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Ruth Axelrod

¿Mi pareja me engaña o me engaño yo?


Cuando de celos e inseguridad se trata, es más fácil pensar que las causas de los problemas están en el mundo real y en el mundo interno, que en la fantasía o en las inseguridades que cada uno de nosotros ha sentido.

¿Cuándo aprendemos a sentir celos y envidia? ¿Es un asunto del tiempo de la pareja? ¿De la edad adulta? la respuesta es no. Estos son asuntos que traemos con nosotros desde la infancia.

Cuando somos muy pequeños aprendemos a relacionarnos afectivamente, dependiendo de la forma como nos quieran nuestros padres. Hay quienes fueron muy dulces, hay quienes fueron más rudos, hay quienes fueron muy expresivos y otros adultos pudieron haber sido inconstantes. El estilo de apego que recibe un bebé lo hace ser confiado o desconfiado, predecible o impredecible. Los celos y la envidia, así como el miedo y la inseguridad, son afectos que se aprenden a muy temprana edad y no se olvidan; y por lo mismo, son repetibles fácilmente.

Cuando vamos creciendo también tenemos más experiencias que nos llevan a confiar en las personas y otras que nos hacen entender que cada uno de nosotros está lleno de creencias y de expectativas que no congenian con la realidad, y que muchas veces nos frustran y nos enojan.

Entonces, entablar una relación amorosa con alguien no solo es un reto en la comunicación, sino que es un enigma en los asuntos de la confianza.

Las parejas disfrutan de ser exclusivas, y éste hecho se confirma con las promesas y los deseos de continuidad en las palabras amorosas. Algo sucede acerca de lo que escribimos en esta página, que se traicionan las promesas.

La infidelidad es un acto de voluntad, es un evento que puede destruir la confianza, tanto en la pareja como en uno mismo. Descubrir una infidelidad puede darse como una noticia sorpresiva, o puede darse cuando el infiel va avisando a su conyugue poco a poco que hay una tercera persona en el escenario.

Si es poco a poco, se generan misterios, y cuestionamientos que van abriendo ese espacio de la duda, y por ende, de la fantasía que hace doler al excluido. Aquí radica la diferencia entre si el otro engaña o es uno mismo el que se engaña. Se dice que la realidad siempre es menos tormentosa que la misma fantasía.

Es un saber que duele, que altera al más pintado, que genera un grado de ansiedad que impide el sueño y lastima la autoestima. Se requiere de ayuda terapéutica para su mejor manejo y se denomina stress post traumático. TEPT.

El trastorno de stress post traumático es un conglomerado de síntomas causado por un evento real o fantaseado, que altera el funcionamiento normal de la persona que lo sufre. Lo que aquí me gustaría reflexionar es acerca de qué hace una persona cuando confirma que su pareja le es infiel.

¿Es el camino de la destrucción? ¿El final de la historia? No necesariamente.

No es un asunto fácil, ya que el stress que este evento genera es muy alto, sin embargo, es información que las parejas pueden trabajar arduamente para entenderse a sí mismas y si desean, hacer introspección, es decir, verse a si mismas y pensar profundamente qué le sucedió al pacto que habían hecho, muchas veces lo pueden reajustar y seguir adelante ¿Tu qué opinas?



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