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El rol de los juguetes sexuales en la relación de pareja.

Actualizado: 6 dic 2023



Los juguetes sexuales son sin duda parte importante de la vida sexual del humano, recordemos que la sexualidad hasta ahora es una condición exclusiva del ser humano, ya que los animales solo se relacionan con sus genitales por el instinto de reproducción y perpetuar la especie, aunque en sus expresiones, cuando se cruzan a veces me pregunto si no disfrutan de ello, pero eso es tema de otro artículo.


Actualmente existen tiendas de juguetes sexuales en todas partes, a la vista de todos, y una gran oferta por internet. De hecho antes de la pandemia había estructurado un plan de negocios para echar a andar una empresa del tema que se quedó en el tintero.


En mis tiempos adolescentes una mujer en ropa interior era pornográfica, hoy ya ni siquiera las voltean a ver en los puestos de periódicos. Los juguetes sexuales se vendían en obscuras tiendas escondidas en barrios peligrosos y misteriosos, con cabinas al fondo para ver alguna película en la privacidad de tu mentalidad desenfrenada, así era. Hoy entras a esas tiendas iluminadas que por momentos te recuerdan esas tiendas de fiestas infantiles plagadas de cosas, cositas y cosotas, dulces, juguetes, instrumentos, ropa, muñecos y muñecas, lociones, lubricantes, sustancias mágicas, fragancias con feromonas, y cientos y cientos de cosas por demás interesantes de las que podría escribir un artículo grande de cada una, ventajas y desventajas, y ahí, lo interesante del asunto.


Hace tiempo no escribía, así que si no me conoces y no eres un adulto con criterio abierto, estás a tiempo de detener tu lectura, que conste que te advierto, y el que avisa no es traicionero.


El soberbio humano piensa en su tiempo que lo que pasa es de su tiempo y que se descubrió en su tiempo, que falacia. En juguetes sexuales hablemos un poco de la historia.


En referencia a lo publicado por diversos autores entre los que me gusto mas Justin Case nos da un breve recorrido por la historia de los juguetes sexuales. Aunque yo creo que desde que el hombre y la mujer aparecieron y el hombre no supo perpetuar el placer a su pareja, está buscó una alternativa que no se pusiera flácida a los 5 minutos, que pudiera usar cuando ella quisiera, que no fuera posesivo, que se limpiara fácilmente y así se hiciere. Que no fuera celoso y la respetará, y así nació un juguete sexual, que claro tenía que usar a escondidas de la pareja, de sus padres y hermanos, no así de sus amigas. En aquellos días que ellos salían a cazar y ellas se quedaban solas. Que natural que frescura debe haber sido descubrir su sexualidad así espontánea, abierta y deliciosa, sin duda también puedo imaginar a esas mujeres solas, descubrirse entre ellas naciendo una sexualidad secreta pero fascinante. Y así desde mi punto de vista empezaron a esculpir piedras, pulirlas, usar el cuero tratado, algunas maderas, huesos y cualquier objeto de la naturaleza que se pudiera transformar en un dador de placer. No es coincidencia que las vaginas de juguete aparecieron muchos años después, ya que las necesidades de placer eran mayores en las mujeres que lo que los hombres podían aceptar. Seamos sinceros, el hombre se complace fácilmente, no necesita mucha ayuda.El hombre siempre ha creído que lo más importante en su ser es el pene, que es lo que lo define como hombre y tristemente no es así, un simple palo esculpido puede sustituir ese concepto equivocado. Ser hombre es más que tener un pene, como ser mujer es más que tener una vagina, mucho más sin duda alguna. Con estos antecedentes humanos recordemos desde Cleopatra hasta Sarah Jessica Parker, desde la antigua Grecia hasta los juguetes sexuales mas sofisticados, los consoladores no son tan modernos como puedas creer. Más bien, acompañan a la humanidad desde el principio de los tiempos. Desde piezas hechas de cuero hasta las formas, colores y materiales mas innovadores y llamativos. Así es la historia de los dildos y los vibradores (que por cierto, no son lo mismo).


Hechos de piedra, cera, cuero o madera, los juguetes sexuales ya se usaban en la antigua Grecia, tanto para la satisfacción propia como para enriquecer las relaciones sexuales. También llamados olisbos, se lubricaban con aceite de oliva. Incluso mucho antes, en el yacimiento de Hohle Fels, en Alemania, se encontró junto a la estatua humana más antigua del mundo, 35.000 años, otra pequeña figura hecha de piedra con forma fálica.



Más adelante, Cleopatra fue una mujer adelantada a su tiempo o por el poder de su reinado y su exuberante belleza e inteligencia. A esta belleza egipcia le debemos el primer vibrador. ¿Cómo era? Pues utilizó un rollo de papiro y lo llenó de abejas vivas. El revoloteo de sus alas provocaba el efecto placentero que buscaba esta reina. Quien fuera abeja egipcia. Otros dicen que empleaba una especie de forro de cuero fino lleno de abejas, que al zumbar le proporcionaban placer. Quien fuera cuero fino También cuenta un rumor que Julio Cesar le regaló un consolador de oro macizo, por si él estaba en batalla, no se le fuera a antojar alguien de su corte.



Pero el consolador, además de juguete sexual, tuvo una función médica en la antigua Grecia también. Pues sí. Platón e Hipócrates ya hablaban de un fenómeno llamado histeria. Se referían al malestar producido en el útero, que era considerado un animal que vagaba libre por el cuerpo de las mujeres causando distintas enfermedades, y se curaba aplicando masajes en los genitales. Que interesante práctica Médica, hubiera sido excelente ser médico en esa época y desarrollar maestría en masajes genitales, seguro yo pondría un consultorio gratuito. Sin embargo, a veces, durante la Edad Media la histeria se consideraba cosa de brujas y se curaba en la hoguera. Ahora sabemos que no tiene nada que ver con el útero ni la brujería, y que el placer sexual si calma al monstruo tormentoso del enojo sin razón llamado por mi SECI, que significa Síndrome de Encabronamiento Crónico Inexplicable, que no respeta género.


En el siglo XIX regresó con fuerza la afección de la histeria en las mujeres, y por aquella época se trataba con lo que se llamaba “masaje pélvico”, estimulando los genitales de aquellas que padecían este mal. Que por cierto por la cura aumentaron considerablemente Y para ayudar en la labor de los médicos y matronas encargados de realizar estos masajes (que en ocasiones llegaban a durar una hora hasta que la paciente alcanzaba el orgasmo o “paroxismo uterino”), en 1880, un médico británico llamado Joseph Mortimer Granville inventó una máquina eléctrica que conseguía, en tan solo 10 minutos que las pacientes llegaran al ansiado paroxismo. Por cierto ya no se venden por si alguien tenia la duda, así se veían:



Aceite de oliva para lubricar

Todos conocemos de sobra los beneficios del aceite de oliva, pero lo que seguramente muchos desconocen es que, además de para dar vida en cocina, también daba vida en la cana. Y es que el aceite de oliva fue uno de los primeros lubricantes de la historia, ya que se empleaba en torno al 350 a. C. para evitar roces y situaciones dolorosas durante los jueguecitos sexuales.



Las primeras sex shop renacentistas

La Italia del renacimiento no solo nos dejó grandes obras de arte, sino también las primeras sex shop. Las mujeres acudían a estos establecimientos para adquirir sus juguetes sexuales hechos de madera. Claro que, en muchos casos, la madera requería de grandes dosis de aceite de oliva como lubricante para facilitar el tema.




Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler ordenó entregar muñecas inflables para compensar la tensión que sentían las tropas nazis y así evitar que contratasen los servicios de prostitutas parisinas y contrajeran enfermedades.

Estas muñecas, como no podía ser de otro modo, eran rubias y de ojos azules.

Muñecas inflables para las tropas nazis



Ya entrados en el siglo XX y el XXI, existe una sucesiva lucha entre los tabúes alrededor de la sexualidad, las batallas ganadas por la libertad sexual y un desarrollo tecnológico imparable. ¡Hoy en día la industria de los juguetes sexuales parece no tener límites!


Pero no solo hay que comprarlos hay que saber usarlos, cada juguete debería tener un instructivo de uso para maximizar el placer y minimizar el riesgo de lesionarse, y lamentablemente no es así. Pondré un ejemplo ya que el objetivo de este artículo no es hacer un tratado de como usarlos si no solo un exhorto a usarlos de manera adecuada.


El dildo, el más común de los juguetes, es un pene artificial de diversos materiales, plásticos ahora y diferentes tamaños y colores, además de sabores. Recomendación Médica. No compren un juguete muy largo ni muy ancho, es un mito que mientras más grande más placer, esto es estupido e incierto. La vagina es una cavidad flexible pero delicada, con un juguete muy grande, mal lubricado, puede perforar la vagina o lesionarse. Así que compre un juguete mediano, flexible. Compre un lubricante a base de agua preferentemente con sabor y olor para aprovechar toda la experiencia. Lave perfectamente el juguete con agua con jabón, enjuague muy bien, seque con una toalla que no deje residuos y controle en donde lo pone hasta que lo use. En posición fisiológica sexual, ya sea sola o acompañada la persona y/o con su pareja, se lubrica el introito vaginal, sin desaprovechar la presencia de clítoris, quizá tenga el gusto de ver como los labios mayores se abren poco a poco preparándose para la siguiente acción, es algo hermoso, es como si se abriera una flor. Poco a poco, vaya introduciendo suavemente el juguete muy bien lubricado, suave, lento y acompañado de caricias en los senos, piernas y otros lados que sepan son erógenos para ustedes, los movimientos serán cada vez más intensos y profundos dependiendo de lo que vaya sintiendo. Una vez logrado el orgasmo, no retire el juguete de inmediato, espere a que la vagina se relaje y saque el juguete con rotación y suavemente. Cada vez que lo use lávelo y séquelo antes y después de usarlo. No lo preste es personal. Si quieren aprender a usar otro juguete comunícate con nosotros y con gusto te enseñaremos cómo usarlo con seguridad y alegría.


Hasta el próximo artículo estimados lectores, estamos de vuelta.


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