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Conducta homosexual.



La homosexualidad se refiere a la atracción sexual a personas del mismo género. Actualmente entre las mujeres se les llama “lesbianas”, y entre los hombres,” gays” a estas relaciones.

Dentro de la historia de la humanidad, esta tendencia siempre ha existido. En la antigua Grecia y en Roma esta conducta incluía aspectos filosóficos, culturales, intelectuales y hasta espirituales. En esta época florecieron las enfermedades de transmisión sexual tales como sífilis y gonorrea entre las más conocidas debido al abuso indiscriminado de las relaciones entre homosexuales.

Entre esa época y la actual, existió un periodo de no aceptación hacia esta conducta, siendo castigada por la sociedad en diversas formas, llegando hasta la muerte.

En la cultura actual existe una apertura y tolerancia hacia la diversidad de género, lo que ha permitido que algunos científicos se refieran a la existencia de un posible gen que se trae desde el nacimiento y que surge en una conducta homosexual, así como también se dice de un gen que conduce a la infidelidad.

La conducta homosexual, lleva a un gran porcentaje de infidelidad por la frecuencia al cambio de pareja, lo cual también contribuye a problemas de salud por el intercambio de fluidos.

Freud se refirió a experiencias sexuales tempranas para reforzar o extinguir la tendencia homosexual. Él se refirió al “complejo de Edipo-Elektra”, en el cual no se establecería la conducta definitiva de género.

Otros autores del siglo XX y XXI hablan de la influencia en la homosexualidad por conductas de padres castrantes, internados, milicia, religión y política.

Ginecológicamente hablando podemos sugerir un desequilibrio o alteración hormonal existente que aún no se ha acabado de definir.

Son escasas las mujeres que manifiestan su lesbianismo en forma abierta en consulta. Sin embargo, sí se refieren al cambio frecuente de parejas, por lo cual son más propensas a padecer actualmente virus de papiloma humano el cual, en un tiempo puede convertirse en un cáncer. Esto no quiere decir que sólo los homosexuales lo puedan padecer.

El rechazo al sexo contrario se da más en las mujeres también por experiencias traumáticas al inicio de su vida sexual, violación e insatisfacción en el aspecto psicológico y fisiológico que en los hombres. Éstas son más sensibles a esas experiencias.

Las lesbianas tienden a ser más estables con sus parejas que los gays y socialmente es mejor aceptada su relación que la de los hombres.



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