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Origen de la Violencia



Parte II

Para continuar el artículo anterior sobre el Origen de la Violencia, partimos ahora de la desintegración familiar ocasionada, en algunos casos, por la división y cambio de roles en la familia.

Producto de una evolución constante de los papeles del hombre y la mujer en sociedad, al estructurar la familia, muchas veces el descuido a los hijos, por brindarles una seguridad económica y material, cae en diferentes consecuencias, como las que mencionaremos a continuación.

A causa de esta desmedida explosión materialista, impulsada ferozmente por la nueva tecnología aplicada en la comunicación masiva de los últimos 50 años, ha creado un frenesí que ciega, trastorna y adoctrina en su nuevo dogma basado en el consumismo y la adoración del dinero y bienes suntuosos.

Esta sociedad, confundida por no encontrar el equilibrio entre su soberbia material y sus pálidos valores abstractos desvalorizados, ha creado verdaderos monstruos de mil cabezas que se manifiestan, en términos generales, en las siguientes consecuencias:

1. PÉRDIDA DE VALORES. Donde nada es tan importante como la acumulación de riqueza y bienes materiales suntuosos. Al ser los principios éticos y morales conceptos abstractos sin ningún peso económico, quedan fuera del interés social.

2. DESINTERÉS EN DOCTRINAS SOCIALES. Los ideales políticos, religiosos o éticos, si no tiene una connotación económica son desechados de esta sociedad por sus integrantes, un ejemplo claro es el abstencionismo electoral.

3. FALTA DE SOLIDARIDAD. Debido a que es poco atractiva por no venir aparejada con una remuneración económica, reconocimiento o veneración personal ante la sociedad, la conciencia del bien común tiende a desaparecer por un individualista sentido de adoración personal.

La endeble solidaridad social, la falta de participación, el egoísmo y la cómoda posición de dejar todo bajo la responsabilidad de sus gobiernos, sintiéndose ajenos a todos los problemas comunitarios y sociales, provoca un lento avance con una gran vulnerabilidad al estar esencialmente divididos.

4. MATERIALISMO PURO. Se manifiesta mediante un consumismo irracional e ilimitado, que conlleva a tratar, a toda costa, encontrar satisfacción externa para llenar el vacío de la falta de valores y principios internos (necesarios en todo ser humano).

5. CONCEPTO ERRONEO DE LA LIBERTAD. El abuso, justificación de todos los actos sociales o individuales amparados en las Libertades a las que tiene derecho el hombre, ha trastornado los derechos de otros y hasta el bien común, confundiéndolo con un irresponsable libertinaje.

6. EDUCACIÓN FORMAL Y OCUPACION LABORAL. Condicionados por este ambiente social, la mayoría de los jóvenes primero piensan en la remuneración y después en lo que deberán estudiar para lograrlo. La selección de alguna carrera o profesión no se hace por la satisfacción del conocimiento y el beneficio para su sociedad. De hecho, es lo menos importante. Sin darse cuenta, esto detiene el crecimiento de la sociedad por el poco compromiso y trabajo de sus integrantes, para alcanzar con dedicación y constancia la superación en sus profesiones. La insatisfacción y la frustración se presenta ante la necesidad de esforzarse más de lo acostumbrado, buscando dinero fácil, muchas veces mediante el fraude o robo en su ámbito laboral.

7. NEGACIÓN DE LA DIGNIDAD PERSONAL. Se aprecia con mayor admiración social a un individuo con posesiones económicas importantes, independientemente de su origen que la persona honesta viviendo modestamente.

8. FRUSTRACIÓN INDIVIDUAL. La desigualdad en el bienestar social, su promoción continua en los medios de comunicación y el adoctrinamiento materialista, crean en los individuos una frustración constante al verse imposibilitados de alcanzar todos los bienes que les dicen necesitan para obtener el éxito en sus vidas y que realmente no requieren para vivir.

9. CORRUPCIÓN. Este mal generalizado recae en todos los niveles de la sociedad, sin distinguir países, creencia religiosa, actividad o zona geográfica. Al ser todo una mercancía o recurso de producción, de acuerdo a la doctrina materialista, todo se puede comprar; hasta la voluntad de los individuos, la cual tiene también un precio, ajustable de acuerdo a su ambición.

10. DESTRUCCIÓN DE LA FAMILIA. La célula básica de cualquier sociedad es la familia, en donde nacen y se imprimen los principios, valores y carácter de los individuos; su destrucción conlleva desequilibrio e inestabilidad social.

La exacerbada ambición de sus integrantes y el culto al egocentrismo, promovido por su visión materialista insaciable, descuida el principio de esa alianza, de apoyo desinteresado y generoso, dividiendo y desquebrajando la estructura familiar. Las responsabilidades económicas, creadas por el entorno actual, han sobrepasado a los padres que equivocadamente tienden a intentar satisfacerlas, cambiando el tiempo destinado a la crianza y vigilancia de los hijos, por largas jornadas de trabajo. Esto necesariamente ha propiciado su descuido y distanciamiento con la pareja.

11. VIOLENCIA APRENDIDA. Todos los medios de comunicación se encuentran sumergidos en una constante guerra por aumentar su nivel de audiencia. Lamentablemente muchos de ellos, de manera irresponsable, acuden a temas e imágenes que ensalzan la violencia y los instintos más precarios del hombre. Cine, TV, Teatro, Periódicos, Revistas y Radio, influyen de manera decisiva en las preferencias y costumbres de las personas, sobre todo en los países subdesarrollados, donde el nivel de educación formal apenas supera la primaria y la información escrita consultada apenas alcanza el medio ejemplar por año, disminuyendo enormemente su criterio de discriminación.

El constante bombardeo de hechos violentos, que aumentan de forma importante los niveles de estrés social y la poca efectividad en la aplicación de castigos a los delincuentes, anima a muchos a correr los riesgos y a hacerse rápidamente de los tan buscados bienes económicos o a cometer cualquier otro acto en contra de la sociedad y sus integrantes.

En conclusión, el sentimiento de fracaso en el trabajo, actividad, profesión o familia; por la imposibilidad de alcanzar las metas idealizadas, deriva en una marcada frustración personal, lo cual empuja al hombre a manifestar distintos grados de violencia.

Pensando que es la única forma de alcanzar un significado en sus vidas, creídas miserables, los individuos se animan a transgredir conscientemente las normas y convencionalismos, esperando sobresalir a costa de lo que sea, en un ambiente social donde lo más importante es la riqueza impersonal y fama material en contrapartida de los olvidados principios éticos y morales, que pudieran detenerlos.

Es de suponerse que todas las acciones encaminadas a contrarrestar este ambiente o error social y sobre todo a fortalecer los principios y valores con la participación solidaria de sus integrantes, nos dará mayor esperanza de corregir el camino y aspirar a construir un futuro con mayor certeza y respeto.

Es momento de dejar de atender sólo las consecuencias considerando como única solución el aumento de la represión de los individuos por medio del endurecimiento de leyes y sanciones, así como del aumento de las fuerzas del orden. Debemos encontrar el equilibrio entre la voraz organización económica de la sociedad y los valores internos de la humanidad, fortaleciendo a nuestras familias y a los principios fundamentales que de ellas emanan.


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