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Dar un pase libre



El sonido del viento surcaba sin cesar y se hacia uno con los suspiros de Katharina que abrazaba a Rafael y marcaba con sus manos y uñas, surcos en su espalda, que dejaban así, la evidencia de ese, “un primer encuentro casual”, que, con los años, sería un detonar de una las relaciones más profundas y fuertes en la vida de ambos.

Un día antes, se conocían en el aeropuerto de Frankfurt, él procedente de Moscú y ella de Madrid, donde había ido a visitar a sus amistades, pues había vivido en España por años, estudiando la cultura del país vasco, y radicado en San Sebastián, durante más de un lustro. Gustaba de todo lo que tuviera que ver con Hispanoamérica. Por lo que, sin más tapujo, al escuchar hablar a Rafael, se acercó y comenzó así, amena plática que pronto les llevó a estar juntos por una temporada, que sería fenomenal e inimaginable en lo positivo para sus vidas. La tetera silbaba, avisando que el agua hervía y estaba lista para preparar un té oriental para ella y un café veracruzano para Rafael…..Afuera, en el espeso bosque de Freiburg, el viento había cesado y desganado daba paso a una suave y silenciosa nevada que, armonizaba con el momento de reflexiones que ambos empezarían a compartir. Ya están listas las bebidas calientes, baja porque se enfrían. Te espero en el sofá. Vestida con una bata blanca de algodón, abrazaba con ternura y llenaba de besos sensuales en el cuello, la cara y tórax de Rafael, al tiempo que le daba a probar el café que le había preparado, agregándole un poco de tequila, intuyendo que este detalle le agradaría y mucho a su ahora compañero. El piso como ella le decía a su departamento, era de dos niveles, el superior como recamara, con una cama, amplia y firme, al lado un buró con discretos detalles y su muro engalanado con fotografías de sus múltiples viajes alrededor del mundo. Rafael se incorporaba y bajaba al acogedor sofá, que teniendo frente un calentón que imitaba en su pantalla una chimenea, daba a ese encuentro la nota mágica de una velada que terminaría hacia el amanecer. Una cobija de lana de borrego al natural, cubría su desnudez y les invitaba a entregarse nuevamente, ahora en un tenor de mayor dulzura y armonía; abrigados en ese embrujo que trasciende el tiempo y espacio. El día, les sorprendía con fuertes nevadas e intenso frio, más del normal; lo que invitaba a no salir de casa. El almuerzo, a base de un esponjoso y abundante puré de patatas con salmón, acompañado de finas esencias, vino blanco de la región y para el postre, un delicioso pastel de chocolate y crema, acompañado de “vino caliente”. Era, así, el preludio de una serie de reflexiones, que les llevarían desde la geopolítica mundial, europea, hasta llegar al punto de analizar los sentimientos, las relaciones de pareja y arribar a sus propias vidas. Mi ex novio Otto y yo, no nos entendemos y hemos decidido darnos un espacio de tiempo. Hemos programado esta separación y al terminar este tiempo, analizaremos la situación, que pienso, ya es definitivo nuestro alejamiento. -¿Y tú? ¿Cómo estas en este momento? ¿Me dejas ver la foto de tu mujer? Rafael un tanto apenado, se animó al fin a responderle a la objetiva y directa alemana. -Katharina. Nosotros en México, le decimos “darnos un break” o si lo quieres un descanso. En fin, nos dimos “un pase libre”. -¿Cómo fue? ¿Qué sucedió? -Yo alcancé a mí ya ex novia que está en Abakán, en Rusia, había ido a “buscar inspiración”. Ella es pintora y no sé por qué le gustó ese lugar. Y así, sin decir más, ante la sorpresa de toda su familia y amigos, en menos de un mes ya estaba tomando vodka y pintando paisajes rusos. Ya tiene más de medio año en esa ciudad. -Ya me parecía poco común ver a un mexicano regresando de Rusia en invierno, me diste mucha curiosidad. ¿Ella es mexicana? -Si del norte de México. Rafael hizo un silencio profundo, tomo aire y se armó de valor para continuar. Decidí ir a verla y aclarar nuestra situación; pero al estar en un espacio neutral y ya sin la presión de las amistades en común, de las familias y los entornos de costumbre, nos hizo vernos a nosotros mismos y reconocer que más allá de todo lo que habíamos construido era “una relación social por costumbre, cierta comodidad o conveniencia”, pero que nunca nos iba a permitir en realidad arriesgarnos a saber que sería vivir sin esa esfera de falsa seguridad. Al final ella se atrevió, debo decirlo…Fue más valiente que yo.

Escogió un lugar al otro lado del mundo y su pintura es la gran pasión de su vida. Hasta me presentó a su “nuevo amigo”.Se llama Vladimir.

-¡Vladimir!..¿Cómo Putin?

-Sí, así es…..

-¡Que cojones de la tía!

Exclamaba Katharina, con tal tono que ya no se pudo aguantar las ganas de reír, lo que contagió a Rafael, que por fin pudo sacar todo ese sentimiento, sonreír y platicarlo.

-¿Te digo algo muy curioso Katharina? El tal Vladimir me cayó súper bien, bonachón, se dedica a la crianza de patos y gansos. Amante del acordeón, el vodka y el futbol. Platicamos un buen rato de varios temas y del como la selección mexicana le había ganado a la rusa, el año pasado en este torneo que se hace, para preparar el mundial. Hasta me presentó a una prima que estaba de visita en casa de su familia y que no vive ahí.

-¿Te gusto la prima de Vladimir?... Si, si te gusto, que te has puesto rojo tío.

-Pues sí, bueno bastante, pues.

-¿Y por qué no habéis explorado ese pasaje?

-Me daba pena con mí…, Bueno, con mi ahora ex novia.

- Debéis, aprovechar que al final la historia, ha salido bien. En el espacio que te has dado con tu ex novia, sacar lo provechoso. Vosotros seguiréis siendo amigos y mira que la coyuntura les ha puesto el destino, es una oportunidad de seguir siendo ahora grandes amigos y con amores mutuos en tierras lejanas. ¿No es romántico?

-Pues, ahora que lo mencionas, no lo había visto así. Déjame ver si te comprendo Katharina. ¿Me dices que si estamos en un brake, si lo acepto, esto me llevará a mejores relaciones?

-¡Claro macho! Dale la vuelta a la tortilla y regresa a las estepas rusas a buscar a esa prima que os ha llamado la atención. Pero, estas semanas, la pasas aquí y ya está.

-¿Y tú ex novio Katharina? ¿Qué hay de ti?

-Mi relación con Otto, pienso que ya no seguirá más, él lo sabe y nuestros caminos son muy distantes cada vez más. Él está muy interesado en vivir una temporada larga en Japón y China, para realizar intercambios en robótica de esos países, pues él trabaja en esto. Hace dos años conocí a un chico en San Sebastián, se llama Gorka y cada día crece más el interés de ambos, pero antes quiero definir bien los términos con Otto e irme muy despacio con el chico vasco.

Prometamos que esta amistad dure para siempre y seamos fieles a la misma amistad. Rafael también entre hombre y mujer puede haber una amistad llena de fidelidad.

-Así es Katharina; seamos amigos en una fidelidad y cuando tengamos pareja, sigamos esta hermosa relación, para el resto de nuestras vidas. Si la relación está se encuentra, en un espacio o break. Esto es positivo, siempre que se haga de manera consensuada, “darse un pase libre”, que permita, analizar, discernir y sobre todo, aceptar que ya existen una o varias situaciones que obligan a tomar distancia. “Sana Distancia” dijera un ex presidente. No forzar las cosas y/o seguir en una relación por comodidad, zona de confort y conveniencia social. A la larga esto dejará secuelas en la autoestima de los individuos que conforman la misma pareja. Durante el break o pase libre, se puede conocer a personas que inclusive salven esa relación o te permitan dislumbrar horizontes más positivos en bien de tu vida sentimental, laboral, académica y profesional. Haciendo notar que quizás el camino ya no sea el mismo y valga la pena, buscar rumbos diferentes.

Es importante, fijar los límites en “los pases libres”. Conocer gente, viajar, etc. Pero una vez que se regresa con la pareja o se encuentra un nuevo amor, retomar el valor de la fidelidad y respeto a la mística de la misma pareja, en bien de su desarrollo e impacto en su mismo entorno social.

Días más tarde dos aviones viajaban en sentidos opuestos, uno al este a las lejanas estepas orientales rusas y el otro al oeste, al país vasco. Katharina y Rafael dos amigos que en un “pase libre”, encontraron en esta coadyuvancia y comunicación, franca y honesta, un motor que les permitió crecer como personas y hacer felices a sus nuevas parejas.


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