top of page
Jorge Rafael Martínez

SIGMUND WACTHER EN PEROTE

Actualizado: 30 oct


Autor: Jorge Rafael Martínez Azuela


Dedicado a los alemanes e italianos confinados en la Fortaleza de San Carlos en Perote, Veracruz, durante la Segunda Guerra Mundial, muchos al terminar la conflagración y recuperar su libertad, hicieron vida y Patria en México, aportando sus talentos y trabajo a nuestra nación.


El Tren. . .


Todos los días a las 6 de la mañana, sonaba con estruendo y vigor el silbato de la potente Máquina que llegaba proveniente de las ciudades de México y Puebla, haciendo escala en Perote, enganchando nuevos vagones de pasajeros y de carga con papa, madera y arena principalmente.  A las 9 de la mañana, retomaba su camino al Puerto de Veracruz, haciendo parada en Xalapa, para hacerse de nuevos cargamentos como café, miel de abeja, frutas diversas, vainilla, entre otros productos.


La fricción de los raíles al frenar la potente Locomotora producía un rechinido, que se escuchaba con gran estrépito y servía, junto a su sonoro silbato, como un despertador, produciendo una extraña algarabía en los internos de origen alemán e italiano confinados en el Fuerte de San Carlos en Perote, con motivo de la 2ª Guerra Mundial.  Los Guardias de la Fortaleza no entendían del todo, el porqué, ese alegre despertar producido por el tren y el silbato, generaba tanta expectativa entre los presos.


El gobierno de Ávila Camacho había decidido reunir a todos los italianos y alemanes avecindados en territorio nacional, y también a aquellos que tuviesen alguna razón comercial, y, sobre todo, a quienes no pudiesen justificar su estancia en tierras aztecas. Las presiones de los gobiernos de Roosevelt y Truman, respectivamente hacia México, eran muy fuertes, y no cejaban en su esfuerzo de presionar a nuestro país y del cómo se debía referir la política exterior mexicana hacia las potencias del eje (Italia, Alemania y Japón).


Los Estados Unidos de hecho, habían logrado que el gobierno mexicano tomara acciones concretas como confinar alemanes, italianos y japoneses en Centros de Detención como lo fue caso del Fuerte de San Carlos en Perote desde 1942. Pero Roosevelt, pese a las presiones, no había logrado que nuestro país declarara la guerra a Mussolini, Hitler e Hirohito.


El hundimiento de los barcos mercantes mexicanos “Potrero del Llano” el 13 de mayo de 1942, y unos días después “El Faja de Oro” el 20 de mayo de ese mismo año, no le dejaron otra opción al gobierno mexicano que declarar “El Estado de Guerra” el 22 de mayo de 1942. El Presidente Manuel Ávila Camacho convocó al Congreso de la Unión a una sesión extraordinaria, para otorgar al Ejecutivo Federal la facultad de declarar “Estado de Guerra” entre México y las potencias del Eje.


En los círculos políticos de la Unión Americana, se sabía y preocupaba que, entre un sector de la población mexicana, existiera simpatía hacia la causa germana. La invasión al Puerto de Veracruz de 1914 por tropas norteamericanas, y el caso del famoso Telegrama Zimerman a inicios de 1917, estaban aún muy cercanas, siendo estos acontecimientos en el marco de la 1ª Guerra Mundial. El ministro de asuntos exteriores de Alemania, Arthur Zimmermann, envió al Embajador de Alemania en México (Heinrich Von Eckhardt) un telegrama en el cual se le ofrecía a nuestro país la devolución de los territorios perdidos en 1848, si México apoyaba a Alemania en la Gran Guerra. Estados Unidos vía sus servicios de inteligencia intercepta dicho Telegrama, y esta misiva fue una excusa más para su participación en la primera gran conflagración mundial.   


Durante la 2ª Guerra Mundial, el sentimiento pro alemán en parte de la población mexicana (como se mencionó anteriormente) era significativo. En México siempre ha existido un afecto muy especial por todo lo germano, sentimiento que aún perdura hasta nuestros días.


Quizás esta simpatía sea más antigua de lo que pensamos, y bien podría remontarse al inicio del Virreinato de la Nueva España, en que la Casa de los Hasburgo reinó en la España peninsular, partes de lo que hoy son los Países Bajos, sur de la Alemania actual y Nápoles en la hoy Italia; así como en sus Virreinatos en América y Filipinas. Período que abarcó desde el siglo XVI hasta el inicio del XVIII, en que los Hasburgo fueron sustituidos por los Borbones. Al recibir Carlos V de Alemania y I de España, de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo la corona del Sacro Imperio Romano Germánico, se iniciaba esta dinastía en tierras otrora mexicas, tlaxcaltecas, purépechas, mayas, yaquis, rarámuris, cuahuiltecas, y que sería un Virreinato de dimensiones colosales y la joya del imperio español.


La forma de gobernar de los Hasburgo en la Nueva España fue más empática hacia las culturas originales, y consecuentes con las nuevas generaciones de criollos que, durante casi dos siglos (XVI y XVII), período que fue el inicio del mestizaje y formación de esta nueva nación que al tiempo sería México. Ya en 1700, los Borbones llegan con ideas y conceptos más centralistas y fiscalizadores, provocando a lo largo del siglo XVIII, diversos movimientos sociales de corte emancipador, que culminarían en el XIX con la Independencia.


Si bien la influencia francesa, llegó en el siglo XIX a impostarse con mucha más fuerza, sobre todo en el porfiriato en la arquitectura, el arte, el derecho, la filosofía y muchos temas más, lo alemán mantuvo su simpatía entre la población, lo que hizo que muchos congeniaran con la causa germana.


A la fecha se sigue sospechando que los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, sí sabían que submarinos alemanes apostados en el Golfo de México, atacarían embarcaciones de nuestra bandera. Al no prevenir al gobierno mexicano y no dar aviso alguno, permitieron estos ataques, y así Ávila Camacho se vio obligado a dejar de lado la neutralidad de México y entrar en la 2ª Guerra Mundial.


A finales del siglo XIX, existía un intercambio comercial muy importante de México con Alemania, que se fortaleció en los primeros 40 años del siglo XX. Esto disgustaba y mucho a los intereses de los Estados Unidos, quienes estaban decididos a frenar este intercambio comercial, y la Guerra les ofrecía una oportunidad para presionar, y de ser el caso obligar a nuestro país a comprar tecnología estadounidense a como diera lugar. Así, las excelentes herramientas alemanas, enseres, automóviles, máquinas locomotoras y todo material de ferretería pronto cayeron en desuso, al no existir refacciones suficientes y la tecnología alemana fue rápidamente sustituida por la norteamericana, que, dicho sea de paso, eficiente pero inferior en calidad a la germana.


Rutas Navieras Comerciales en peligro por la Guerra


Los barcos mercantes, seguían su tránsito a pesar de los peligros de la guerra en el Atlántico, pero los efectos de la conflagración se sentían cada vez más en detrimento del comercio, y, por ende, menos marineros llegaban a Veracruz, y los que lo seguían haciendo tenían que estar más días, inclusive semanas, y pasar por las aduanas cada vez más estrictas, mayor control y vigilancia hacía el personal de los navíos y sus mercancías. Había ocasiones que debían aguardar hasta un mes para poder zarpar, y esto provocó la quiebra de no pocas empresas navieras. Esto aumentó el contrabando, vía las costas de África occidental, aquí la “neutralidad española” y su dominio del Sahara Español y Marruecos nación árabe con férrea e importante presencia francesa, lo que abonó el flujo de mercancías de Europa hacia América, vía los puertos de esta región africana.


El puerto de Casa Blanca-la famosa y mítica ciudad-fue centro de operaciones de los espías más connotados de la época, encuentro de mandatarios de talla internacional donde decidían el futuro del mundo, y también a Casa Blanca se trasladan los placeres y pecados de los Cabarets de Berlín y Paris, haciendo de este famoso puerto, el cenit de decisiones geopolíticas y esfera de los placeres y vicios humanos en sus Casinos, donde las apuestas, el juego, las bebidas finas, el mejor tabaco y los puros caros se sumaban a la exquisitez de poder ver y gozar a las mujeres más bellas. Casa Blanca marcaba así un mito, que marcó toda una época.  


Así, al pasar el tiempo, los entretelones de la guerra, metían a México en cuellos de botella, con escenarios cada vez más complejos, hasta que no tuvo más opción que empezar a cumplir las exigencias del Tío Sam, empezando por recluir y confinar a cientos de italianos y alemanes en el Fuerte de San Carlos en Perote, que fue habilitado como “centro de control” en 1942.


Los internos y marineros Sigmund Wacther y Roberto Capelli


Mientras tanto en el hermoso valle de Perote, las vías férreas se llenaban de pujanza al ser el último destino del altiplano central y meseta de Anáhuac, antes de bajar desde las imponentes laderas del Cofre de Perote y empezar a deslizarse hacia las cálidas y tropicales tierras veracruzanas, bañadas por el Golfo de México. Además de la Locomotora Madre, como la llamaban, había otro tren proveniente de Puebla, que llegaba en la madrugada tres días a las semanas (martes, viernes y domingos). Este pequeño ferrocarril venía “puebleando” por un ramal-ferroviario que iba haciendo escalas en diversas poblaciones, cargando pasajeros, mercancías a menor escala, mismas que eran henchidas a la Locomotora Madre.


Esta pequeña Máquina con sus discretos vagones de pasajeros y carga, llegaba a Perote a las 4 de la de la madrugada y su sonido, si bien los de un tren cualquiera, para Sigmund Wachter le despertaba un gozo en su interior y añoranzas de su niñez y juventud. Por alguna razón, el silbato de este ferrocarril era muy similar al tren que llegaba a su natal Bamberg en la Frankonia alemana. Al tiempo se enteraría que, efectivamente, esa Locomotora de menor calado, era de fabricación teutona.


Esa noche de invierno de 1943, era por demás helada y calaba hasta la médula de los huesos de los internos. Al mando del Campo de Concentración-como se le conocía a la Fortaleza de San Carlos-se encontraba el Coronel del ejército mexicano Facundo Tello, de trato humano, empático y gentil, quien había ordenado a los distintos mandos y guardas hacer hogueras afuera de las celdas, y obtener así trozos de carbón y madera que eran llevadas en carretillas, y puestas sobre sobre gruesos cuencos de metal al interior de las cámaras, mitigando las frías noches del invierno peroteño, que en las grandes cámaras de la Fortaleza, de gruesos muros, hacia efecto de refrigerador.


El Coronel Tello había donado pijamas y calcetines de lana y gruesas cobijas, además de permitir que los internos tuvieran acceso a café para cocer, miel, vainilla, pan dulce y algunos enseres para hacer algún caldo de pollo y papas.


Ese enero era uno de los más fríos y lluviosos que se tuviera memoria.


- ¡Miren está nevando! Exclamaba jubiloso Sigmund.


- ¡Que cojones los tuyos de pararte siempre con ese tren de madrugada! Ahora con tu locura de salirte de la celda y abrazar la nieve que está cayendo, le decía Roberto Capelli, un espigado y alto italiano de Bolonia, ingeniero geólogo, comerciante, amante de las mujeres, el vino, el tequila con café y las pláticas filosóficas…


-Anda Sigmund, aprovechemos las brasas para hacer un poco de café y platicar. Tengo un poco de Tequila y así le damos más sabor al café. La nieve que logras alcanzar a sentir son solo algunas plumas que duraran unas horas, en lo alto del Cofre de Perote ahí sí, se juntará mucha nieve y tendremos hermosas vistas nevadas al menos por tres semanas.


Pero anda que el frio cala muy fuerte, haced el café. Trae la cazuela, ponle agua que haré una sopa de papa con algo de cebolla y zanahorias.


-Tengo pan duro como se hace en Alemania, me lo han traído esta mañana.

Mientras disfrutaban de su aromático “café con tequila”, el olor a sopa de verduras, les transportaba a sus recuerdos de niñez y juventud.


-Este olor a sopa de papa me recuerda a la cocina de mi madre en Bamberg. Toda buena cocina alemana debe oler a sopa de papa y col, exclamaba emocionado Sigmund, al tiempo que retiraba de forma discreta una lágrima al evocar recuerdos de su tierra.


-Ya saldremos Sigmund, exclamaba positivo Roberto. Al menos no estamos en Europa en el frente exponiendo nuestras vidas. Esta guerra sin sentido nos ha traído puras desgracias, pero seamos positivos, México nos ha tratado bien y mira que hasta el Coronel nos ha dado tareas. A mí los mapas y temas de geología y suelos, y a ti ya te ha encargado que clasificaras el Archivo Histórico y la Biblioteca de la Fortaleza. Seamos pacientes, este conflicto no creo se vaya a prolongar más de dos años, mientras tanto vivamos de manera inteligente y sigamos cooperando de buena gana. Además, ya tenemos camino y negocios andados aquí en México. Mejores cosas vendrán para nosotros en estas tierras, así será, ya lo verás. Lo importante es, te repito, ser muy cautos, pacientes y no dar excusa alguna que tras terminar la guerra nos deporten a Europa, la meta es poder quedarnos en México.

-Que así sea, decía Sigmund ya más animado tras las palabras del geólogo Capelli y chocando sus tazas los dos amigos brindaban por las promesas de potenciales albricias y parabienes en tierras aztecas...


-Deja te muestro la fotografía de mi esposa Mariana y mi beba Edain…


- ¡Hombre que son hermosas tus mujeres y la niña como ha crecido! Venga brindemos con más café y tequila por ellas. . .


- ¿Qué planes tienes una vez que termine la guerra y nos liberen?


-Traerme a mi mujer y a mi hija a Perote, este lugar tiene todo y me recuerda mucho, mucho a Bamberg, de hecho, tengo un terreno aquí, ya vez que anduve por varias partes del país y desde el inicio este valle peroteño me gustó.


Marinos mercantes Sigmund Wachter (alemán) y Roberto Capelli (italiano), habían surcado los mares del mundo. Sigmund en el barco Hameln y Roberto en el Giorgio-Fascio. Tenían desde 1934 viajando de Europa a Cuba y al Puerto de Veracruz, ruta que era muy rentable, y las tripulaciones además de ganar buen dinero, le habían tomado gusto por México, pues algunos de sus marineros habían hecho negocios, encontrado el amor o comprado alguna propiedad.


Mariana en el Puerto conoce a Sigmund


En enero de 1938 Sigmund Wachter hacía posada en un hostal y taberna de mala muerte, gozando de mundanos placeres con hermosas mujeres piel azúcar morena, buen licor y música de danzón. Así transcurrían sus lúdicas jornadas, entregadas al hedonismo en su máxima expresión.


Una noche de luna llena, iluminaba al hermoso puerto de Veracruz, engalanando al Fuerte de San Juan de Ulua con traje de majestad color plata lunar. Algo había en el ambiente, de fuerza mística de mar y trópico que le motivaba a dar una larga caminata por el centro histórico y el malecón. No podía faltar un ron y tomar café negro en los Portales, para terminar con una típica infusión cafetera lechera con una canilla, en el famoso café de los políticos jarochos.


Siguió su andar nuevamente a los Portales, haciendo otra parada, para bailar Danzón, baile al que se había hecho aficionado y tomó otro ron con un café expreso (la primera máquina de café expreso llego a Veracruz durante el Segundo Imperio con los franceses, y el café propiamente desde 1740 a la Nueva España). Estaba inquieto como si presintiera que algo cambiaría su vida esa noche, y así sería…


No llegó al Hameln donde tenía su Camarote, fue a donde “su lugar favorito”, donde se hospedaba cuando no se quedaba en la embarcación. La Posada y Hostal “Las Patronas”, era su hogar y refugio en el puerto de Veracruz. Al entrar, le recibió Doña Marcela la dueña del lugar y comadrona de muchachas, le llamó por su nombre en español (Sigifredo) y con voz fuerte y firme le dijo:


- ¡Sigifredo te tengo a la mujer de tu vida! Es una princesa de Misantla, una reina Totonaca, y será para ti…


-Mándeme a la muchacha, la espero en mi habitación.


-Acomódese mi Líder de los mares, ahí le mando un ron con unos ostiones y camarones para que tenga fuerza mi Sigifredo.


En su cuarto, Sigmund fumaba plácidamente un buen puro de los Tuxtlas, acompañado de ron añejo, tras haber dado cuenta de los ostiones y camarones enchilados a la mexicana, cuando entró Mariana de la mano de Doña Marcela:


-Aquí está la princesa Sigifredo.


Sigmund al ver la belleza, rostro angelical, formas y textura de la muchacha, le hicieron quedarse sin palabras. La lozana jarochita piel canela le despertó un intenso deseo como nunca había experimentado. Aquello fue el despertar de un apetito salvaje, primitivo, que se mezclaba con un inexplicable sentimiento de amor a primera vista.


-Que no nos interrumpan para nada Doña Marcela. Tenga este dinero para toda la noche, hasta el amanecer, solo tráiganos algo de comer, más ron y ostiones. Para mañana en el desayuno, vaya viendo unos chilaquiles con mucho pollo en salsa verde y café de olla muy caliente.


- ¡Claro que sí mi Líder don Sigifredo!


Mariana, era una autentica belleza, de físico refinado y delicado, pero al tiempo generoso, sin exageraciones, con una piel suave y tersa, ojos negros ligeramente aceitunados con una mirada de profundidad que travesaba las conciencias, un rostro y boca angelicales. Desde esa noche, Sigmund quedó prendado de la joven, y se juró a si mismo conquistarla hasta enamorarla y hacerla su esposa muy pronto.


Mariana era la sensación y su fama estaba en boca de todos los marineros quienes llegaban a realizar pequeñas subastas y apuestas con tal de poder tener la dicha de estar con la hermosísima Mariana. Doña Marcela sabía que esa época dorada no sería para siempre, y notó que había un afecto de Marianita hacia Sigmund, relación que ella misma alentaba. La Comadrona era una mujer muy especial, y a cada una de sus muchachas les hacia un cochinito (alcancía), para cuando se fueran del negocio, se llevarán un buen dinerito extra.

Después de conocer y estar con Mariana, Sigmund volvió a zarpar por los mares y así recorría las rutas comerciales en su navío, pero siempre enviaba un telegrama desde el puerto anterior en cual se encontraba con el fin de avisar a Doña Marcela, en cuantos días llegaría a Veracruz y así, apartar a Marianita por tres días completos. ¡Esto era una verdadera fortuna!  En esa temporada Sigmund se hallaba en Cuba, así el telegrama y el dinero salían de la Habana, donde se encontraba en barco Hameln, anunciando que en breves días estaría arribando al Puerto de Veracruz.


Sigmund deseaba con vehemencia a su jarocha “canelita”, como él la nombraba, y al apartarla se evitaba andar pasando por apuestas y subastas. Marcela la comadrona, tras recibir el telegrama y el dinero, pronta enviaba a Mónica al mercado y a la tienda de ultramarinos “Los vascos más jarochos”, donde se hacían de viandas, vinos, licores, puros, y también a enterarse de los entretelones de las noticias y chismes del Puerto. Marcela mandó a pedir un ron veracruzano añejado y muy especial para el enamorado de Marianita, que además era muy generoso en las propinas con las Señoras dueñas del hostal y posada “Las Patronas”. 


Con la Bendición regresan al Puerto


Así transcurrió el tiempo y tras unos viajes más, del marinero Sigmund Wachter con el Hameln a los mares de Europa y Cuba, hasta que, en un viaje a finales del mes de agosto de 1939, un año después de haber conocido a Mariana y haberse enamorado de ella, tomaba la decisión de declararle sus sentimientos. Al llegar a Veracruz, se enteraba que la muchacha no estaba en el puerto y había ido a su pueblo natal. Desesperado por la noticia pidió referencias a Doña Marcela para ir a buscar a su amada.


Ese mes de septiembre de 1939, los marineros obtuvieron un inusual permiso para viajar por el interior del país, pues tras algunos años de venir a México querían conocer su interior. Viajaron a lugares muy lejanos como Saltillo, Sabinas, Múzquiz, Monterrey y Nuevo Laredo en el noreste mexicano, pasando por Querétaro, San Luis Potosí, Pachuca, la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca y Xalapa. Hacían grupos para no viajar solos, y por alguna razón las tripulaciones del Giorgio-Fascio y el Hameln coinciden en ese viaje y tras una “cascarita de futbol”, nace la amistad entre Sigmund Wachter y Roberto Capelli.


Prudente con sus asuntos personales, Sigmund decidió hacer el viaje al noreste mexicano sin mencionar palabra alguna sobre Mariana, pues además cabía la posibilidad que algún marinero, hubiese conocido también a su amada. Así que esperaría al final del largo recorrido para ir a buscarla.


A Sigmund las ciudades de Perote, Saltillo y Muzquiz, le habían conquistado, mientras que, a Roberto, la Ciudad de México, Puebla y Oaxaca, sin embargo, ambos amigos le profesaban un amor incondicional al Puerto de Veracruz, su comida, música, ron e historia, eran ya parte de su historia. Sigmund pidió un segundo permiso para ir a Xalapa, Perote y Misantla.



Perote le gusto desde la primera vez que le visito. Sus laderas y hermosas formas del extinto volcán Cofre de Perote con sus imponentes 4300 metros (s.n.m.), le recordaban a sus montañas y bosques en Bamberg, en su natal Frankonia alemana, y la Fortaleza le hacía sentir que estaba en el Castillo de Altenburg donde jugaba de niño y de joven tuvo su primera novia a quien le declaro su amor en ese icónico castillo. En Perote, vio la ciudad, su hermosa arquitectura, las casas de teja rojas y gruesos muros, le encantaron. Su Iglesia de ensueño, con sus canteras y arte sacro del siglo XVIII, le robaron el corazón, además, su clima frio de niebla y nieve en las partes altas en invierno, le hicieron sentirse en casa.


Se dio el tiempo para preguntar por terrenos, el potencial para hacer negocios, actividades forestales, cría de cabras para carne y quesos, y de borregos para lana. Agradecido con la amabilidad de la población, muy devota y creyente en la Virgen de Guadalupe, tema que le agradó pues si bien marinero travieso y lujurioso, como buen alemán del sur, era católico consumado. Gustaba mucho de ver las manifestaciones de los pueblos a cada lugar que visitaba. De Veracruz y de México en general, le maravillaban sus raíces prehispánicas, sus Mayordomías en sus Fiestas religiosas Así tras un par de semanas en el altiplano peroteño, regresó al Puerto de Veracruz, haciendo escala en Xalapa y Coatepec, para hacerse de café.

En Xalapa, se separa del grupo de marineros viajeros y se dirigió a Misantla, ahí anduvo preguntando por Mariana durante dos días, hasta que dio con la dirección y encontró a la hermosa chica, quien se encontraba regando un par de árboles que tenían frente a su casa. La muchacha, sorprendida el verle frente a la puerta de su hogar, no dudo correr a abrazarlo y besarlo con afecto, agradecimiento y llanto de felicidad.


-Porque no me avisaste que venías, tenía miedo que ya no regresaras y de no volverte a ver nunca más, no me hagas esto, me haces tanta falta.


Se besaron y abrazaron largos minutos ante la mirada atónica de vecinos y curiosos. . .


-Entremos a la casa Sigifredo. Mira Sigi (su apodo de cariño). Te presento a mi madre, mamá Rosita o Doña Rosa como gustes llamarle. 


-Pase usted señor don gringo como le había bautizado la mamá de Mariana Edain, quién ya se había enterado que un güero andaba pregunta y pregunta por su hija.


Ande, tome de este café que hemos preparado y del pan dulce del pueblo que es el mejor.


-Muchas gracias señora, agradecía Sigmund quien tomaba la taza del aromático café con la mano temblorosa de quien no sabe cómo presentase, y explicar a la madre de la mujer que ama y mucho menos del cómo y en dónde la había conocido.


Señora, yo le quiero decir que …


-No se ande con cosas don gringo, yo sé cómo conoció a mi niña Mariana, así es la vida y que le vamos a hacer, su padre murió cuando ella y sus dos hermanitos eran muy niños y pues hace tres años jaló pal puerto y pues ahí ya ve, cosas de la vida…


Una señora, una mentada Marcela le tomó buena ley y le ha cuidado en su parcela, y pos yo le he dicho que sí se encuentra en ese mundo un hombre de bien, pues que deje el negocio ese y haga familia… 


Tras un par de tazas de café y platicar más a fondo, Mariana le comentaba a su madre que era hora de regresar al Puerto.


-Mamá, haré la maleta y partiremos mañana. Te enviaré carta y dinero con Don Ranulfo que viene cada mes por vainilla.


-Pero hija, lleva a don gringo al rio y a la pirámide de Paxil, andan ahí unos que arqueo que son logos y no sé tanto relajo se traen, pero andan re contentos en el pueblo con la noticia que somos igual que los del Tajín, así nomás Totonacos pues y hasta ya un palo prepararon y andan danzando y volando desde lo alto del palo, ese. Lleva aquí a tu novio pues, anden un par de días y ya se van, así nomás más tranquilos y que le gente vea en el pueblo que son pareja de bien, pa que no anden de hablantines.


-Señora Doña Rosita. Yo quiero que sepa que mis intenciones con Mariana son serias.

-Eso ya lo veremos don gringo, con el tiempo se sabe. Es el tiempo el que, a los meses o años, descubre las verdades de quien somos y quien seremos, así nomás de clarito y fácil es el asunto, respondía Doña Rosita. Y más pronto que después veremos si es cierto el amor que dice tener. Nomás espérese tantito. . .


Fueron a nadar al rio Palchan Misantla, y ya cercano el atardecer caminaron a la zona arqueológica de Paxil, ahí frente a la pirámide, Sigmund, besaba tierna y apasionadamente a Mariana y le pedía se casara con él, al tiempo que una cálida lluvia les abrazaba y un sonido por demás profundo que salía de los monumentos Totonacas en forma de cantos de pájaros cenzontles que llenaban el aire con sus mágicos sonidos, así llenos de esa magia, sus deseos no pudieron contenerse, y en la base de la pirámide hicieron el amor, convirtiéndose en una figura como la de un dragón emplumado, fusionando sus mundos en uno solo.


Integrados sus cuerpos desnudos a la selva y magia de los antiguos Totonacas que poseyeron sus espíritus y cuerpos, para hacer que la pareja creara en ese rito de amor y pasión, hacer el gran milagro de la vida misma. Sigmund con la fuerza y el poder del jaguar que rugiendo con toda su fuerza y sujetando a Mariana con toda la potencia e impulso dio un grito que fue el detonante desde las profundidades de la selva que se había poseído de él y así, inundar a su mujer para sin saberlo, en ese momento, quedaban preñados y que serían padres, bajo el embrujo del canto del pájaro cenzontle y el sonido del tambor…


Así regresaban al ponerse el sol en el horizonte a casa de Doña Rosita, quien ya les esperaba con toda la parentela, demás familia, amigos, vecinos, curiosos y chismosos con unos pescados asados, frutos de mar, elotes de maíz asados y un marrano en salsa chipotle con deliciosas tortillas hechas a mano, agua de frutas y, sobre todo: Con el Sacerdote listo para confesarles y más tarde casarlos esa misma tarde.


Sorprendidos Mariana y Sigmund no sabían cómo reaccionar, más bien no supieron cómo y no les quedó de otra que acceder a todo el programa de boda, fiesta y comidas típicas mexicana y de la región. Además, como Doña Rosita era de armas tomar, consiguió al Juez de lo Civil y al mismísimo Presidente Municipal de Misantla, Don Feliciano López Santiago con todo y el Cabildo, para atestiguar la unión por lo civil con todo y oda a Melchor Ocampo, y los deberes de los contrayentes hacia la institucionalidad de la unión matrimonial. La hermosa Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción Misantla fue testiga de la ceremonia religiosa, aquella inolvidable tarde del 24 de octubre de 1939.


Todo fue en desorden de horario: Primero se casaron por lo Civil, luego la comida típica, y antes de empezar con los tragos de caña, ron y pulque se fueron a la Iglesia, y una vez terminada la Ceremonia Religiosa, regresaron a la casa para seguir con los festejos que acabaron a las 8 de la mañana siguiente, con tamales y atole de desayuno para todos los invitados.


Así bien casaditos por las leyes de Dios y los hombres, Mariana y Sigmund presumían su boda, siendo aquel martes 24 y miércoles 25 octubre de 1939 las fechas que les marcarían de por vida. El jueves regresaban al Puerto de Veracruz, para que Sigmund se reportara con el Capitán Klaus del barco Hameln, y seguir con su rutina y trabajo. El Capitán le informó que zarparían rumbo a Cuba y de ahí a las costas africanas para hacer puerto en Casa Blanca, hasta el lunes 30 o martes 31 de ese mismo mes, por lo que le daría esos días para gozar de su luna miel.


El Capitán Klaus Staignerwald, era oriundo de Nuremberg, se había formado como marinero hacia el final de la primera Gran Guerra, entró trabajar en una empresa naviera que comerciaba productos desde Freiburg hasta Colonia. Ahí entabla amistad con el Teniente Weltzien y el contador y abogado Roland Wachter (Tío de Sigmund) quienes ya tenían un tiempo trabajando en dicha firma.


Cada vez se fueron conociendo mejor y prácticamente ellos ya manejaban la naviera. El estado de salud del dueño era cada vez más precario, por lo que le ofrecen comprarle su empresa. La esposa del señor Lucas intervino para que su esposo aceptara inmediatamente y así los tres jóvenes, trasladaron la compañía “Hameln” al puerto de Hamburgo, conservando su nombre, con el que además bautizaron a la embarcación que compraron con los recursos obtenidos de la venta del barco del rio de mucho menor calado. Habían invertido todos sus ahorros, vendieron sus propiedades en Nuremberg, Bamberg y Freiburg, pidieron prestado al banco en una época donde la devaluación de la moneda alemana, era el pan de cada día. Aun así y a pesar de la situación que se vivía y con toda la ilusión, fuerza y empuje de su juventud empresarial, hicieron todas las operaciones necesarias y empezaron su aventura naviera a inicio de los años 30´s.


El teniente Weltzien se encargaba de todo el trabajo en el puerto de Hamburgo, la logística de los viajes y contacto con el ambiente naviero, así como con la relación con todos los puertos y países con los que comerciaban. Los trámites legales y administrativos corrían a cargo de Roland Wachter. El tío Roland fue quien recomendó a su sobrino Sigmund con el Capitán Klaus Staignerwald, y así la compañía naviera Hameln iba creciendo de forma sana y ordenada.


De regreso en el barco Hameln anclado en el puerto de Veracruz, el teniente Weltzien le preguntaba a Sigmund:


- ¿Sigmund seguirás trabajando con nosotros? Le preguntó el Capitán Klaus, por esto de la guerra que puede ser que las cosas se pongan feas en los mares y el comercio disminuya, por esto te pregunto, porque debemos ver los escenarios a venir y como mantener a salvo la empresa.


-Sí Capitán, al menos dos años más en lo que reúno el dinero suficiente para colocar algún negocio aquí en el Puerto y otro en Perote. Como mi mujer es de Misantla, buscaré conectar los tres lugares, para hacer una especie de canasta con productos de cada lugar y así venderlos en paquete a Europa. Para armar bien ese proyecto ocupo dinero, además Usted ha sido muy generoso con todos nosotros y empático con mis proyectos, así que cuente conmigo, cuando tome la decisión de radicar definitivamente aquí en México, le aviso al menos con seis meses de anticipación.


-Te lo agradezco Sigmund, deberías y si me permites darte un consejo que compartas a los contactos y amistades aquí en México y Europa, de tu boda y que piensas radicar y hacer vida aquí en México. Ya vez que buena relación tenemos con Don Manuel Azuela Sarabia y su Ferretería La Palma en Aguascalientes y como él a su vez distribuye maquinaria y herramientas de nuestro país (Alemania). Ya vez que su hijo Jorge e hijas Ángeles, Lourdes y Carmen, son las que se encargan de todos los trámites y hacen llegar nuestros productos hasta Nuevo León y Coahuila. Su contacto ha sido fundamental para que nuestras refacciones para los ferrocarriles, sigan moviéndose. Ya vez que bien se desplazan los “tornillos y clavos rieleros”, no ocupan tanto espacio y se venden como pan caliente.

Manda un telegrama de participación de tus albricias y parabienes a los contactos. Y les hacemos llegar a cada uno un buen vino blanco del Rhin…


Por otro lado, no debes olvidar que la invasión a Polonia el mes pasado, traerá graves consecuencias así que deberás afianzar estas relaciones, lo antes posible, es decir antes que partamos. Puedes, en tus regalos de participación de tu boda, incluir un juego de platos de cristalería bávara y dulces alemanes, incluye a los empleados cercanos a los directores. Y platícame más a detalle cómo te fue en ese viaje al norte de México.


-Sí mi Capitán, le informo, pero permítame darle un fuerte abrazo en agradecimiento. Te comento Klaus, que en Saltillo conocí a un Ingeniero con muy buenas ideas sobre hidroeléctricas y la maquinaria que ocupa y se necesita, nosotros se la podemos proveer, también me comentó de un proyecto de pequeñas represas para almacenar agua. Le ofrecí que le podría conseguir el material para este proyecto, pues nuestras “mallas metálicas” son las mejores del mercado. Me presentó a su Padre Don Rafael Martínez, un Juez de lo Civil y escritor muy carismático y tuvimos una velada fantástica. Qué bonito es Saltillo y su historia es fascinante.


En Múzquiz me contactaron con un sobrino del ingeniero Mario Martinez Morales, con el abogado Carlos Gilberto Valdez y a sus socios en Sabinas, al Contador Jesús Villarreal y a sus primas las también contadoras Lourdes, Irma y Cristina Martínez que tienen una comercializadora y se han especializado en material ferroviario, y les interesó mucho la cartera de insumos que ofrecemos. Ellos están en las obras de ampliación de las redes ferroviarias en varias partes de Coahuila, que dirige el ingeniero Való Salvador García Luna Martínez, un funcionario estatal de muy alto rango, quién se integró a la reunión. Su abogado el Lic. Rafael Iván Martínez tiene línea directa con el Presidente Lázaro Cárdenas y el Gobernador de Coahuila, Pedro V. Rodríguez Triana. Habrá buenas oportunidades de hacer negocio. Ya hice un análisis de que productos se van a necesitar en estos años por venir, así que será una buena temporada para las actividades comerciales.


Al final tan bien nos fue que hasta dos cabritos estilo Coahuila preparamos, que acompañamos con frijoles charros, pan de pulque, vinos de Parras y el mejor Sotol que haya probado. Así que vienen muy buenos tiempos querido Tío Klaus.


-Son excelentes noticias, y esto me hace reflexionar y previniendo los acontecimientos de esta guerra, que, si tenemos que cerrar Hamburgo y flexibilizar los proveedores, podríamos abrir en Tampico que está más cerca de Coahuila y Texas donde podríamos comprar los materiales e insumos necesarios para satisfacer a nuestros clientes, pero bueno, ya fue mucho hablar. Vayamos a donde esta Doña Marcela que te tiene una sorpresa muy agradable.


Doña Marcela les había preparado, con el apoyo de sus muchachas, su hermana Mónica, los marineros del Hameln y el Giorgio-Fascio, con el amigo Roberto Capelli, una serie de regalos, siendo uno de estos el apartarles y pagarles “la suite-imperial” para su luna de miel en el hotel más antiguo del puerto jarcoho. El “Hotel Imperial”, fundado en 1793, enclavado en la hermosísima zona de los Portales. Y claro en su habitación estaba lista la mesa con unos deliciosos chilaquiles verdes con cebolla, queso, pollo y mucha crema, acompañados del mejor café de Xalapa y Coatepec.


El Telegrama y Edain bebe.


Klaus Staignerwald intuía que pasarían un tiempo largo sin poder regresar a México y Cuba, por lo que dio permiso a su tripulación de tomarse unos días, teniendo que reportar el lunes 6 de noviembre para hacerse a la mar al día siguiente. Mariana le dijo a su flamante esposo que fueran a vivir el “Día de Muertos” que se celebra en México los días 2 de noviembre y que en Misantla son muy hermosos.


Le cayeron de sorpresa a Doña Rosita y gozaron colocando el Altar, incluyendo ahora a los antepasados de Sigmund, además de ir colocar una ofrenda en la pirámide de Paxil.


-Sigi, tengo que decirte algo.


-Sí Mary dime mi canelita hermosa.


-No estoy segura, pero siento que quedé embarazada, es un sentimiento.


-Ven acércate y déjame besarte mi canela adorada. Si tú lo sientes así, es muy probable que así sea. Hablé con el Capitán y le comenté los planes que tenemos, así que tengo que hacer más dinero para cumplir nuestras metas.


-Hazme el amor nuevamente antes de que amanezca Sigi, quiero sentirte otra vez antes que te vayas. . ..


Despedida y carta de Mariana a Sigmund


Sigmund le pidió a su ahora esposa que se quedara en Misantla pues él se quedaba más tranquilo. Le había dejado una buena dotación de dinero en efectivo y algunas letras de cambio.  Mariana consciente aceptó la idea, y le pidió a Sigmund que le entregara una carta a Doña Marcela, donde le explicaba y le pedía que le avisara en cuanto supiera que Sigmund y Klaus, regresaran al Puerto para irle a recibir.


Le dio una imagen de la Virgen de Guadalupe, un Rosario Bendecido y así sin más trámite se despidieron, con la confianza de quien sabe que volverá a ver a su ser amado.


Ya entrado 1940, la guerra avanzaba hacia escenarios más encarnizados y violentos. Por esta razón tomaron rumbo desde la Habana hacia el puerto de Casa Blanca.  Tuvieron que hacer ajustes a las rutas y definitivamente Roland Wachter había decidido, con el visto bueno de Otto Weltzien y del mismo Klaus Staignerwald, de cerrar la oficina en Hamburgo, dejar una pequeña representación en Marsella con una profesora muy simpática que había estudiado Sociología y Política en Aix-en Provence, divorciada y que había aceptado, trasladarse a Marsella, pues era de Marignane, un hermoso poblado a solo 40 minutos de la hermosísima Marsella. Sigmund había pasado con Florence Morel una navidad, año nuevo, y también un 14 de julio (día nacional de Francia, toma de la Bastilla) en un bote desde la bahía de Marsella, por todo lo vivido, su relación con Florence era muy íntima y afecta.


Su asistente en Alemania, la maestra Annette Buchholz oriunda de Freiburg, se había adaptado muy bien a Hamburgo, le gustaban los idiomas y hablaba inglés, francés y español a la perfección. Tocaba la guitarra de manera esplendida y en su juventud había vivido con un mexicano, con lo que tuvo oportunidad de mejorar su español.


En una plática que tuvo con Sigmund, al decirle este de su amor por México, ella le recordó que ese mexicano le había llevado “serenata” vestido de charro una noche de nieve de finales de un noviembre, frente a su casa en las afueras de la inmortal bellísima Freiburg.

Roland, Otto y Annette, hacían maletas y empacaban lo más indispensable, pues se mudarían a Casa Blanca, antes que la situación empeorara. Los análisis geopolíticos de Florence Morel eran muy atinados, y ella prospectaba que la situación ameritaba hacer la mudanza en menos de un mes. Flo, se mudaría desde Marsella a Casa Blanca.


Así zarparon de Marsella rumbo a Casa Blanca, dejando toda la maquinaria pesada, archivos no necesarios y demás bienes muebles, en un inmueble propiedad de la compañía “comercializadora y naviera Hameln”. Era una casona del siglo XIX, de muros gruesos de piedra y cuyo sótano era a prueba de todo. Hicieron muros en las puertas y ventanas y colaron una plancha de concreto sobre la puerta del sótano. Las rejas de una pequeña que era usada como dormitorio y recepción de visitantes, fue reforzada, sus ventanas y puertas soldadas.


Ya todos reunidos en Casa Blanca en sus nuevas oficinas, decidieron no arriesgarse y abrir la ruta Casa Blanca Por esta misma razón el navío Hameln no pudo zarpar rumbo a las Américas y ese año, realizó largas travesías desde Casa Blanca hasta la India costeando toda África y en el océano indico dirigirse a su nueva ruta comercial que sería desde Casa Blanca a Dakar en Senegal, de ahí hasta Cape Town y Port Elizabeth de Sudáfrica, para recargar en Port Luis frente a Madagascar y de ahí cruzar todo el océano Indico y llegar hasta su destino el puerto de Bombay, y de ahí de regreso por los mismos puertos hasta Casa Blanca. 

A su regreso en Casa Blanca Sigmund, recibía su correspondencia, y entre esta una carta muy esperada y anhelada. Mariana le hacía llegar algunas fotografías de ella con la beba de ambos, a quien había bautizado con el nombre de Edain. Sigmund le platicaba de la historia de una linda Princesa Celta que tenía ese nombre, leyenda que a Mariana le gustaba mucho.

La carta expresiva y llena de sentimiento decía:


“Veracruz a los 14 días del mes de octubre de 1940

Amado Sigi:

Vine al puerto de Veracruz a ver a Doña Marcela y a recibir tu carta, dejé a niña con mama en Misantla. En tu carta me dices que habían cancelado la ruta desde Hamburgo a Cuba y a México.


La noticia, lejos de entristecerme, me quitó un gran peso de encima, pues los informes que se reciben en el puerto de Veracruz, son muy catastrofistas y por lo que me decías en tu carta esta nueva ruta, por toda África hasta la India es mucho más segura, además que van varias embarcaciones que a su vez son protegidos por dos barcos británicos que buscan sobre todo proteger los cargamentos de especias y marfil.


Tu suegra Doña Rosita, ya la conoces, me da la lata con el tema que si no te estarás metiendo con mujeres africanas y de la India. Yo le digo que se esté sosiega, que te conozco y lo que tenemos es confianza y yo creo en tí.  Llevo conmigo el escudo del Caballero Espadachín de Bamberg y sé que no faltaras al honor que me juraste.


Además, tu hija Edain que lleva el nombre de aquella princesa Celta de cuya historia me platicabas de las ruinas que existen en tu natal Frankonia y que los Celtas vivieron ahí muchos años antes de los tiempos. ¡Mira la fotografía de nuestra hermosa hija Edaín!

La tomé en el parador de Xalapa a Misantla y ve que bonitos se ven al fondo el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba bien nevado como a ti te gusta.


Esperaré ansiosa tu carta, sé que los correos están muy lentos.


Te extraño mi Sigi, pero sé que volverás. . .


Te quiere y ama tu amada esposa “Canelita Mary”.


1941-1942 Casa Blanca y el regreso a Veracruz


En la oficina de la naviera en Casa Blanca, la actividad era constante y cada quien tenía un escritorio, pero todo el equipo gustaba de reunirse en una cocineta con una amplia mesa, acompañada de un ventilador en el techo, lento y defectuoso, que se acompañaba de otro abanico que refrescaba el rostro de Sigmund de Florence y Annette, que preparaban unos panes con jamón, queso y pepinos, acompañados de café de Etiopia.


Sigmund, terminaba de leer la carta de Mariana y besaba tiernamente la foto de su esposa y su pequeña hija Edain. Limpió con su pañoleta el sudor de su cuello y rostro, al tiempo que sus ojos azules se llenaron de lágrimas, cayendo en un llanto discreto, pero desolador.

Annette y Florence acudieron a abrazarle y consolarlo.


-Ya verás que todo saldrá bien Sigmund, pronto todo esto acabará.


-Gracias Ana y Flo, gracias, en verdad como deseo regresar a México y estar con mis mujeres.


-Toma bebe este Pastis (anís típico de Marsella, Francia) que traje de Marsella, te sentará bien le decía Florence y vayamos al patio a jugar un poco de Pétanque (similar a nuestra “rayuela”, pero con bolas del tamaño de un limón grande o una naranja pequeña que consiste en lanzar las bolas lo más cerca posible de un boliche, lanzado anteriormente por otro jugador). Así hacemos un poco más de hambre, en lo que llegan Klaus, Otto y Roland con el vino y más quesos.  


Florence le dio un afecto masaje y tras tres vasos de Pastis y dos series de Pétanque, Sigmund había recobrado el ánimo. Llegaron Roland, Otto y Klaus con pastas, vino, pan, quesos y un lechón al horno que les levantó la moral de todos los integrantes de la naviera.


La Guerra avanza sobre Francia 


Alemania había invadido Francia sin que esta opusiera resistencia. El 22 de junio de 1940, Paris veía con tristeza desfilar las tropas de Hitler, quien, al llegar a Paris, celebraba y vengaba las afrentas sufridas por Alemania en aquel Tratado de Versalles que aniquilo al pueblo germano y permitió el ascenso del líder Adolf.


Hitler hizo firmar a Francia su capitulación en el mismo vagón de Tren, donde años antes, los franceses habían hecho firmar a Alemania su rendición en la Primera Gran Guerra.


Francia conservó una zona libre en el sur, dejando cierto margen de maniobra a Marsella.  


Lyon y Vichy, estaban constantemente asediadas por tropas nazis.  Así la liberación francesa se llevó a cabo hasta diciembre de 1944. Toulon, el otro importante puerto francés en el mediterráneo había sido ocupado por Italia.


Estados Unidos cada vez se veía más y más inmerso en la guerra, y sería hasta diciembre de 1941, tras el ataque japonés a Pearl Harbor en Hawaii, que les declaró la guerra a las potencias del eje.


En noviembre de 1941, ya se sabía entre los barcos mercantes que algo muy malo se acercaba en los mares del océano pacifico. El navío Hameln no era la excepción y sus travesías hasta la India, le permitían estar al tanto de las noticias, pues ahí llegaban embarcaciones del sudeste asiático. Ya Japón había invadido Manchuria en 1937, y el temor de Filipinas de ser invadida tenía fuerte fundamento y la alarma se encendió entre todas las compañías navieras mercantes, pues esto les cerraría de manera importante el comercio, pues el “Estrecho de Malaka”, sería no una espada de doble filo, sino de 7 filos, siendo de altísimo riesgo buscar transitar por esa región, vigilado por la armada naval japonesa. Los puertos chinos habían caído incluidos Honk Kong y Macao.


La India y sus puertos en su costa occidental principalmente, serían la ruta a seguir para sacar las mercancías chinas que ahora eran transportadas por sinuosos caminos de China a Nepal cruzando complejos caminos en el Himalaya y de ahí al llegar a tierra hindú, ser transportados en tren hasta Bombay.


El Capitán Roberto Capelli, curioso y sabedor por su formación como ingeniero geólogo, de la importancia de ciertos minerales además del oro que eran necesarios para la investigación y la carrera armamentista. Se enteró por sus contactos que se le acercaron preguntarle sobre ciertos minerales y sus componentes (esto por sus conocimientos como ingeniero geólogo). Así entre tertulia y francachelas, llegó a sus oídos que, partirían dos cargamentos con mucho oro y diamantes, pero sobre todo con tierras raras y minerales muy clasificados desde el puerto de East London en Sudáfrica, lo cual le resultó muy extraño al no salir dicho cargamento desde Cape Town.


No tardó en enterarse que fragatas inglesas y de la armada de los Estados Unidos escoltarían dicho cargamento hasta los Estados Unidos llegando a New Orleans.

Como buen italiano, hábil y buen negociador, sabía que Mussolini y su campaña estarían destinadas al fracaso, por lo que navegó literalmente con bandera neutral cubriendo la ruta de Sudáfrica a Buenos Aires y Montevideo por un par de viajes, lo que le dio el conocimiento para sortear los riesgos climáticos y sinsabores del enorme mar Atlántico sur.

Roberto Capelli, le enviaba una carta a Sigmund, con un marinero italiano de toda su confianza, donde le explicaba que tendría una gran oportunidad para que ambos (él y Sigifredo) regresaran a México. Al abrir la misiva se leía:


“Querido Sigmund: No fecho ni dato esta carta por obvias razones. No podré dar más explicaciones, así que, debes ser muy atento a las instrucciones de la misma.


La cuestión esta así: Dile a tu tío Klaus y a sus socios Otto y Roland que existirá una “ventana de oportunidad”, y será siguiendo de lejos un enjambre de barcos y submarinos ingleses y norteamericanos que llevarán un cargamento muy especial a los Estados Unidos, mismo que cuidarán como un Oasis en estas tierras del Sahara. Por lo que sé, son minerales necesarios para un arma muy potente, que se dice, también Alemania está construyendo. Bueno, como no buscarán hacer ningún ataque, al menos que sea estrictamente necesario podemos seguir la cauda de esa flota a varias millas de distancia, así evitamos los radares. Los submarinos alemanes no se acercarán pues saben que, de atacar este convoy militar, ellos (los alemanes) se expondrán a que Estados Unidos declare la guerra a Alemania y al momento esto no ha sucedido todavía (carta escrita la primera semana de noviembre de 1941, faltaría un mes para el evento de Perl Harbor en Hawaii), así que tenemos una coyuntura que no debemos desaprovechar. Como supuse que aceptarías, ya este todo listo, Klaus avisado al igual que Roland y Otto, partes en dos días. Estas son las indicaciones:  

Debes ir al Barrio de Bousbir, tú estás en Casa Blanca así que sabes que ahí están los Cabarets, Burdeles, Casinos y Casas de Apuestas de Casa Blanca. Todos están invadidos por de espías nazis, soviéticos, norteamericanos, ingleses, franceses con su la policía secreta y soldados, por lo que debes de ser muy cuidadoso. Tienes la ventaja de que nunca has apostado y la coartada es que veras a una hermosa chica rusa de quien te has fijado y obsesionado. Grábate de una vez la contraseña de esta operación “Coahuila Oso Negro” (sé que no olvidarás esta clave, pues vi tú gusto por esas tierras).


Ahí en el Barrio Bousbir, te encontrará el señor Park, un coreano y traficante de todo tipo de mercancías legales e ilegales. Tiene un selecto club, él te llevará por una puerta trasera y de hospedará con la rusa, quien te entregará la misiva con instrucciones. Esta mujer soviética viajará contigo hasta Tampico, ahí se van a separar, pues buscará infiltrase a los Estados Unidos desde México.


Harás escala en Tampico, ahí ella, descargará la caja metálica y los sobres que te habrá de entregar el Sr Park, mismos que Olga tendrá en su custodia, (los sobres y la caja estarán en su camarote también bajo su resguardo). Tú, proseguirás al puerto de Veracruz. También recibirás unas alforjas con mucho dinero (50 mil dólares norteamericanos y 20 mil francos suizos). Veinte pequeños diamantes y monedas, 30 de oro y 35 de plata. Les darás una buena parte a los directivos del Hameln pues así se asegura su participación y confidencialidad. De aceptar te repito tendrían que partir en 72 horas.


Te deseo toda la suerte mi querido amigo y espero verte en México.”


Compartió la misiva con Roland, Klaus y Otto, quienes, al saber esta propuesta, decidieron aceptar este viaje con todos los riesgos inminentes. Estaban en medio de una guerra y los recursos eran urgentes. Ya habían hecho algunos transportes que digamos, requerían una moral más laxa, por lo que, cumplido el tiempo, Sigmund se dirigió al barrio de Bousbir, donde destilaban los cabarets, centros de apuestas, contrabando, prostitución y otros lucrativos negocios.


No le fue difícil contactar al señor Park, quién le tomo del brazo derecho de manera familiar, arribando Olga, la guapa, espigada y atractiva agente soviética, quien llegaba con el silencio de un fantasma, tomándole del otro brazo.


-Diga la clave, exclamo Olga.


- “Coahuila Oso Negro”


- ¿Es la clave? Pregunto Park a la agente soviética.


- Хорошо (bien, bueno) respondió Olga. . .


-Perfecto caminemos como si fuéramos amigos de años, indico el Sr Park.


La gente y vecinos que conocían al señor Park, ya sabían que introducía a sus clientes de buen nivel por una puerta colateral a la entrada principal que era la que usaban compradores más “exclusivos” de sus servicios y que generalmente entraba con la chica en cuestión que habría de atender a ese cliente exclusivo. Así que habría que actuar con total realismo, pues los espías y servicios de inteligencia, sabían de las actividades del inquieto coreano.


Los tres, entraron a la suite más exclusiva, ahí Olga, entregó el dinero a Sigmund y este dio su parte a Park, quien mando las mejores viandas y bebidas incluido el mejor Champagne, caviar, paté de ganso y todo lo necesario para hacer lo más realista el montaje y no despertar ninguna sospecha y hacer pensar, que sería una noche, en la cual un marinero estaría dispuesto a dejar todo un año de sueldo por tener la mejor velada de su vida. Tuvieron que compartir cama, no tenían opción pues los espías, estaban hasta en los ceniceros.


-Perdón Mariana, no es faltar a mi honor, es por estar a tu lado muy pronto, murmuraba Sigmund.


-Ven, acércate, déjame darte un suave masaje.


Las finas formas de la espía soviética, destilaban sensualidad en cada centímetro de su tersa piel. Su magia, iba envolviendo a Sigmund quien respondía con sus instintos y así, la naturaleza hizo el resto. Sigifredo sabía que ese sacrificio sería en bien de poder ver pronto a Mariana y a su beba Edaín.


A la mañana siguiente casi de madrugada Olga, dio un dulce beso a Sigmund, para despertarle, pues habían hecho el amor toda la noche y ella, mujer llena de pasión, no quiso irse sin darle “su mañanera” de despedida, no sin antes recordarle que se verían nuevamente en dos días. Así Sigifredo, sorprendido y de alguna manera en schock, caminó cauto y sigiloso, hacia los astilleros. Ya a bordo del Hameln, y sintiéndose a salvo, entregó el dinero, los diamantes y las monedas a Roland a Otto y a Klaus, quienes, hicieron la repartición de lo que le tocaría a cada uno, guardando lo necesario para el viaje hasta Tampico y Veracruz (insumos, alimentos, etc.) y llevar el resto a la oficina. También a Florence y a Annette, les tocaría su parte. Había que preparar la documentación para “justificar” y “cuadrar” este recurso entrante al momento de depositar una parte en el banco y fuera lógico con el contrato que se mostraba a la Aduana, Capitanía de Puerto, etc. de Casa Blanca.


No podía quedar un solo alfiler sin justificar y para esto Roland y Otto eran expertos, apoyados por Flo y Ana, se dieron a la tarea de armar la expedición en solo dos días. Había que preparar toda la documentación y tomar medidas en lo relativo al traslado de Olga, la espía soviética, en calidad de pasajera. Con la ayuda del coreano Park, hicieron todos los trámites en tiempo récord y así, quedaban listos los insumos, pertrechos y las diligencias necesarias para la larga travesía.


Hicieron una pequeña despedida, discreta, para no llamar la atención. Annette y Florence, estaban muy sentimentales y nostálgicas, lloraron y abrazaron a Sigmund, a quien le reclamaron tras unos vinos y vasos de pastis que, había estado con otra mujer y que ellas le harían esa misma noche su despedida. Sigifredo no supo en qué momento las guardias de Napoleón y Bismarck, se le fueron encima y sabedor de la importancia y el peligro de decirle que no a las administradoras del viaje, no tuvo más opción que rendir la plaza. Así, al final como buen torero, salió del ruedo con dos orejas y rabo del aquel encierro, tan peculiar y sorpresivo. Antes Otto, Klaus y Roland, habían abandonado la plaza, haciéndose de la vista gorda y dejando al trio hacer su corrida. Tiempo después se supo que habían ido con el Sr Park a darse ellos también una merecida fiesta para despedir a Sigmund.


Pasadas las dos noches, ya en las últimas instancias de la madrigada, la bruma y niebla vespertina, cobijaban a Klaus y Sigmund ya a bordo del glorioso Hameln y así habiendo pasando todos los trámites, se hacían a la mar. A la distancia en el muelle, estaban Annette y Florence para despedir a su marinero favorito. Huelga decir que las miradas entre las empleadas de la “comercializadora y naviera Hameln”, con la rusa Olga, fueron demoledoras, como solo las mujeres pueden ver a una rival. Así Olga con la sutileza, les despidió con la mueca de hacerles saber que sería ella, quien tendría al ya famoso Sigrifredo por las siguientes semanas…


Tras veinte días navegando y afortunadamente sin incidentes, durante el largo viaje, mismo, que resultó extrañamente calmado, sin oleajes amenazantes, ningún incidente bélico o alarma alguna, así en salomónica calma, llegaron a Tampico.


Olga, desembarcó y dándole un dulce beso a Sigmund se despidió de él con un profundo sorbo a una botella de vodka y con un sensual За здоровье (Za zdaróvie a tu salud). Las noches habían sido tórridas entre ambos y todavía antes de desembarcar y aprovechando el tiempo de guarda en la aduana, aprovecharon para darse un último adiós bajo los influjos del vodka y el cálido ambiente tampiqueño. 


Park, vía sus contactos y también el ingeniero y capitán Capelli habían “maiceado” (dar dinero) y cepillado muy bien a los de la Aduana y militares en Tampico. Así el Hameln, partía inmediatamente al sur, a mares jarochos y atracaba en el puerto de Veracruz una fresca mañana de inicios de enero de 1942.


-Mi Sigi, mi Sigi, gritaba Mariana brincando sobre Sigmund quien encantado de ver a su “canelita” Mariana, no la dejaba de abrazar y besar. Mira te traje a una linda princesita que te quiere conocer en persona.


¡Es tu papá mi amor, abrázalo!


Edain con casi dos años, morena y con ojos verde azul heredados de su padre, sin decir palabra alguna, abrazó, confiada a su patriarca y no se despegó de el en toda la tarde.

Doña Marcela y sus hermanas, sabían por los telegramas enviados uno, desde Tampico y antes otro, desde Cuba, de la llegada de Sigmund, por lo que dispusieron dos habitaciones para la familia, una para Mariana y Sigmund y la otra para su suegra y Edain bebé.


- ¿Cómo se portó don gringo durante todo este tiempo?


-Bien suegra, no hay queja, todo en orden.


- Mamá, deja en paz a Sigi que lo importante es que esta aquí con nosotras y ya no le dejaremos ir. ¿Verdad Edain?


La niña veía con fascinación a su padre y seguía pegada a él, durmiendo, comiendo, riendo, jugando y gran parte del tiempo, acurrucada en sus brazos.


En Casa Blanca, se habían quedado Annette, Florence, Roland y Otto, en espera de las buenas noticias, y sabedores que las monedas de oro y plata, los diamantes y dinero recibido por la espía soviética Olga, les permitirían mantener la naviera un buen tiempo, por lo que, se hicieron de otra Embarcación a la que bautizaron “La Jarocha” en honor a Sigmund y su familia. Esta nave de menor calado que el Hameln, sólo haría viajes costeando hasta Cape Town en Sudáfrica y de regreso a Casa Blanca.


Esta maniobra, de comprar otra embarcación, tenía, además, el propósito de poder justificar con los viajes mercantes de esta nueva ruta, costeando África, permitiéndole a la naviera, “blanquear” los dineros que Olga les había dado, por su traslado hasta Tampico, en los mares, del Golfo de México.


- ¿Y si pago la rusa esa? Preguntaban despectivas Annette y Florence.


Otto y Roland, con muecas de risa, respondieron que sí, que la rusa, sí había cumplido con su parte del trato y hasta les había dejado un bono extra de dinero.


-Pues no nos da confianza esa espía rusa, refutaban las enfadadas Ana y Flo. . .


-Tengan chicas, acaba de llegar este Telegrama desde Veracruz, donde Klaus nos dice que todo está en orden, que llegaron muy bien y que, tras dejar las cargas en Tampico, ya se encontraban tomando café lechero con canilla en el puerto jarocho. Envían saludos a todo el equipo de la naviera.


Las lágrimas en Florence y Annette no se hicieron esperar. Otto y Roland les invitaron a comer para distraerlas un poco y aliviar su tristeza.


Mientras tanto, ya en México


Sigmund y Mariana dejaron a Edain con su abuela en Misantla y se dirigieron a Perote, pues el alemán deseaba empezar a formalizar sus ideas y sueños en esas tierras. Aprovecharon para ir unos días para ir a Puebla donde conocería más paisanos de origen alemán, buscando alianzas, intercambiar ideas, escuchar propuestas y poder vender uno de los dos pequeños diamantes que le habían tocado.


A Klaus le acompañaban en esta nueva dos marineros más, recomendados por el mismísimo gobernador de Veracruz Don Jorge Cerdán Lara, abogado probo, quien se había muy amigo de Klaus Staignerwald por el tema del Ajedrez, los libros, el arte y la escritura. El gobernador Cerdán Lara era hombre culto e interesado en las artes y claro, en otros negocios comerciales. En este tema, el mismo Klaus vía la “comercializadora y naviera Hameln”, le apoyaba con asesoría y justo en ese viaje, había llegado un encargo que les había hecho el propio Gobernador Cerdán. Klaus disfrutaba mucho las Tertulias Literarias con Don Jorge y así la amistad fue creciendo entre ambos personajes.


Sigmund y Mariana, seguían su recorrido e hicieron parada en la ciudad de México, para que Mariana conociera su muy hermoso centro histórico. Sabían por las noticias sobre la guerra que el navío Hameln estaría en los astilleros una larga temporada y ellos (Klaus y Sigmund) no saldrían de tierras aztecas, al menos por un largo tiempo. Por esta razón y teniendo el capital necesario, idearon un viaje relámpago a Coahuila y afianzar de una vez los contactos previos, por lo que regresaron a Misantla, donde Mariana se quedaría con la niña y Sigmund bajaría al puerto de Veracruz para planear ese viaje al noreste mexicano. 

Una vez hechas y confirmadas las citas Klaus y Sigmund, emprendieron este nuevo viaje, ahora de negocios, con los marineros asignados por el gobernador Don Jorge. Ya en la tierra de Francisco I Madero y de Venustiano Carranza, se citaron con el ingeniero Martínez, quién, había y pagado un lote de refacciones a Sigmund, que había sido desembarcado en Tampico, junto con la otra carga. Klaus y Sigmund, se alegraban que las piezas efectivamente ya estaban en tierras coahuilenses.


Para celebrar, en Saltillo, el Ingeniero Mario Martinez, les obsequiaba un cabrito estilo Coahuila, acompañado de un excelente vino de Parras. Ya en la reunión de trabajo, analizaban el estado de la guerra y concluían que sería mejor empezar a trabajar con socios de Texas y Nuevo León. El ingeniero Martínez Morales, tenía contactos en Fredericksburg, Texas, donde existe una comunidad muy importante de alemanes.


-En Fredericksburg, algunos norteamericanos de origen alemán que están en este giro de los ferrocarriles, me han comentado que ya recienten la falta de insumos desde Alemania y están buscando como fabricar los mismos con estándares más altos a los norteamericanos, comentaba el ingeniero Martínez. De hecho, uno de ellos está aquí en Saltillo, vino a Monterrey buscando hierro y le invité, para que se conozcan.


También nos acompañará, el ingeniero Való Salvador García Luna Martínez, a quien ya conoces Sigifredo, se incorpora a esta idea y proyecto, pues desea que los materiales para los ferrocarriles sean de la mejor calidad posible.


Llegó Franz Müller, con cervezas de Monterrey y no tardó en hacer amistad con Klaus y Sigmund, se entendieron en minutos y entre cerveza, tequila y vino de Parras, sacaron un acordeón, una guitarra y la velada se fue hasta la madrugada.


Tras la reunión, trabajaron durante tres días y sus noches, como los norteños de México, saben hacerlo y no se diga los alemanes, ya tenían listo el protocolo, el nombre todavía no estaba bien afinado, así que fueron pragmáticos: Usarían para los tramites fiscales y administrativos a la “comercializadora y naviera Hameln”. Lo importante era iniciar las tareas que ya tenían en papel.


Las piezas nuevas se idearían entre Fredericksburg y una oficina que abrirían en Saltillo, la construcción, fundición, moldes, etc. Sería en Monterrey, Nuevo León, donde las condiciones de los hornos y maquinaria facilitaría la operación con gran calidad y a costos más accesibles, sobre todo evitando costos de importación. Así, habiendo firmado algunos contratos ante Notario Público y lo más importante: Sigmund y Klaus, habían dado una muy importante cantidad económica (cortesía de KGB de la Unión Soviética, por haber trasladado a su Olga a Tampico). Además del Notario Público, la atinada vigilancia jurídica de los licenciados Gilberto Valdez y Rafael Iván Martínez, quienes avalaron y dieron su VoBo (Visto Bueno) de las operaciones y transacciones, no quedaba más que: ¡Volver a celebrar! Fueron obsequiados de parte de Sigmund y Klaus puros de los Tuxtlas y café veracruzano. No pudo faltar otro delicioso Cabrito estilo Coahuila, con más vino, tequila y sotol. Esta pachanga, fue hasta con Mariachis y ya de madrugada un Trio musical con boleros, les tomó hasta el amanecer con chilaquiles, café de olla y pan de pulque del vecino Ramos Arizpe. Todos lucían sus Sarapes, típicos de Saltillo.  


El Licenciado Rafael Ivan Martínez Morales, tenía una serie de relaciones y contactos con el gobierno federal y el de Tamaulipas, el gobernador de Coahuila en ese entonces Don Benecio López Padilla que era un gran impulsor de las obras de infraestructura carreteras y de educación en el estado, era amigos cercanos del Lic. Rafael I Mtz y mucho ayudó también la amistad de Klaus con el gobernador de Veracruz Jorge Cerdán.  

 Así, con muchas ilusiones, contratos firmados y un proyecto muy firme, regresaban Klaus y Sigmund a Veracruz.



Sigmund es internado en la Fortaleza de San Carlos


A su regreso de Coahuila, con la seguridad de los contratos firmados y el proyecto ya financiado en su fase inicial y la nueva amistad con su nuevo socio, su paisano texano alemán Franz Müller, Sigmund aprovechó, para comprar dos hectáreas agrícola y forestal, y una casa en Perote. Urgido de regresar al puerto Veracruz, pues tendría que notificar y enviar telegramas, los contratos a Casa Blanca (en aquellos años, se usaban copias con papel carbón), pues iba el nombre de la “comercializadora y naviera Hameln” por lo que le notificó a Mariana que se encontraran en el puerto jarocho. Se hospedaron su afecta amiga Doña Marcela, en la Posada “Las Patronas”.


Doña Marcela se esmeraba por atenderles lo mejor posible. Además, celebraban que ahora eran socios, pues con lo obtenido el viaje de regreso al trasladar a la espía soviética Olga; Mariana había invertido en la Posada y así retribuía tanta ayuda que había recibido, por parte de Doña Marcela y su hermana Mónica.


Corría el 5 de febrero del 1942 cuando Doña Marcela toco a la puerta de manera alarmante:

Mariana y Sigmund abrazados se extrañaban por la forma de tocar de “la patrona”.


- ¡Hermanito de leche! Como a veces le decía a Sigmund. Asómate, tengo que decirte algo importante.


Marianita reía como buena jarocha, pues Doña Marcela siempre había sido como hermana, y así al hacer el amor con Sigmund este se convertía en su hermano de leche.


- ¿Qué sucede Marcela dime? Pero pasa, entra.


-Hay mi güero, mi Sigifredo y hermanito de leche, qué te digo. Andan los militares, policías y judiciales, buscando alemanes en sus barcos, y me han dicho que todo extranjero que no esté en sus buques a más tardar mañana a las 4 de la tarde, será declarado criminal de guerra en fuga.


Todos los navegantes de las embarcaciones alemana e italianas, ignoraban que a inicios de 1942 su situación daría un giro inesperado: El gobierno mexicano tomaba posesión de los barcos italianos: Tuscania, Vigor, Genoano, Americano, Lucífero, Atlas, Stelvio, Fede y Giorgio Fassio; así como de los alemanes Hameln, Orinoco y Marina O. y sus tripulantes llevados en calidad de internos a la Fortaleza de Perote.


- ¡No vayas Sigi, no vayas! Además, ya eres mexicano también por ser mi esposo, vámonos para Misantla.


-Hermanito de leche, mi Marianita tiene razón, mejor pélese con la chamaca....


-No mis queridas jarochas, hermanita Marcela y tú mi adorada y bien amada Princesa Canelita, no soy cobarde y me debo a la responsabilidad de apoyar a mi capitán Klaus. Somos marinos mercantes, no militares, así que esta situación se tendrá que aclarar y no debo manchar mi honor y mucho menos el tuyo Mariana y el de Edain. Huir nunca, enfrentemos los hechos y veamos que sucede….


-No llores Canelita, tú sabes que te quiero, solo dime si me vas a esperar. . .


-Te esperaré toda la eternidad mi Sigi, toda la eternidad…


-Ánimo mi Princesa Canelita, pronto estaremos juntos nuevamente. Además, te encargaré los negocios en Coahuila con los ingenieros Don Mario Martínez, Valo Salvador, los licenciados Rafael I. Mtz y Carlos Gilberto Valdez, con Franz Müller, ver por las propiedades en Perote y que sigas el enlace con Roland, Otto, Florence y Annette en Casa Blanca, se fuerte y tengamos fe y esperanza y Mary, tienes desde ahora la responsabilidad de los negocios, se firme, objetiva y todo saldrá bien. 


-Sí, mi Sigi, así lo haré. Te amo a nada más que en el mundo.


Vecinos y curioso, hicieron despedida a Sigmund Wachter en su camino del Puerto a Perote y hasta hubo Danzón y música ahí mismo en la Comisaría.


Los mexicanos son lo mejor, solo ellos son capaces de hacer fiesta en una situación así, sonreían llenos de esperanza Sigmund y Klaus…


Regresando a aquella fría noche deI invierno de 1943


- ¡¿Qué no me van a invitar café con tequila!? No hay que ser, exclama Klaus protegido del frio con su hermoso Sarape de Saltillo que guardaba como una reliquia.


-Claro mi capitán, tenga con café con tequilita, respondía Sigmund.


-Mañana es día de visita. ¿Vendrá tu mujer con la niña Edain?


-No, es muy frio, ya le escribí que la traiga hasta abril o mayo que haga más calor, ahora se nos puede enfermar.


-Buenas madrugadas mi estimados, les saludaba el Coronel Facundo Tello.


Prestos Klaus, Roberto y Sigmund se pusieron de pie para saludar al insigne militar.


- ¿Gusta un cafecito con piquete mi Coronel Don Facundo? Le preguntaba el carismático Capitán Roberto Capelli.


- Gracias Ingeniero Capelli, solo pasaba a saludarles, ver que estén bien, y que los cuencos de metal con brazas y fogatas, les estén abrigando correctamente. Sigue cayendo un poco de nieve, así que, en la mañana, el deshielo hará más frio.


Por la tarde haremos una plenaria con todos ustedes para comentarles algunas actividades a realizar en favor de su estancia aquí, ver algunos casos cuya residencia en nuestro país está comprobada y ver algunos permisos especiales. También quiero seguir con lo del archivo histórico y que usted, Sigmund nos siga ayudando con el período desde la independencia y seguir con el estudio de los días de Guadalupe Victoria en San Carlos y que falleció aquí hasta las visitas de Maximiliano y el Presidente Juárez.


Por la nevada el día de hoy, he dispuesto que puedan estar en sus literas y estar abrigados. Haremos en la cocina algo especial para todos ustedes, tengan buen día señores.


- ¿Klaus, me permite un momento?


- ¡Claro que si mi Coronel a sus órdenes!


-Le traigo saludos del Gobernador Don Jorge Cerdán, me pidió mucho que les cuide, cualquier situación me la informa inmediatamente. Su barco está bien y esperemos que esta situación se termine pronto.


-Muchas gracias mi Coronel, respondía Klaus. ¿Les permite a los muchachos que le vuelvan a saludar y despedirse?


-Con gusto.


-Muchas gracias Coronel, gracias respondían los tres amigos abrigados por sus jorongos y cobijas, seguían ahora con esta dispensa por el frio, tomando más café con tequila y mezcal, filosofando sobre la guerra con la convicción que México, al final de la misma conflagración mundial, les albergaría y que sus vidas tendrían un excelente futuro en nuestro país. . .


En 1945, siendo ya Gobernador de Veracruz Don Adolfo Ruiz Cortines, llegaba la soñada y anhelada hora en que, los internos italianos y alemanes eran liberados. El gobierno federal del general Manuel Ávila Camacho había sido cuidadoso en las formas y respeto a los mismos confinados que por fin recibían su libertad.



Klaus Staignerwald, radico unos años en Saltillo, viajando constantemente a Muzquiz, Sabinas, Nueva Rosita y Piedras Negras, interesado en la explotación del carbón, siguiendo los negocios con Franz Müller en Texas y Monterrey. En los años 50´s decidió regresar a Alemania y con Roland y Otto, abrieron nuevamente las oficinas de la “comercializadora y naviera Hameln” en Hamburgo, que estaba en plena reconstrucción tras la guerra. La oficina en Casa Blanca, siguió operando ahora con el Sr. Park, que había dejando los negocios del pecado, pues la policía francesa, tras la guerra, le descubrió algunos negocios no muy cristianos, así que se incorporó a las actividades comerciales lícitas. Florence regreso a Marignane en Francia y siguió apoyando desde Marsella con tramites, envíos y demás servicios que ofrecía la comercializadora. Anette, se convirtió en maestra en Freiburg, Alemania, pero siguió vinculada a la naviera.


Retomó los despachos de las embarcaciones en la ruta del río Rhin que había sido el origen de la empresa a inicio de los años 30´s., desde la misma Freiburg. La embarcación que era utilizada en el rio Rhin era nada más y nada menos que el navío “La Jarocha”. El Hameln siguió activo y abrió nuevas rutas comerciales entre Veracruz, Tampico, Galvestón, Nueva Orleans y la Habana en Cuba, con un solo viaje a Hamburgo al año.  En New Orleans se abrió una sucursal y cobró especial auge la ruta a Tampico. Olga la ex espía soviética se había nacionalizado norteamericana y ahora gozaba de las bondades del sueño americano.

Sigmund, siendo marinero cumplido y formal con su familia, sin embargo, como decía: “Donde fuego hubo cenizas quedan” y siendo muy discreto, nunca perdió su amistad con la “espía soviética”, de quien, al final, nunca se supo si efectivamente se retiró del espionaje o si tuvo alguna acción de investigación para la URSS desde tierras mexicanas y norteamericanas.


Mariana llegó a dominar en los años que Sigmund estuvo internado en la Fortaleza de Perote, los negocios de su esposo y se hizo socia de la “comercializadora y naviera Hameln”, al tiempo estudio Contaduría en la Universidad Veracruzana. Edaín, se formó como psicóloga e hizo una maestría en letras en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Regreso a Perote y ayudo a sus padres en los negocios, se casó y abrió un restaurante de comida típica mexicana y veracruzana. Una vez a la semana ofrecía un menú típico de Bamberg, la tierra de su padre Sigmund.


Las vidas de Mariana, Edain y Sigmund, transcurrieron con alegría y amor, sin sobresaltos, viajando por México, Alemania y el mundo.


Edain más enamorada del amor, que, de sus parejas, se casó tres veces y vivió otro par de noviazgos en unión libre. Sigmund y Mariana, siempre le apoyaron, y nunca la juzgaron. Sabían, que su hija estaba destinada a la búsqueda de la trascendencia y necesitaba de sus tiempos, viajar, estudiar y escribir. Sus esposos y novios, difícilmente le podían seguir el paso y comprender su esencia.


¿Pero qué fue de la vida del capitán Capelli?


Regresó a Italia y en Barcelona abrió un hostal, al tiempo, se enteró que el gobierno mexicano del Presidente Luis Echeverria, estaba iniciando un importante proyecto de crecimiento en una ciudad llamada Cancún. Vendió el hostal en Cataluña y se regresó a México.


En Cancún abrió el restaurante: “Frutos de mar del Capitán Capelli”, se casó con una mujer de Polonia hermosísima, a quien había conquistado en la ciudad de Breslavia, a donde había ido por unos meses, para hacer unos estudios geológicos en tierras polacas. Ella mesera y muy jovencita, no dudó en dejar su país y casarse con el carismático Capitán de los siete mares, el gran explorador Capelli. Como buen italiano y acostumbrado a obtener autorizaciones y contratos, obtuvo el permiso del gobierno polaco (socialista en esos años), para contraer matrimonio con Hanna Kowalski, y llevársela primero a España y luego hacer patria en México. Hanna, era una muy linda jovencita piel nácar, ojos azules, con una figura angelical y voz de sirena que dejaba mudo a cuanto hombre le escuchaba y veía, era un ángel. El veterano navegante, no la iba a dejar ir y pese a la gran diferencia de edades, fueron felices en tierras del Caribe mexicano.


El inquieto ingeniero geólogo y Capitán, también llego a incursionar en los negocios con sus amigos Klaus y Sigmund, en Coahuila y Nuevo León, sobre todo en las “minas de carbón”, por sus conocimientos en geología. Además, apoyó y mucho en la supervisión y calidad de las piezas ferroviarias que se fabricaban, en los hornos y fabrica en Monterrey.  

Los amigos Capelli y Wachter siempre se frecuentaron y ayudaron mutuamente, sobre todo ambos hicieron de México su razón de ser y finalizaron sus días en tierras Aztecas.  


La Despedida


El martes 5 y miércoles 6 de octubre de 1999, Edain Wachter, subía a lo alto del Cofre de Perote para verter las cenizas de su padre Don Sigmund quien, a sus 85 años, se entregaba a la eternidad…


-Anda Papá, exclamaba emocionada Edain con su tez morena y ojos claros, limpiando sus lágrimas llenas de agradecimiento a la vida de su padre. Leyó a sus hijos, familia y amistades unas líneas que ella había escrito:


“Ve,con mamá que ya te espera hace cinco años, y juntos vuelvan a enamorar a las selvas y bosques de este gran viejo volcán, el sabio Cofre de Perote, que te albergó y dio un segundo hogar haciendo y siendo tu Bamberg mexicano...


Vuela querido papá con ron, café y danzón de tu añorado puerto de Veracruz, sigue tus viajes con mezcal tequila, vino y sotol a los desiertos y sierra madre en la Coahuila, que también te adoptó y atrapó con sus osos y lobos que tantos sueños te legó...

Te cantamos la canción que le cantabas a Mamá Mary cada vez que ibas de viaje…

Nuestra madre Mariana nos decía que le cantabas “Adiós mi Chaparrita no llores por tu Pancho que si se va del rancho muy pronto volverá...”


Que tu Memoria sea Eterna Papá Sigi, como te decía mamita Mary, y que tú recuerdo, el de un alemán que se hizo mexicano, cuya fé y esperanza le unieron a Perote, haciéndote un peroteño más, que tu recuerdo papito querido, perdure por siempre…..”


autor: Jorge Rafael Martínez Azuela


AGRADECIMIENTOS y REFERENCIAS


A la C. Martha Aldape, guía de la Fortaleza de San Carlos, Perote, Veracruz, México. A quien agradezco profundamente su valiosa e imprescindible guía e información sobre historia de la Fortaleza de San Carlos y de la ciudad de Perote.


A la C Blanca Lorena Roldán Loraca por sus aportaciones históricas sobre personajes diversos de Perote.


A los integrantes del “Café La Tertulia de los Ilustrados”, por sus consejos y valiosas sugerencias.


Al grupo EXPRESARTE del H Ayuntamiento de Perote Veracruz por sus gentiles aportaciones y comentarios a este escrito. Al Lic. y Maestro Rafael Cornejo, a la Lic. Gloria Gallardo y al H. Ciudadano Presidente Municipal de Perote Don Delfino Ortega Martínez. 


A la familia Wachter, a la Frankonia alemana, y a Bamberg, por los recuerdos del ayer, hoy y el mañana, por las vivencias, el amor sincero, leal, honesto y claro, las nuevas aventuras y tertulias que con ellos vendrán.


A Klaus Staignerwald (QEPD), por su amistad y apoyo en tierras teutonas y galas.

Al Licenciado e intelectual del Derecho Administrativo, Maestro Rafael Iván Martínez Morales (QEPD) por su trascendencia.


Al Ingeniero Mario Enrique Martínez Morales(QEPD) y Carmen Beatriz Azuela González Mass(QEPD), Don Rafael Iván Martínez Fuentes(QEPD), Don Manuel Azuela Sarabia(QEPD), así como a Jorge, Ángeles y Lourdes Azuela Glz M.”(QEPD), por ser las causas generadoras de este “brochero del papel virtual”.


 

475 visualizaciones

Entradas recientes

Ver todo

2 則留言


floresjuan66
9月04日

Jorge mi apreciado Jorge Rafael,hoy leí tu artículo ,que digo di un rápido pasaje de lectura y aún tengo la sensación del sabor dulce de una rica secuencia histórica que sería muy grotesco de mi parte hacer predicciones,permite decirte que a mi muy modesto análisis es una obra de análisis cronológico de una historia vivida y real mezcla con drama historia y pasión .esa es la historia de mexico que debería llevarse en la curricula de la escuela básica mexicana. Te digo eres un hombre con tentáculos intelectuales que va más lejos de lo que te digo…

按讚

José Ramos
José Ramos
8月19日

Me encantó, me parecio una redacción muy amena. Un episodio que no conocía. Me gustó lo de los antecedentes y como se concatenan relaciones históricas. No sabia eso de San Carlos de Perote.


按讚
bottom of page