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¿Y después del cuerno, que?


Las diferentes formas que tenemos de expresar el evento denominado como infidelidad suelen ser variados. Me puso el cuerno, me vio la cara, me puso los cuernos……y todas están enfatizando lo asimétrico del evento. Una parte de la pareja toma una decisión unilateral y la otra parte de la pareja será parte del evento aunque no lo haya notado.

Existe un pacto que se rompe, algo de eso que uno se promete a si mismo de poder realizar durante toda la vida, que le promete al grupo que presenció como testigos la ceremonia nupcial y que le prometió a la pareja en el encuentro del enamoramiento, de ser eternamente monogámicos. Cuando el pacto se rompe hay una decepción que cae en ambos integrantes. El que decide romperlo, entre muchas otras cosas lo hace sabiéndose adolorido, hay dolor psíquico en la decisión. Alguien que no está sufriendo, que no se está cuestionando el estado de su relación de pareja y su malestar, no decide romper acuerdos.

Se rompen acuerdos de fidelidad muchas veces para sobrevivir a lo difícil de vivir en pareja. Es una manera de manifestar que algo anda mal, y no necesariamente en la pareja sino en el que rompe el pacto . Así también encontramos que la decepción y el malestar también es sufrido por la parte de la pareja que pasivamente se mantiene sin protestar.

Lo que estoy tratando de decir es que vivir en pareja es particularmente difícil, y más es difícil mantener el interés común y el deseo sexual ardiente.

Este marco de referencia no es idealista, ni pretende evitar responsabilidades, más bien nos sirve para escuchar y humanizar el dolor psíquico del amor y del desamor que la cultura no permite sea expresado.

Hay parejas que descubren la infidelidad y si esto es así es porque el que actuó permitió filtrar información que va a ayudar a la pareja a enfrentar el hecho, muchas parejas sobreviven a la infidelidad abierta, otras no lo logran.

Cuando una pareja llega a consulta para ver cómo pueden manejar un evento de infidelidad abierta se requiere que el psicólogo o psicoanalista sea un experto en técnica y práctica de asuntos de pareja.

No es necesario buscar los detalles de los eventos sucedidos, ni profundizar en las formas amorosas diversas sino en traducir las razones tanto conscientes como inconscientes que han llevado a la pareja a protestar silenciosamente . De que protestan? ¿Qué les duele? ¿Que desean a futuro?

El trabajo con la pareja requiere de laborar un duelo por la fantasía de ser perfectos y de aceptar donde se han descuidado mutuamente. Es buscar un lenguaje común que los haga rehacer un proyecto juntos, dando un espacio de trabajo terapéutico para volver a “tejer juntos” los espacios que dejaron de ofrecer satisfacción a ambos integrantes de la misma.

Es un proceso largo, difícil y en ocasiones doloroso pero que puede llegar a buen puerto si hay deseo mutuo de seguir conformando el rol de pareja. Requiere valor, integridad y madurez emocional. Se vale castigar al o la malvada, entendido el castigo como parte de un proceso de aceptación y de un nuevo compromiso entre ambos.

No es fácil pero es posible, lo que sí es imposible es hacer este proceso más de una vez.

¿Habrá alguna otra manera en que las parejas pudieran expresar sus incomodidades, sus diferencias y sus naturales decepciones frente al amor, el matrimonio y el sexo conyugal que no sea la infidelidad?

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