Jurídicamente se considera a la familia como la unidad básica de la sociedad y por tanto indispensable para la existencia de esta última, en este contexto, la figura de la familia se encuentra privilegiada por las leyes que nos rigen.
Desde el momento en que dos personas voluntariamente se unen para forjar una vida en común se constituye una familia, dicha figura se reconoce ante la ley en cualquiera de sus modalidades tales como son el matrimonio, el concubinato (unión libre) y/o el parentesco, así pues se procura siempre y ante todo proteger la organización y el desarrollo integral de sus miembros con base en el respeto a la dignidad de cada uno de ellos.
Actualmente la sociedad ha experimentado una evolución al comprender que la familia es una institución que debe ser privilegiada, por tanto, a través de sus mecanismos legislativos (creadores de leyes) ha impuesto diversos principios que resultan de observancia general y prioritaria, dichos principios se basan en la consideración, solidaridad y respeto recíprocos que tienen como finalidad mantener el óptimo desarrollo de las relaciones familiares, de esta manera la ley deja claro que todos y cada uno de los integrantes de una familia gozan del derecho a un ambiente sano en el que se consagra la integridad física, psicoemocional, económica, sexual y por sobre todo evitar que se genere violencia dentro de la unidad, sea cual sea su tipo.
En aras de garantizar en la medida de lo posible el óptimo desarrollo de las relaciones familiares y por tanto de la sociedad, la ley impone sanciones a cualquier acto u omisión que perjudique un sano ambiente incluyendo el dominio, sometimiento, control, agresión física, verbal, económica, psicoemocional o sexual a cualquier integrante dela familia y que se verifique dentro o incluso fuera del domicilio familiar.
Al ser entonces la familia el núcleo más importante de sociedad, las Autoridades tienen la obligación de velar por su bienestar y de actuar en su favor y defensa de sus derechos ante terceros o llegado el caso ante los propios integrantes que sean nocivos para el óptimo y sano desarrollo familiar.
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