Sabemos que el codependiente es una persona adicta a los problemas de otros que inconscientemente permanece junto a ellos, no para tratar de ayudarles a superarlos, sino más bien para sentirse necesitado, apreciado y valorado, por ello se aferra a esas personas de manera irracional, perdonándoles incluso cualquier tipo de maltrato como golpes, insultos, alcoholismo, drogadicción y violaciones. Sin embargo, son menos tolerantes en el caso de la infidelidad.
Esta situación no es exclusiva de las personas codependientes. Las mujeres suelen ser muy aguantadoras y, en ocasiones, justificar cualquier acto de desprecio o maltrato físico, verbal o psicológico, preocupadas por la manutención y bienestar de sus hijos o simplemente conservando la esperanza de que algún día sus conyugues o parejas cambien. En este tipo de relaciones es lamentable observar que el dicho “el valiente vive hasta que el cobarde quiere”, es muy cierto ya que poco a poco se va medrando la personalidad, la autoestima, las metas y las ilusiones de quien recibe este tipo de vejaciones, imponiéndose la ley del más fuerte y en muchos casos abusando de ese poder, todo por no poner un límite y permitiendo que se quiebre la delgada línea del respeto, la cual no se debe cruzar jamás.
Observamos que el factor fundamental de la decisión de no perdonar una infidelidad, radica en el concepto de “amor”, porque mientras algunas personas se sacrifican dentro de la relación para sacarla de sus adicciones o corregir su temperamento, es precisamente la infidelidad la que rompe el compromiso, ya que con ella se manifiesta que se ha perdido ese sentimiento; se interpreta como una traición al esfuerzo que se hace por mejorar la relación y por ello resulta conflictivo e imperdonable.
Las mujeres durante muchos años fueron consideradas la parte menos importante de la sociedad; no tenían derechos, no podían expresar su opinión; fueron consideradas por muchos pueblos como una cosa e incluso un objeto de comercio; esto tristemente se sigue reflejando de alguna manera en su comportamiento actual, dependiendo de la educación y la cultura. Lo que si notamos con mucha frecuencia en casi todas las consultas que nos hacen es que las mujeres que se acercan en busca de elementos de información necesitan pruebas tangibles como fotos o videos que evidencien la conducta impropia de sus parejas, para de esta forma justificar su separación y señalar al culpable de la ruptura, liberándose así de malas interpretaciones de la sociedad e incluso de su propia familia, pues aun resulta difícil aceptar una ruptura sin una razón válida para su juicio.
Muchas ocasiones hemos tenido consultas en las que observamos que las mujeres se encuentran en una relación poco constructiva, pero que más allá de conservarla por codependencia o amor, lo hacen por conveniencia pues en su naturaleza se enmarca la responsabilidad de criar, proteger y darle una buena educación a sus hijos aún a costa de su propia persona. Sin embargo, cuando estos pueden valorarse por sí mismos, muchas mujeres toman la decisión de separarse de sus parejas, amparadas en una infidelidad o en el mal trato ocasionado por su cónyuge, pues ya no dependen económicamente de este y pueden justificar ante la sociedad el hecho de haber vivido como personas abnegadas y sufridas toda su vida, siempre y cuando cuenten con un elemento de información adicional que les permita auto justificarse.
Por ello aconsejamos que los matrimonios se basen en la convivencia sana entre las parejas teniendo como valores primordiales el respeto, Por ello aconsejamos que los matrimonios se basen en la convivencia sana entre las parejas teniendo como valores primordiales el respeto, la comunicación y la tolerancia, sin confundir estos con tener que soportar situaciones que nos ofendan, dañen o perjudiquen.
Hay que aclarar que la tolerancia implica conversar y escuchar a nuestra pareja teniendo interés por realmente entender al otro, aun cuando no se compartan las mismas ideas. En cuanto se presente alguna situación que nos haga sentir incómodos, ya sea una actitud o un comentario, debe ser hablado desde un inicio para evitar que el problema crezca y se puedan marcar límites, evitando la codependencia y el maltrato.