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Manuel Hernández

Cimientos para una vida plena en pareja.


Desde mi punto de vista hay dos grandes áreas de desarrollo para el ser humano, el plano profesional y el sentimental. Indudablemente conoces personas que son exitosas en uno u otro y quizá en el primero se te hace normal alcanzar el éxito y en el segundo te preguntas ¿por qué no?, ¿qué me hace falta?, ¿en qué estoy fallando?

Para responder a éstas preguntas sólo basta hacer una equivalencia entre uno y otro plano y te darás cuenta de que eres exitoso(a) porque le dedicas tiempo, esfuerzo y calidad a tu trabajo, te apasionas y ¡siempre vas por más! En contraste muchas personas tienden a dejar en segundo plano la parte sentimental (y otras áreas de su vida en general). Piénsalo de esta forma, ¿cuántas horas le dedicas a esos grandes proyectos y cuántas horas le dedicas a tu pareja? Al contestarte muy probablemente te darás cuenta que la balanza se inclina claramente hacia un polo.

De acuerdo a lo anterior, dedicarle tiempo de calidad a una relación es el primer pilar cuando ésta ya se conquistó. Siguiendo ésta línea no podemos dejar de lado el tema de la elección que por sí misma es otro pilar ya que el hacer una adecuada elección es crucial para que las cosas funcionen. La pregunta que te dejo a ti lector(a) a manera de reflexión es: si la elección de pareja conlleva elementos inconscientes como lo he apuntalado en otros artículos, ¿cómo hacer para no dejarte llevar de manera que ésta instancia predetermine tu elección? Para proporcionarte una pista te puedo decir que el darte la oportunidad de dejarte llevar por la ilusión y las emociones que despierta la posibilidad de un nuevo amor, es decir, permitir que tu corazón sea la guía y la razón tu mejor aliado como se dice coloquialmente “sin perder los pies de la tierra” dándote la oportunidad de saber quién es la persona que te atrae.

El tercer pilar es la comunicación, aun cuando se ha hablado mucho de la importancia que tiene en las relaciones de parejas, en general tienden a descuidar esta parte cayendo en el “error” (por llamarlo de alguna manera) de pensar que por contar o dar un recuento de cómo les fue en el día gozan de un nivel significativo en la materia y la comunicación es más que un “me fue bien”, “estuvo pesado el tránsito”, “discutí con mi jefe”, etc., es ir compartiendo ideas, sentimientos y deseos en todo sentido. Es tratar de profundizar no sólo para saber qué necesita, qué busca o qué desea tu pareja sino para que sepa lo propio de ti y desde ahí buscar llegar a acuerdos en donde aplique la regla de oro en una negociación: ganar-ganar (ambos ceden, ambos ganan). Dicho en otros términos es aprender a escuchar sin juzgar, hablar de frustraciones sin reproches, discutir sin pelear.

Un principio que es básico en las relaciones humanas y que en la pareja cobra un valor sustancial es el respeto porque implica entender que la persona que está junto a ti es un ser independiente que tiene sueños, proyectos y la necesidad de tener espacios que muchas veces no te incluyen a ti (puedes estar a su lado sin invadir ese espacio). Es comprender que puedes opinar más no influir en sus decisiones o delimitarlas. Por ejemplo, cuando buscas forzar a tu pareja sólo para realizar aquello que deseas aun sabiendo que no es el momento o que tu pareja no lo desea, no la estás respetando además de que resulta egoísta y ofensivo.

En el terreno de la sexualidad el dejar viejos paradigmas es esencial para alcanzar una verdadera integración, es decir, las expectativas de cómo debería comportarse tú pareja llevan a perder la riqueza de las fantasías. La relación se daña cuando los dos son rígidos, sería muy provechoso entender que ambos traen bagajes diferentes a nivel de experiencias, no tod@s son hábiles, ni tienen maestría en el tema y que muchas veces dejar un rol pasivo y cambiarlos por uno más activo-creativo facilita el encuentro de dos almas que se fusionan en un momento mágico.

Es necesario ser creativos y no permitir que la rutina y la costumbre hagan de tu relación una experiencia de desgaste, de apatía, de desánimo o desaliento al ver como con el paso del tiempo pierdes esa chispa, dejas de extrañar a tu pareja, ya no te despierta el deseo de tener un detalle, de tener relaciones sexuales enajenantes.

En último lugar creo que un factor clave en las relaciones de pareja es el trabajar en nosotros mismos a fin de contar con la sagacidad necesaria para comprender la trama compleja que nos conforma, la autoestima para confrontarnos y ver lo que no nos gusta de nosotros, además del valor para asumir errores y cambiar hábitos.

Lo antepuesto deriva en un nivel de madurez que te permitirá de inicio aceptarte a ti mismo como eres, con tus fortalezas y con tus áreas de mejora y saber que puedes ser feliz con tu pareja, que es un complemento en tu vida más no tu razón de ser.

Para cerrar este artículo te dejo a ti lector(a) una frase que invita a la reflexión y que encaja plenamente con este tema, y es la definición que J. Lacan da del amor: “Amar es dar lo que uno no tiene a quien no es y que no te lo pide”

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.

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