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  • SAMAK

Acerca del levantamiento de las mujeres



La infidelidad siempre ha existido en ambos sexos y en ocasiones resulta beneficiosa para el sistema familiar, ya que imprime una nueva dinámica; también hace ver aquello que está faltando y se busca afuera, algunas veces se rectifica y se regresa al nido familiar, después de una deliberación comparativa y preferir la estabilidad y la unión; el hecho de que la pareja afectada acepte el retorno, ya es otro rollo; otras veces el individuo se marcha con la nueva opción.

La sospecha misma de la infidelidad genera celos, que puede constituir un factor de violencia en la vida de pareja, la simple sospecha de una infidelidad real o latente genera una gran rabia, es un golpe fuerte al ego. El momento del reclamo y el enfrentamiento se torna violento mientras más enojo carga, incluso puede llegar a un enfrentamiento físico; sin embargo, la mujer se encuentra en desventaja, al no contar con la fuerza física suficiente para librar una batalla cuerpo a cuerpo con el sexo opuesto. Además de que es más mal visto en la mujer el engaño. Tampoco a sido nunca bien vista la mujer que reclama y mucho menos, a un nivel social, que se levante en violencia para protestar acerca de la situación que ha venido sufriendo desde hace siglos.

A lo largo de la historia hemos observado una desdeñable asociación de la rebelión de las mujeres ante el sistema impuesto. La mujer por naturaleza está asociada con el engaño, la traición, el deseo. Ahora que repasaba en Malleus Maleficarum, supuestamente yo para reírme un rato, ya no supe en realidad qué era lo que sentía, porque por momentos el arquetipo presente en la actualidad de la mujer enfurecida por tantos ultrajes, abusos y humillaciones, surgía en mí.

Algunas de las frases que en mi hojeada rescaté fueron, por ejemplo:

“Todo el arte de la brujería proviene del deseo carnal, que en la mujer es insaciable”.

“Es hermosa en apariencia, envenena al tacto y es mortífero vivir con ella”.

“Bendito sea el Altísimo, quien hasta hoy protegió al sexo masculino de tal delito ...”

“La mujer no puede ser gobernada, sino que sigue su propio instinto, incluso hasta su perdición”.

“Cuando una mujer llora está tejiendo redes... se esfuerza por engañar a un hombre”.

“Los diferentes apetitos conducen a los hombres a un pecado, pero el vicio de las mujeres los conduce a todos los pecados, pues la raíz de todas las pestes es la envidia femenina”.

Estas son frases usadas para calificar a las mujeres de brujas en la época de la inquisición; sin embargo, seguimos viviendo las consecuencias de juicios en mentes tan viles y retorcidas hasta hoy.

Si profundizamos un poco al arquetipo femenino, vamos a encontrar que la mujer siempre se ha asociado con la noche, la parte oscura y desconocida porque se rige por las emociones. Porque en este planeta en el que todo se divide en dos grandes bloques, el oriente (femenino) y el occidente (masculino) observamos, por ejemplo en oriente -correspondiente al hemisferio derecho del cerebro, el de la creatividad- que hay culturas más aproximadas a lo femenino, culturas que creen en el universo cíclico, el karma, el samsara que es la rueda de las retribuciones y reencarnaciones, donde la acupuntura y los sistemas energéticos prevalecieron, donde hubo un mayor apego a los ritos y paganismo. Occidente, es el mundo de lo racional, lo masculino, las definiciones, los edificios que son correspondencia arquitectónica fálica, la ciencia, el positivismo -corresponde al hemisferio izquierdo del cerebro – es una energía más racional, es el pensamiento lógico-matemático, tradiciones monoteístas. Siempre nos hemos encontrado con estos opuestos complementarios, manifestado en mujer y hombre.

La mujer en los mitos también aparece como la que rompe con lo cuadrado y establecido por la razón. En el catolicismo, es Eva la que cae en el engaño e incita a Adán. Es la mujer la que hace que caigan reinos y se va con el extranjero. Y además, siempre que la mujer se quiere rebelar, el hecho mismo causa estragos en este mundo de lo racional y lo establecido, la mujer es más débil físicamente, se le somete. Hay una aparente evidencia que representa el dominio en la cultura y constitución física de lo masculino.

Y la mujer libre, la que dice lo que piensa, que es sabia y vive en libertad su sexualidad es considerada como “LA BRUJA”. Afirmo y me siento orgullosa de serlo. Y aunque no estoy tan de acuerdo en la expresión con rabia, y no estoy a favor de la violencia, sí comprendo el extremo enojo que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos. El hartazgo de regresar a los mismos abusos y omisiones de la libertad y equidad llego a su límite, tal vez.

Pero regresando un poco al Maleus Maleficarum, lo que puedo decir es que, como dice Jung, estos hombres proyectaban en la mujer toda su sombra, toda esa parte no aceptada de sí mismos, todas esas pasiones despertadas por las mujeres que eran impermisibles, todo su deseo ilícito, además de la falta de aceptación del derecho de poseer tierras y bienes de las mujeres; esto lo podemos observar en la actualidad, son mayoría los hombres que poseen las riquezas de este planeta. Toda esa conspiración era tan expresa en ese entonces, pero ahora está latente; no se dice abiertamente pero se siente. Por eso cuando una mujer es infiel, surge el enojo y algunas veces el hombre se cree con derecho de arrebatarle la vida y la dignidad porque se le salió de las manos esta fémina que creía poseer.

Algo semejante sucede cuando las mujeres son violentas, generan un gran escándalo en la sociedad. Independientemente de la manera, todo lo que genere un cambio y por lo menos un cuestionamiento para Todos estar mejor, puede tener un buen fin, aunque se deben encontrar los mejores medios.


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