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Repensemos las maternidades lejos del violento amor romántico.

Actualizado: 12 dic 2023




“Mamá: te queremos sana, feliz, informada

Bonita, responsable y en tu día,

Queremos que sepas tus derechos” (*)


Aún con el reconocimiento de que la maternidad tiene muchas formas en su ejercicio, en pleno siglo XXI nos encontramos con el predominio de una sola, la misma de varios siglos atrás: aquella donde las mujeres dan su tiempo, intereses, sueños, incluso la vida… porque se trata de su más valioso proyecto.


Aprovechando el “mes de las flores”, mayo, nos damos a la tarea de reflexionar cómo en pleno festejo del día de las madres se sigue exaltando a esta figura como la tierna, abnegada, amorosa e incansable cuidadora de su prole. Así entendemos que los cambios sociales y culturales se dan de forma lenta, con resistencias, y aunque ha habido evoluciones sorprendentes, todavía conservamos hábitos, creencias y prejuicios correspondientes a otros tiempos y ningún continente se queda exento de esta situación.


La Cenicienta (1697) es una novela de Charles Perrault del siglo XVII, yo me encontré (navegando en la web) Cenicienta y el CEO, una moderna mujer de nombre Wu Tong, quien presenta ciertos cambios; ejerce una profesión ligada a los negocios, tiene un salario que le permite vivir al día y rentar un departamento en la ciudad-capital de China y como madre soltera vive con su hijo de 4 años y recibe apoyo para cuidar al niño, de su mejor amiga y vecina. La familia de Cenicienta no la respalda, viven en otra ciudad y se enojaron con ella por su embarazo.


En esta versión, en lugar de un apuesto príncipe, ahora presentan a un gallardo Chief Executive Officer (CEO), la persona que ocupa el encargo más importante de una corporación. Este personaje dice que un caballero “debe ser valiente, fuerte y solidario y dispuesto a ayudar a la gente y a asumir la responsabilidad de su conducta”. Definición que nos regresa a la Cenicienta original que refería príncipes y caballeros. En la serie es un personaje muy altruista, porque serlo le permite obtener ciertos beneficios.


Presentadas las características de los personajes principales, todo inicia en el “baile” que es una fiesta de la empresa donde ambos trabajan y coinciden, él se emborracha y ella lo ayuda a recuperarse y tienen un encuentro sexual de una noche; él no la conoce y hasta la confunde con otra mujer y claro está, la peor parte la lleva Cenicienta que queda embarazada y sin decir nada se retira de la empresa. Situación consecuente con el típico amor romántico forjado desde una concepción patriarcal situada en las desigualdades de género, la discriminación contra las mujeres y la sumisión de ellas a la heterosexualidad como única forma de relación afectivo-sexual (Ruiz, Carmen; 2009:7).


Cinco años después, por un accidente que le ocurre al hijo de Cenicienta en un evento público donde participaba el CEO, queda al descubierto que es su hijo y eso cambia la vida de la protagonista, porque el empresario se empeña en obtener la custodia del niño y aunque ella declara que “a menos que muera, nadie podrá quitarle a su hijo”, él con todo su poder y dinero logra hacerlo, al más puro estilo de los patriarcas. Aprovecho en este punto del relato para citar a Victoria Sau (2000), sobre cómo el patriarcado busca imponer “el sometimiento de las mujeres y su reducción a ser madres les hace alzarse como padres: y como padres se apropian de los hijos para aumentar el rendimiento en beneficio de los padres más poderosos…” Es el momento de la lucha y los acercamientos.


El CEO insiste en señalar una y otra vez que ese pequeño es el sucesor que se encargará de guiar los intereses de la corporación familiar; su propia madre le exigía casarse por conveniencia para fortalecer la empresa, pero sobretodo tener un hijo para cumplir esa tarea, así que el descubrimiento de un “hijo ilegítimo” le sentó muy bien. El CEO es distante, gélido, pedante, autoritario y hace gran alarde de machismo y misoginia, aunque poco a poco se va “derritiendo”, mientras Cenicienta es una figura de fragilidad física, y como las representativas princesas de los cuentos, se tuerce el tobillo, se cae, por supuesto se desmaya; pese a esto, tiene un carácter firme y muchas veces rebelde, lo cual hace que la trama se llene de encuentros y desencuentros, lo típico del amor romántico.


La serie o novela se apega al estereotipo que señala una socialización diferencial tradicional para mujeres y hombres. De acuerdo con Victoria Ferrer y Esperanza Bosch, “se ha esperado de (los hombres) que sean exitosos en (el ámbito público), se les ha preparado para ello y se les ha educado para que su fuente de gratificación y autoestima provenga del mundo exterior (…) se les ha reprimido la esfera afectiva; se han potenciado sus libertades, talentos y ambiciones (…) y el valor del trabajo se les ha inculcado como obligación prioritaria y definitoria de su condición” (2013: 4-5).


El drama cumple con todos los estereotipos, hasta “el villano” de la película que inventa una infidelidad, la cual justifica jalones, empujones, enredos, insultos, humillaciones contra Cenicienta. Como respuesta a la atribuida traición cometida por la protagonista, y pese a que ella una y otra vez niega haber sido infiel, el CEO no le cree, hasta que lo aclara el supuesto amante de ella y lo convence de “que no pasó nada”. Es decir, la palabra de la mujer no vale, sólo el testimonio masculino consigue la credibilidad y el perdón. Pero, malas noticias, Cenicienta desaparece de la escena y nadie sabe a dónde se fue, además de que está embarazada por segunda ocasión. Por fin la encuentra, y cuando parece que ahora sí tendrán una relación “hasta que la muerte los separe” ocurre la nueva tragedia: un tumor en el útero y se plantea la necesidad de un aborto y los ginecólogos (mayoría hombres, una sola ginecóloga que nunca habla) indican al CEO qué hacer en el cuerpo de Cenicienta. A ella no la consultan, aunque suplicante y llorando logra imponerse. El cuerpo de las mujeres regido por las normas masculinas.


Vale aclarar que algunos de los comentarios de quienes visitan los sitios donde se presenta la serie, suelen considerar al CEO como “muy varonil, apuesto y seductor…” el amor romántico ¡si vende! Y tiene amplia aceptación; pese a ser un tema bastante predecible logra atrapar a muchas personas pues cuentan con varios miles de seguidores en diferentes canales fascinados con este drama. Hemos de reconocer que la vieja China siempre grandiosa y con todo el misterio que la envuelve, en estas series pareciera que su objetivo es borrar aquella igualdad de antaño y ahora vale presumir personajes que viven con gran boato y enorme similitud al mundo occidental capitalista del primer mundo.


Y su pretexto de la ficción, habría que repensar las maternidades con más apoyos colectivos, políticas públicas con perspectiva de género, para que sea una tarea más social… educar a las nuevas generaciones para que la sociedad deje de estigmatizar a las madres solteras y a la niñez sin padre, porque tal situación sigue vigente. Podemos ver que la maternidad única por abnegada y sufriente, así como el amor romántico con todas sus violencias, siguen tan vigentes en pleno siglo XXI en la gran mayoría de países y continentes.


Referencias:

(*) Fundación para estudio e investigación de la mujer. Buenos Aires, Argentina.

Ferrer Pérez, Victoria y Bosch Fiol, Esperanza “Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa”. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, vol. 17, núm. 2, enero-abril, 2013, pp. 105-122 Universidad de Granada. Granada, España.


Ruiz Repullo, Carmen (2009). Abre los ojos. El amor no es ciego. Sevilla: Instituto Andaluz de la Mujer. Consejería por la Igualdad y Bienestar Social. Disponible en: file:///C:/Users/Carolina/Documents/2022/Infidelidad%20Artículos/Maternidad%20y%20amor%20romántico/abre-los-ojos-el-a

Sau, Victoria (2000). Diccionario ideológico feminista. Volumen I. Icaria. La mirada esférica. Barcelona.

El CEO donó sangre para el niño, ¡finalmente cree que el hijo de Cenicienta es realmente su hijo!

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