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¡La tercera persona! ¿Siempre será la manzana de la discordia?


¿Además de la pareja a quién es la primera persona que tendemos a enjuiciar cuando se descubre una infidelidad? Seguramente no tardaste mucho en responder… a la “amante”, ¿verdad? Y es que llama la atención que se siga colocando a la amante o al amante en el lugar de la villana o villano, casi casi portadores de un veneno que destruye relaciones de pareja “sanas”. Si realmente contaran con la infraestructura y los recursos emocionales que se supone tienen o tenían, no habría y lo digo categóricamente, no habría posibilidad de que entrara un tercero en la relación.

Confiar indiscriminadamente en cualquier persona nos hace susceptibles de abusos. A veces somos tan románticos o fantasiosos que no nos atrevemos a evaluar la disfuncionalidad y la enfermedad de nuestra pareja. Sean maltratadores o infieles, los idealizamos, pues si tuviéramos el valor de verlos como en realidad son, tendríamos que tomar la decisión de dejarlos. Duele tanto reconocer nuestras propias carencias porque si lo hiciéramos tendríamos que enfrentarnos a ellas y esto requiere de mucha fortaleza yoica y sobre todo, madurez emocional para tomar las decisiones correspondientes.

Existen muchos factores como el miedo a la soledad que se convierten en uno de los frenos más grandes para tomar decisiones, las personas afectadas por una infidelidad lamentablemente asumen una actitud de víctimas prefiriendo quedarse con su pareja, aunque esto implique que se les devalúe al tolerar una infidelidad porque en mayor o menor medida se hace cargo de ellas.

Todos tenemos siempre la oportunidad de elegir entre la disyuntiva de relacionarnos sana o enfermizamente. Dicen por ahí que una opción, es una opción (dicho en otras palabras, más vale viejo por conocido que nuevo por conocer), dos opciones es una disyuntiva, pero tres opciones, ¡es libertad! Cuando sabes lo valioso que eres y tienes claro lo que quieres, sabes que siempre habrá alguien con quien puedas tener un vínculo afectivo sano.

Bucay y Salinas definen el concepto de amar de la siguiente manera: “Amar, es el desafío de deshacer aquellas proyecciones para relacionarme verdaderamente con el otro”. ¡Esto quiere decir que normalmente proyectamos en los demás las partes de nuestra personalidad que más negamos y rechazamos! Darnos cuenta de ello, dicen los autores, podría darnos la oportunidad de investigar o analizar como lo que hace el otro me molesta a mí. Si pienso que nada de lo que me molesta de mi pareja lo tengo yo, entonces el reto se convierte en descubrir que pongo yo de lo que tengo para que se dé el conflicto.

Teniendo estos elementos como base, si tu pareja te está siendo infiel, tendrás el valor de primero preguntar qué pasó o que está pasando en tu relación para que esto esté sucediendo. Si esto fuera ya una situación recurrente, entonces podrás preguntarte en directo ¿qué hay en mí interior que no está resuelto, que me vincule con alguien así?

Si tú eres la amante, te puedo decir que resulta muy complicado caracterizar a una persona infiel ya que potencialmente todas las personas pueden llegar a engañar. Más bien las pregunta que te dejaría de tarea es: ¿Qué te llevo a colocarte en ese lugar?, si frecuentemente te vinculas con personas que tienen pareja, ¿Qué aspectos no estarán resueltos en ti que necesitas estar con alguien que tiene una pareja de base?

Una persona se convierte en el o la amante por tres posibles razones (y puede haber muchas más):

1. Porque desde un cierto grado de ingenuidad e inmadurez emocional se deja llevar por la fuerza de la atracción y el enamoramiento creyendo que la persona estará a su lado y que en consecuencia dejará a su pareja actual o de base. Lo cual no suele suceder.

2. Porque tiene una tendencia a entrar en relaciones triangulares como una necesidad de resolver aspectos en donde la competencia, los celos, la envida y la rivalidad se pusieron en juego y no pudo resolver en su momento.

3. Porque tiene una parte destructiva que raya en la perversión, donde el usar al otro como una forma de satisfacer necesidades propias sin considerar si quiera las necesidades y sentimientos se convierten en la base.

Es importante hacer mucho énfasis en que justo por lo delicado que se vuelve el evaluar una situación así es que primero invito a los afectados a revisar que hay en su interior que pudiera dar cuenta de lo que les pasa, antes de juzgar o culpar a otros. Una infidelidad es algo muy doloroso y que causa un daño muy profundo.


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