El hombre comúnmente manifiesta su molestia de manera física lo que hace que se observe explícitamente su estado de ánimo, sin ninguna duda se puede saber cómo se encuentra.
Las mujeres en cambio, aun cuando verbalmente pueden expresar sus disgustos por algo que les molesta, maquinan normalmente en silencio la forma en que harán sentir al otro su inconformidad. Su actuación es reservada y su análisis interno es totalmente privado, tornándose casi secreta la forma que actuará para mostrar sus desacuerdos. No los hace explícitos en el momento, no los trata abiertamente para razonarlos con su pareja, sino que espera el momento de mayor debilidad de esta, para poder hacerlo manifiesto.
La violencia femenina derivada de la sospecha o confirmación de una infidelidad, casi siempre es verbal y pocas veces física; sin embargo, es casi siempre silenciosa buscando la venganza de su dolor; actuando de manera indiferente, dejando de hacer cosas, impidiendo las relaciones íntimas, no atendiendo sus actividades domésticas y tramando sigilosamente la forma de vengarse.
Casi la totalidad de las mujeres no olvidan, se mantiene latente un resentimiento que aflora en cada momento de desacuerdo, aunado con agresión y en las diferencias más insignificantes.
Si la violencia masculina hace más daño físicamente, la violencia femenina es más contundente porque destruye internamente cualquier sentimiento, dejando vacías las relaciones desde sus cimientos. El apasionamiento de una mujer nunca será superado por el hombre, su sentir y pensamiento pueden ser altamente destructivos.
Debido a que no tienen fuerza física con que competir en contra del hombre, utilizan su excepcional inteligencia emocional para lograr pacientemente se resuelvan las cosas de acuerdo a sus prioridades. Prioridades que si están adosadas con despecho pueden ser totalmente nocivas para la relación.
El sentir en las mujeres siempre estará presente en sus decisiones. Es por eso que un sentimiento de traición le es normalmente muy doloroso y difícil de olvidar. La venganza puede llegar sin palabras a que el hombre dé el primer paso para dejar la relación. Quiérase aceptar abiertamente o no, el hombre actuara de acuerdo a las intenciones de la mujer.
Es por todo lo anterior, la importancia definitiva del rol de la mujer en las relaciones y en la familia. Ha sido el pilar de la estabilidad familiar y representa el eje de la sobrevivencia de esta institución; Ella es comúnmente la que decide cuando inicia o se termina una relación. Es la persona más importante en la integración familiar y por lo mismo de la fortaleza social. Es el ser que puede crear o destruir, el que da la vida y el sentido de la misma. Su equilibrio emocional es fundamental para lograr una sana convivencia y un crecimiento familiar.
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