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Violencia psicológica: ¡ten cuidado con lo que dices y hace!



La historia del siglo pasado y de este siglo 21 está sembrada de rupturas y nuevas realidades sociales y culturales que están sujetas a un continuo cambio y constantes modificaciones.

La sociedad actual tanto la occidental como la oriental han perdido la armonía, acrecentándose la fragmentación de la noción de comunidad, pero a pesar de esta situación caótica existen ciertos referentes sociales que nos organizan y estructuran como los roles parentales, las filiaciones, el concepto de familia, el concepto de orden o trasgresiones de la sexualidad.

Las dos instituciones básicas de la sociedad son: la familia y la escuela. Como ejemplo claro y conciso rescato las palabras de Jean Paul Sartre

“Un hombre es lo que él hace con lo que han hecho de él”

Es allí donde podemos visualizar cómo, de qué forma particular germinan los valores inéditos en que la violencia va tomando cuerpo.

La marginación, la expulsión de un semejante, las injusticias etc. Todo esto hace que se construyan muros entre unos y otros destruyendo la posibilidad de generar lazos sociales con los cuales tejer ese entramado social que nos constituye como individuos.

Hoy en día hay una proliferación de la violencia ya sea pública o privada y esto nos obliga a pensar cuál es el origen de estos actos violentos, donde se naturaliza la destructividad, la anulación del pensar y la tendencia al acto.

En los consultorios escuchamos relatos tal vez desgarradores, dolorosos, siniestros que justifican ampliamente que una persona sufra y sienta su vida como un trauma que hace que su rostro se inunde de lágrimas.

Una paciente adulta relataba en un mar de llanto que cuando era pequeña estaba mucho tiempo solo… Su padre y su madre trabajaban todo el día y para no sentirse tan solita solía “hablarle a su peluche “cobrando esta vida para ella a punto tal que una vez su hermanita [mayor por 3 años] furiosa con ella decide ahorcar a su peluche… Ella creyó efectivamente que su peluche había muerto y ya no pudo jugar más con él.

Por supuesto el relato es más extenso y muchos más ejemplos que permitieron abrir un canal de comprensión diferente en la paciente, pero además se interpretó la hostilidad, la violencia con que fue tratada, por sus padres al dejar a las niñas pequeñas de 5 y 8 años solitas durante horas y cómo quedó ella en una posición de vulnerabilidad tal que hasta hoy en día no puede defenderse de la “maldad “de su hermana que la sigue aún hoy provocando en diferentes circunstancias.

También en las parejas hoy día notamos que hay mucha violencia y llega un momento en que cuesta dialogar sin subir el tono de la conversación y tal vez algo más difícil de soportar, y que no se debe permitir jamás y que es la violencia física.

Por eso creo que lo importante es no sólo que en una discusión hay que negociar los acuerdos y proponer soluciones en común como por ejemplo ser flexibles, escucharse sino permitirse cambiar el punto de vista, evitando las etiquetas ej. “tú eres siempre…” que finalmente terminan en agresiones e insultos innecesarios.

Creo que todos tenemos que hacer un esfuerzo para construir una sociedad mejor. Esa sociedad como dije más arriba comienza en nuestro hogar. Re-pensemos las actitudes.


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