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Sexualidad y duelo.


"El amor es una esperanza Y el dolor La ruptura súbita e imprevisible De esa esperanza" J.-D.Nasio

La muerte o pérdida de la pareja, es calificado en primer lugar entre los acontecimientos de vida de mayor estrés, considerándose además como una causante importante en el desarrollo de enfermedades físicas. Todo duelo conlleva un proceso integrado por etapas y de duración entre los 6 meses a 2 años si no se deriva a un proceso psicopatológico por su no elaboración y aceptación. Proceso que depende de factores tales como: características personales, edad, sexo, religión, duelos anteriores, personalidad, cultura, experiencia, creencias, sensibilidad, inteligencia y otros.

En la generalidad de los casos, al fallecer el ser amado, se desencadena en la pareja la necesidad de aferrarse a su imagen, a su recuerdo, de retenerlo, el dolor de amar lo hace presente.

Desaparecen las ganas de vivir, se pierde el apetito, el deseo de salir, y a su vez el deseo sexual se “pone de lado”. Preguntas como: “si él/ella se ha ido, ¿cómo voy a tener placer? ¿Cómo voy a tener una relación sexual…cómo? Emociones encontradas deseo y culpa…Se llora no sólo por el que partió sino por ese otro duelo, puesto en la misma sexualidad puesto que se sabe o se intuye que-¡ya no se va a vivir la misma sexualidad!. Los vínculos cambian, se reestructuran nuevos, y en ocasiones solo proporcionan frustración, proceso de duelo no completado. Así, nada de lo que pueda aportar otra pareja va a ser satisfactorio, porque aún, no se está en disposición de recibir ni de entregarse. Se desfila de una relación a otra pensando en que ninguna es la correcta.

En otros, la tristeza la externan mediante una alegría excesiva, buscan con frecuencia el alcohol, las parrandas y la gratificación sexual como manera de evitar sentirse tristes: “El cuerpo ansía ser tocado, besado, abrazado”.

Sólo queda, vivir el proceso de duelo desde sus inicios con su negación hasta la aceptación dolorosa de una realidad para estar en la posibilidad de recuperar el goce perdido y en el caso de no lograrlo en un tiempo prudencial acudir a la ayuda psicoterapéutica que promueve la elaboración y aceptación de la pérdida.

“Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor” .

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