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Detrás de una buena comunicación.


Existen muchos temas que son importantes en nuestra vida por el impacto que tienen y uno de ellos es la comunicación, misma que se convierte en un eje rector porque define nuestro ser y la calidad de nuestras relaciones. Sin embargo, muchas veces el tema no cobra el sentido que realmente tiene como para ahondar en él y trabajarlo en los diferentes escenarios en los que se requiere como la interacción que tenemos con nuestros padres, hermanos, jefes, maestros y nuestra pareja.

A veces cuando escuchamos a una persona cercana que nos cuenta sobre sus desavenencias con su pareja nuestra tendencia es tomar partido y nos volvemos expertos en el tema y damos una serie de consejos sobre cómo mejorar y superar tales diferencias o simplemente cuando pasamos por una etapa difícil con nuestra pareja nos sentimos decepcionados, frustrados y enojados porque las cosas no suceden como lo esperamos y perdemos de vista que gran parte de lo que ocurre en una relación está influido por un sin fin de cuestiones como son la influencia de nuestra historia personal, el poco o mucho autoconocimiento que tenemos de nosotros mismos, la capacidad de autocrítica, el qué tanto sabemos negociar y llegar a acuerdos, entre otras cosas.

No menos importantes son los motivos inconscientes que nos movieron a elegir a la pareja con la que estamos para satisfacer nuestros deseos de estar con alguien, la necesidad de afecto, ternura, cariño, aceptación, de compartir ideales, sueños y proyectos como tener hijos. Es ahí uno de los lugares en donde podemos encontrar muchas respuestas y son aspectos con los cuales debemos trabajar en el día a día en lo individual para poder ser más objetivos, más maduros y tolerantes con nuestra pareja.

Hay áreas de nosotros a las que nos resulta muy complicado echarles un vistazo o admitirlas ya que por incomodidad o dolor no nos agrada reconocer, no obstante, podemos encontrar en nuestra pareja una fuente de información valiosísima para descubrirlas a través de sus comentarios y críticas sobre nuestras actitudes.

Inicialmente la pareja se encuentra en un estado confortable, placentero y gratificante hasta que por alguna razón aparecen las primeras dificultades o fricciones. Es así como las diferencias se convierten en un campo fértil para permitir el sano crecimiento de la pareja cuando nuestras necesidades no se están capitalizando. Es justo en este momento cuando la comunicación juega un papel esencial. En cada oportunidad que tenemos para sentarnos a platicar con nuestra pareja y expresamos nuestras ideas, nuestros pensamientos y sentimientos estamos abriendo la posibilidad de que conozcan más acerca de nosotros facilitando la comprensión, el apoyo y entendimiento de nuestra pareja hacia nosotros cuando la necesitemos. Hay a quienes les cuesta trabajo expresar lo que piensan y sienten, porque creemos que el otro debe saberlo y nos avergüenza expresar sentimientos. Es común encontrar en algunas parejas situaciones en donde uno de los miembros se siente enfadado, triste, malhumorado, etc. y no lo expresa, lo que contribuye a un estado de insatisfacción porque no resuelve nada y si puede generar malentendidos, por ello no debemos esperar que nuestra pareja adivine lo que pensamos, sentimos o nos está ocurriendo, necesitamos decirle que esperamos o queremos sin juzgarlo por no ser capaz de descifrarlo.

De ahí que una pareja puede considerarse-mirarse como tal, cuando ambos miembros son capaces de fecundar las diferencias o capitalizar los conflictos a través de la expresión puntual de su sentir comunicando sus anhelos de intimidad, intereses, planes, etc.

En paralelo a lo anterior es muy útil no perder de vista que al hablar con nuestra pareja debemos ser cuidadosos para no imponer nuestro propio criterio, el cual podría estar sustentado en modelos que nos fueron inculcadas o que aprendimos desde etapas tempranas de nuestro desarrollo y que hoy día emergen como una forma vida. De igual forma al momento de expresar algún defecto o alguna queja tenemos que ser cuidadosos para no caer en el error de sólo considerar los aspectos negativos y perder de vista los aspectos positivos que también resultan valiosos.

Creer que nuestros puntos de vista son los más importantes y los únicos nos llevará a creer que siempre tenemos la última palabra, es necesario permitir que nuestra pareja exprese su opinión y que sea respetada y considerada igual que la nuestra.

El dedicarnos a intuir lo que pasa por la mente de nuestra pareja y actuar en consecuencia teniendo como punto de partida nuestra interpretación y a lo que creemos haber visto se convierte en un enemigo de la comunicación y favorece los conflictos. El contraste entre una pareja disfuncional y una exitosa no radica en el número de problemas que tienen, sino en cómo los solventan.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.

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