Es bien sabido que el esquema tradicional de parejas casadas ha cambiado en las últimas dos décadas en particular. Existen parejas que viven en unión libre y tienen hijos. Coexisten matrimonios y parejas que no desean tener hijos. Las razones y motivos son variados y dependerá de cada pareja. ¿Es más cómodo no tener hijos, menos costoso? Quizás se sienten más libre y con menos compromisos. La disponibilidad de tiempo y la ausencia de obligaciones como la crianza con todo lo que implica, podrían ser algunas de las razones.
Desde ya existen muchas familias que tienen mascotas. ¿Por qué razones existen personas-parejas-matrimonios- que no quieren tener hijos? ¿Es más caro tener hijos que una mascota? ¿Evaden compromisos y responsabilidades? Y podríamos continuar con más preguntas. Por ejemplo en España el número de mascotas en los hogares es más elevado que el de hijos.
Las mascotas y en particular los perros, según se ha escrito, son más presentes en parejas heterosexuales y homosexuales, en hombres y mujeres que viven solos y que no desean tener hijos. Tener un perro garantiza no estar solo, además de tener cariño y afecto ya que llegan a amarlos. Pero sobre todas las cosas no exigen el mismo tiempo que un hijo. Los perros y gatos han llegado a tal nivel en la que mujeres y hombres parecen estar más dispuestos a buscarle pareja a sus mascotas que a ellos mismos.
En pleno siglo XXI cada vez es más frecuente encontrarse con personas cuyas vidas giran en torno al cuidado de sus mascotas. Se puede decir que son “miembros de la familia”, o en la soledad, con ellos hacen familia. Algunas personas que han decidido no tener hijos dicen: “Los perros te dan muchísimo más amor y son mucho más agradecidos”. Cabe destacar que son ‘amores’ diferentes. O por lo menos deberían serlo. Existe una tendencia a “humanizar” a los perros y los gatos. Sitios como cafeterías, restaurantes, hoteles, admiten perros con sus amos. Interesante escuchar las conversaciones entre los dueños de las mascotas –como si fueran padres-, hablando de las cosas bonitas que hacen y lo educados que son. Las travesuras que realizan y cómo los festejan. Según la raza, contratan un entrenador –como si fuera una institutriz- para que los eduquen y respondan a señales y palabras.
Dicen que algunas de estas personas no han llorado por la muerte de su abuela, pero sí y mucho por la pérdida de su perro. Ni qué hablar de los gastos y cuidados. Desde alimentos especiales, vestimenta, correas, accesorios, juguetes, etc. y el veterinario, que se ha transformado en el “pediatra” de las mascotas y desarrollado –el veterinario- habilidades psicológicas para diagnosticar al amo de las mascotas para poder comprender mejor de qué padece el perro o el gato, ya que como no hablan, conocer las conductas y actitudes de sus amos son parte fundamental para el diagnóstico. Los perros suelen mimetizarse con sus amos y pueden desarrollar alteraciones y conductas “emocionales” equivalentes a las de sus dueños. Nervios, ansiedad, depresión, ira, eso sí, a veces con muchos ladridos y otras en silencio total.
Psicológicamente podemos interpretar que en estas personas y parejas que no tienen hijos y sí mascotas, existe una tendencia hedonista que está orientada al placer y a la gratificación personal, donde se prioriza la adquisición de bienes a través de su trabajo. Al mismo tiempo se evitan las presiones, además de no sentirse lo suficientemente maduros para formar una familia. Su necesidad afectiva se satisface con la adopción de un perro o gato, que les permite ejercer el papel de cuidadores. Claro sin toda la inversión psíquica –emocional-, temporal, material, y la gran responsabilidad que trae consigo el tener hijos. Son personas que no se dejan llevar por la parte emocional de tener hijos. Desde ya, no se establece la misma relación que se tiene con un hijo, porque las mascotas no provienen de nosotros, viven menos que un hijo y no hay expectativas puestas en ellos. En cambio, en un hijo se espera crecimiento, aprendizaje e independencia a futuro, y mucho más.
Las diferencias de tener hijos a la de tener mascotas, no caben en este breve artículo. Lo que sí podemos decir es que los afectos no son comparables. Con los hijos la creación del vínculo afectivo madre-hijo-padre, desarrolla en el bebé la necesidad de contención, una demanda de dedicación plena y cuidados especiales. Lo que no sucede con las mascotas. Ellas no crean ni sustituyen dicho vínculo. En todo caso, se genera una relación especial de sustitución del vínculo, lo que genera fantasías parecidas a la maternidad y paternidad.
“Hoy cumple dos años. Y cada día estoy más agradecida de que sea parte de mi vida. Es como un regalo. Con él descubro partes de mí que no conocía, lo que realmente es amor incondicional y mi lado protector. Su presencia tierna me ilumina el día…” Se estaba refiriendo a su perro que cumplía años. Ella lleva tres años de divorciada y decidió no tener hijos.
Cabe reconocer que el hecho de criar a un perro tiene sus beneficios, ayuda a evitar el sedentarismo, ya que debes comprometerte a ser un cuidador o un dueño responsable y pasar cierta cantidad de tiempo en espacios abiertos y amplios. También de esta manera puedes encontrar pareja sin tener que recurrir a sitios por internet.
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