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Trastocando roles.


A veces se piensa que sobre la infidelidad se tiende a exagerar y fácilmente se puede pensar “¡Total! ¿Qué tanto es tantito?”, sin pensar mucho en las implicaciones.

Para abordar el cómo se trastocan los roles familiares, primero habrá que referirse a las familias y por supuesto a los roles. En la sociedad no hay una uniformidad de familias u hogares, incluso una familia puede fundarse sin un contrato matrimonial de por medio e identificarse de varios tipos: nucleares que solo incluyen a la pareja o nuclear conyugal, pareja con hijas e hijos. Familia extensa que incluye a otros parientes, las unipersonales, quienes viven solas/solos como familia, la compuesta o de segundas nupcias pueden integrar a su descendencia: “los tuyos, los míos y los nuestros”, las monoparentales, padre o madre con prole; las homoparentales, de un mismo sexo y las que se sigan conformando. (Para mayor información véase DIF-UNAM; 2005 y 2011)

Vale destacar que a través del tiempo la noción de familias ha ido cambiando. Unas décadas atrás era impensable aceptar el divorcio, si bien se llegaba a admitir para los varones, era más difícil consentirlo para las mujeres y ni qué decir del rechazo a las parejas homosexuales. Es claro que no existe un modelo de familia ideal, aunque prevalece la aspiración de construir una familia armónica en donde se arribe a un “hogar, dulce hogar” en cualquiera de los tipos de familias antes descrito.

En cuanto a los roles, se trata de la expectativa que un grupo social tiene sobre la conducta y actuación (Goffman, E.; 1997:29) de una persona de acuerdo con la posición que ocupa en un grupo. Los roles en la familia dependen de su posición y esta puede ser adscrita o asignada y tiene relación con la edad, sexo, género, clase social, orden de nacimiento. Hay roles adquiridos, como ser madre, padre, hermana y otros. Jugar un rol implica asumir derechos, responsabilidades y obligaciones y en la medida que se apropian del rol contribuyen al funcionamiento del grupo.

Los roles no son estáticos, corresponden a cada realidad sociocultural y varían en cada etapa del ciclo vital de las familias, teniendo diferentes expresiones y demandas para el desarrollo de sus integrantes de acuerdo a ciertas reglas que constituyen la estructura familiar. Pensemos en una madre joven cargando a su hijo y décadas después esa misma madre ya anciana, ahora asistida por el hijo.

Es así que los roles resultan fundamentales en los hogares puesto que brindan contención, apoyo y marcan reglas, tan necesarias en el desarrollo y crecimiento físico y emocional de todas y todos en una familia, además de que cada grupo establece ciertas conductas permitidas y otras prohibidas. Entre estas últimas colocaríamos a la infidelidad.

Imaginemos lo que sucede cuando una persona ingresa a una familia estructurada a partir de sus costumbres, entorno cultural y roles establecidos. Partamos de que ese personaje (mujer u hombre) aunque ya se le conozca, tiene un nuevo estatus no declarado ni transparente, sino más bien lo hace de forma clandestina y jugando un rol un tanto difuso. Se parece un poco a los rumores que se difunden sobre un hecho social o alguna situación, lo cual genera desconfianza, incertidumbre y un malestar que no tiene nombre, porque no se sabe exactamente de qué se trata, pero algo está sucediendo y no queda claro y menos está definido.

Es por esto que cuando se trastocan los roles se presentan conflictos porque alguien no está cumpliendo con lo que “le toca” y habiendo tantos tipos de familias, también hay diversos tipos de papeles y no se trata de un asunto menor. Sus integrantes logran percibir que la situación ha cambiado y empiezan a darse cuenta, cada quien, de acuerdo a su edad, capacidad de análisis y posición familiar: “Mi mamá antes no hacía…” o “Mi esposo antes no era…, no iba…” Algo se está enredando. ¿Qué está sucediendo con esa mamá o ese papá que de pronto empiezan a dejar de cumplir expectativas?

Puede ser que la estructura familiar ya era disfuncional desde su origen y por ello surgió la infidelidad, o por ésta se trastocaron los roles. Para este hecho no hay recetas ni es la intención presentar una lista, no obstante, quien está en el meollo del asunto podría intentar alejarse de la situación que produce el conflicto para tratar de descentrarse o tomar distancia y visualizar “desde lejos” lo que está ocurriendo en su familia. A veces funciona hacer una lista de los beneficios y perjuicios que trae consigo continuar con la infidelidad, aunque se puede pensar que es muy fácil señalar esto cuando no se está involucrada, pero tomar decisiones en la fase del enamoramiento, es seguro que se va hacia el despeñadero, porque la cabeza no está fría y la visión está ofuscada. Pensemos que la situación de infidelidad es seductora y una vez que se inicia no es fácil parar, por ello más vale hacer un alto en el camino, respirar profundo y pensar, porque en esa etapa es lo que menos se hace.

Referencias Bibliográficas: DIF- Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. Diagnóstico de la Familia Mexicana, Encuesta Nacional de la Dinámica Familiar. México. 2005.

DIF-UNAM. Encuesta Nacional sobre la Dinámica de la Familia en México. Actualización y complemento del Diagnóstico. Reporte de Resultados. 2011.

Goffman, Erving. La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu editores. Buenos Aires, Argentina. 1997.



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