.- En un inicio, la víctima se ve encantada por el victimario ya que la hace sentir como si fuera el compañero perfecto, conecta desde el principio y no le logra ver ningún defecto.

  2. Devaluación.- En esta etapa, la víctima pasa de ser “adorada” a no ser capaz de hacer algo bien pero en su afán de recuperar a su ideal, se desvive por solucionar el problema.

  3. Descarte.- Finalmente, al victimario ya no le interesa arreglar las cosas y de ninguna manera refuerza positivamente la actitud de compensación de la víctima.

Este tipo de abuso se da en todo tipo de relaciones interpersonales: empleado – empleador, padre – hijo, sacerdote – devoto pero principalmente se da entre parejas sentimentales.


La víctima en consecuencia, comienza a dejar perder sus relaciones sociales, presentan pobre estima de sí mismas y se justifican excesivamente.


Así que, a cuidarse de estos vampiros de estima ya que suelen presentarse en piel de oveja.


Mucha atención a la repetición de frases como: Reaccionas demasiado a las cosas, Necesitas ayuda, Yo no hice eso, Te estas enfadando por nada, Tienes confusión otra vez, Cálmate de una vez, No hagas dramas, Yo nunca he dicho eso, ¿Por qué siempre estas a la defensiva?, ¿De qué estás hablando?, Es tu culpa, Eres muy sensible, Le das la vuelta a las cosas, Deja de imaginarte cosas, Solo estaba bromeando, Tu recuerdo está equivocado, Siempre paso lo mismo contigo.


¡Atentos amigos lectores, si se puede detectar a tiempo!


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