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Manuel Hernández

¡Papá, mamá, juntos o separados pueden hacer equipo!


Papá, Mamá, ¿tienen idea de los retos y los riesgos que estamos enfrentando actualmente con nuestros niños y adolescentes? ...

Con ésta pregunto inicio la conferencia que actualmente estoy impartiendo con éste tema y ¿saben por qué? Porque lamentablemente muchos papás y mamás hoy en día no tienen conocimiento de muchas tendencias y modas que se están dando en las escuelas con sus hijos. Muchos me miran con sorpresa y admiración al ir mencionando datos estadísticos de problemáticas como el Slimming, Cutting, Depresión, Redes sociales, Bullying, modas como “el darse”, la ruleta sexual, entre otros.

Llama fuertemente la atención saber que muchos pequeños inician con el consumo de alcohol a edades muy tempranas, por ejemplo, tuve el caso de un pequeño que a los 9 años fue sorprendido por su mamá con una botella de tequila que se llevaba en su mochila para un campamento escolar. El ver como modas como “el darse” es una de las razones por las que muchas adolescentes tienen relaciones sexuales a edades muy tempranas (12-13 años), no es gratuita la estadística en México que nos revela que entre los 13 y 19 años de edad es la taza de población más fuerte en la que se presenta un embarazo. Como éste podría enumerar un sinfín de ejemplos de situaciones que se viven de cerca en la práctica clínica y que van más allá de lo que se lee en noticias y/o redes sociales.

La pregunta que lanzo frente a ello es: ¿dónde están los padres? Y no es una pregunta moralista o juiciosa ya que entiendo perfecto que parte de la dinámica cotidiana de muchas familias en nuestro país implica que papá y mamá trabajen, no es ajeno para nadie el saber que en un trabajo de oficina se invierten por lo menos unas 10 horas al día y eso sumado a las horas que pasamos en el coche por el tráfico o bien en el transporte público. Esa parte se puede entender perfecto, sin embargo, hay otras razones por las que muchos padres no logran hacerse presentes en la vida de sus hijos, entre ellas está el no saber cómo acercarse, una dificultad para vincularse y una tercera que me gustaría abordar: ¡los conflictos personales y de pareja!

Muchas parejas se pierden en sus conflictos y dificultades al punto de lastimarse fuertemente teniendo como desenlace el separarse o divorciarse, otros quieren tener la fachada (por decirlo de alguna manera) de tener una relación, pero no están conscientes del esfuerzo que implica tenerla y optan por irse colocando en un lugar de víctimas sintiéndose defraudadas en el amor culpando a su pareja por el fracaso. Ahí es cuando se abandonan a sí mismos y de paso a sus hijos.

En palabras de Jorge Bucay, amar a alguien “es el desafío de deshacer aquellas proyecciones para relacionarme verdaderamente con el otro”, la cual nos deja saber claramente que en la medida en que cada quien se asume responsable de sus decisiones y sus elecciones (mismas que son producto de la concepción que tenemos del amor, las relaciones de pareja y la familia) podrá comprender que en muchos de los casos son resultado no solo de nuestra personalidad, sino de nuestras carencias emocionales y conflictos no resueltos.

Amar, es una decisión y eso implica tener claro que mi pareja no es responsable de mi felicidad y tampoco tiene porque cumplir de lleno con mis expectativas, cuando esto se logra consolidar se está listo para una relación mucho más madura y sana que nos permite separar conflictos personales de los de la pareja.

Si esto se consolida, separar la relación entre la pareja parental y la amorosa será mucho más asequible, dicho en otras palabras, es mucho más fácil hacer a un lado los conflictos propios de la relación del vínculo y educación de nuestros hijos, es decir, cuando te peleas o te divorcias es de o con tu pareja, no de o con tus hijos. Así es mucho más sencillo enfocarse y hacer un frente común en la formación de nuestros hijos teniendo como base: ¿Qué queremos lograr en su educación?, hijos obedientes, tolerantes, que respeten la autoridad, etc.

Si lo anterior lo tenemos claro, ¡el reto será implementar una serie de acciones o estrategias que nos ayuden a alcanzar la meta! El resultado de lo antepuesto recaerá en por lo menos tres cosas:

1.Tendremos hijos más sanos y maduros emocionalmente.

2.Podremos estar tranquilos de que sabrán ponerse a sí mismos y a los demás límites en torno a situaciones que los pongan en riesgo.

3.Serán adultos que saben enfrentar los retos de la vida resilientemente.


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