Hoy en día las mujeres retrasan el momento de tener hijos (embarazo espontáneo) por causas sociales, ajenas a las causas biológicas (carrera profesional, éxito laboral, bienestar económico, etc.) y no se detienen a pensar que existe un “reloj biológico” que es el tiempo en que se la mujer se encuentra en edad fértil (capaz de tener hijos de manera natural).
Este reloj se pone en marcha antes de los 25 años y hay quienes creen que aún tienen tiempo para quedar embarazadas por encima de los 45 años.
El cuerpo femenino tiene una cantidad de óvulos limitados, diferente en cada mujer. En la pubertad la cantidad de óvulos es de aproximadamente entre 300,000 y 400,000 y se perderán aproximadamente 13,000 por año. Después de los 40 años (que marca el fin de la etapa reproductiva) se liberan los últimos óvulos y la probabilidad de embarazo natural es menor. También hay que tomar en cuenta que los abortos espontáneos comienzan a dispararse a partir de los 40 años.
Existen comorbilidades (enfermedades que se pueden llegar a presentar) en pacientes que se embarazan después de los 35 años; entre ellas está la hipertensión (aumento de la presión arterial) durante el embarazo, diabetes gestacional y retraso en el crecimiento intrauterino. Además, las mujeres primerizas añosas tienen más del 50% de probabilidades de dar a luz por cesárea como resultado de complicaciones durante el parto. No debemos olvidar a la pareja. El hombre es físicamente capaz de ser padre después de los 60 y algunos hasta los 70. Sin embargo, la calidad de los espermas se deteriora con la edad y el porcentaje de defectos genéticos es más alto (Síndrome de Down, esquizofrenia y trastornos del espectro autista).
No podemos dejar de hacer mención al embarazo de la paciente adolescente, puesto que acerca de este tema se puede escribir un artículo completo por las implicaciones socioeconómicas y médicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como adolescente al “periodo de la vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva y transita los patrones de la niñez a la adolescencia”. El embarazo en la adolescencia es un problema de salud pública; la maternidad es un rol de la edad adulta y cuando ocurre en el periodo en que la mujer no puede desempeñar adecuadamente ese rol, el proceso se perturba en diferente grado.
Además de otros problemas, existe mayor riesgo de aborto (tanto provocado como espontáneo). Si se continúa con el embarazo existe riesgo de bajo peso al nacer y se ha reportado un aumento en la incidencia de “muerte súbita” en estos bebés y la tasa de mortalidad materna también se incrementa.
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