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De la crisis a la catarsis.


En las consultas que recibimos frecuentemente aparecen de trasfondo interrogantes del tipo: ¿es esto el fin de la relación? ¿Me interesa seguir con el compromiso que supone nuestra relación? ¿Le amo? ¿Vamos juntos en la misma dirección? ¿Podré recuperar la confianza que tenía en mi pareja? y evidentemente la más importante ¿qué hacer?

En cierto sentido, la manera en que se afronta una crisis y el cómo se comporten ambos miembros de la pareja ante el destape de una infidelidad, serán determinantes para que la relación salga fortalecida o sea el comienzo del fin, empero, en muchas de las consultas sugerimos al lector acudir con un especialista en pareja como una alternativa que contribuya a la toma de decisiones desde un punto de vista más objetivo, por ello en este mes cuya temática está enfocada a los problemas de pareja y cómo solucionarlos intentaré mostrar al lector un poco del trabajo que hacemos en la Psicoterapia Psicoanalítica de Pareja.

Cualquiera que sea el enfoque clínico, el objetivo central de un tratamiento psicoanalítico es conseguir un insight (es un término que significa literalmente "mirar hacia dentro" y se usa en psicología para designar la conciencia y la comprensión de la propia dinámica y de los síntomas de conducta inadaptada) y modificar conflictos inconscientes y modos de relacionarnos que generan angustia, de ahí que el trabajo psicoanalítico consista en explorar, clarificar e interpretar fantasías, deseos, temores, defensas y demás procesos que afectan las relaciones con uno mismo y con los demás. En el caso concreto de la psicoterapia de pareja orientamos nuestros esfuerzos a identificar cual es la dinámica de la relación entre ambos miembros de la pareja que nos consulta puntualizando una y otra vez la distinción entre la realidad externa y la visión inconsciente que cada miembro de la pareja tiene de esa realidad.

A menudo las parejas se enganchan en una dinámica donde se ve al otro como alguien que rechaza, que siempre quiere dominar, que reprocha, mientras que uno mismo se considera víctima inocente, producto de emplear mecanismos de defensa (dispositivos psicológicos no razonados que reducen las consecuencias de un acontecimiento estresante) como la proyección en donde depositamos en la pareja aspectos de nosotros mismos que son amenazantes o que no toleramos y que están ocultos en nuestro inconsciente, al identificarnos con esa parte, es cuando entramos en conflicto. Ahí estaría el por qué a la parte infantil que he descrito en otros artículos en donde predomina el sentimiento de ser rechazado, el buscar culpar al otro y la envidia. En terapia intentamos favorecer el paso a una dinámica donde predomine la gratitud hacia la pareja y el deseo de cuidar y reparar, así como el asumir las propias responsabilidades.

Teniendo como precedente que la relación de pareja, como cualquier vínculo, tiene su raíz en las experiencias con otras figuras como los padres, hermanos, etc., que han ido ocurriendo desde la infancia, en la psicoterapia psicoanalítica diagnosticamos con precisión el o los conflictos centrales, buscamos entender esa forma de relacionarse inconsciente y repetitiva que se activa en la pareja, por ende la clarificación e interpretación de dichos patrones y la regulación de emociones son aspectos esenciales del tratamiento.

A fin de enriquecer las ideas anteriores mencionaré tres de los cinco objetivos que definen Scharff y Scharff en una psicoterapia de pareja:

• Mejorar la capacidad de la pareja para proporcionarse mutuamente apego y autonomía, así como la capacidad de progreso. • Recuperar la capacidad de comunicación inconsciente, que permitirá el desarrollo de la empatía, la intimidad y la sexualidad. • Promover la individuación y la diferenciación entre los miembros de la pareja.

A manera de conclusión y aclaración te puedo compartir que salvar la relación de pareja, no es el objetivo del tratamiento ya que a lo largo del recorrido de la terapia se pueden llegar a reconocer incompatibilidades insalvables y por ende a la separación; un proceso de este tipo es de duración variable y normalmente se asiste una vez por semana.

El amor no impide las crisis, pero sí puede convertirse en el principal elemento de apoyo para buscarles una solución; no perder de vista que en los momentos de crisis nuestro estado emocional se altera, es indispensable para tener idea del alcance que pueden tener las decisiones por ello antes de elegir terminar la relación impulsivamente es conveniente acudir con un especialista de pareja, que desahogue el conflicto y habilite espacios para que la reflexión reúna las garantías deseables.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.


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