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La ciencia de la felicidad

Actualizado: 25 sept 2023



Es complicado encontrar una definición general, precisa y objetiva de la felicidad; quizá, como el amor, es de los enigmas de la vida. Desde parámetros más medibles, definir la felicidad depende, también, de factores socio-culturales, pues de oriente a occidente del mundo existen creencias y costumbres muy diferentes. Sin embargo, desde la psicología es posible determinar algunos componentes y conceptos respecto a lo que implica la felicidad.

Las emociones son respuestas antes los estímulos externos a los que reaccionamos a partir de creencias y experiencias. Las emociones tienen una función adaptativa que nos permite interactuar con el medio. Las emociones dirigen nuestra conducta y nos ayudan a socializar.

En base a las emociones básicas (alegría, tristeza, miedo y enojo) la felicidad se construye a partir de la alegría y el conjunto de otros sentimientos positivos como la tranquilidad, el reconocimiento, el orgullo, la realización, la satisfacción, el placer, el agrado o el gusto, que a su vez se generan por estímulos positivos externos que cumple con nuestras expectativas de bienestar.

Cuando los estímulos externos satisfacen nuestras necesidades de plenitud y satisfacción, en cuanto a nuestra calidad de vida, junto con la percepción de que lo que se tiene o pasa en ese momento es como debe ser, se puede hablar de felicidad. La calidad de vida y las necesidades varían entre personas, es por ello que no existe una felicidad absoluta y medible de manera precisa.

Se dice también que la felicidad es una intersección en la constante de la insatisfacción, desde esta perspectiva la felicidad es una crisis

La felicidad implica también un proceso neurobiológico, en el que la serotonina, neurotransmisor encargado de generar la sensación de bienestar y estabilidad emocional tiene un papel sumamente importante, pues de su funcionamiento depende la percepción de felicidad.

Por otro lado, la psicología positiva propone el modelo de “El bienestar subjetivo”, que dice que la nuestra felicidad está determinada en 50% por nuestra herencia genética, un 10% por las circunstancias externas y el 40% por las actividades cotidianas (Lyubomirsky, Sheldon y Schkade, 2005).

En términos generales, la felicidad está determinada en gran medida por nuestras necesidades, que como parámetros universales se pueden enlistar en necesidades de: seguridad, realización o superación, reconocimiento, bienestar físico y mental, relaciones sociales, pertenencia y placer.

Aunque los parámetros de felicidad y el concepto sean subjetivo, queda en cada uno determinar por prioridad los parámetros individuales para ser feliz y tomar la decisión para serlo.

Es importante que para encontrar tu felicidad dediques tiempo para ti, para conocerte o redescubrirte y hacer esas actividades que te hacen sentir bien o descubras nuevas que te den panoramas diferentes que ayuden en tu crecimiento continuo. Una persona feliz se mueve proactivamente hacia la vida y genera situaciones que le hacen sentir bien. Quizá, también, podría sonar complicado dedicar tiempo de recreación, con este ritmo acelerado de vida al que pareciera que nos hemos acostumbrado, pero entonces ¿cuánto tiempo más estás dispuesto o dispuesta a dedicar solo en generar dinero y cuánto tiempo más estás dispuesto a perder antes de empezar a ser feliz? ¿Cuánto tiempo merece tu felicidad?

Haz de tu felicidad una ciencia que requiera experimentación constante. Haz de tu felicidad una decisión constante.


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