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Adolfo Amescua

El deseo de embarazarse.


Esta respuesta es muy variable, pues si los dos no están de acuerdo y posponen mucho tiempo el embarazo, o alguna de las dos partes no lo quiere, existe un alto porcentaje de infidelidad en busca de un hijo biológico propio.

La decisión de embarazarse o no, depende exclusivamente de la pareja, pues ellos vivirán todo el proceso. Sugiero valorar ciertos aspectos previos, uno de ellos es la edad cronológica de la mujer, tanto en los inicios de su madurez endócrina (hormonal) al igual que su declive o baja hormonal por la edad, para tener un embarazo sano.

Biológicamente, la edad ideal para que se embarace la mujer sería entre los 20 a 30, pudiéndose dar hasta los 35 años. En la edad prematura, así como en la edad avanzada (postmaduras) puede existir pérdida de autoestima, rechazo al bebé, complicaciones genéticas como el síndrome de Down, partos inmaduros o prematuros (34 a 37 semanas de gestación) que conllevan a problemas de desarrollo y salud en el recién nacido.

Después del deseo de tener un hijo y valorando la edad de la madre, los puntos a estudiar serían el económico, social, educacional, el entorno de su vivienda, trabajo, salud física y mental y la responsabilidad de crear una familia con los cambios en el padre y la madre, adaptándose con el nuevo bebé.

Cuando una pareja muy joven se embaraza, entre los 14 y l9 años, interrumpen su adolescencia, no siendo lo suficientemente maduros para afrontar este cambio en sus vidas, tanto física como psicológicamente.

Las estadísticas actuales demuestran un promedio de 16 millones de nacimientos a nivel mundial al año, de los cuales 1 de cada 5 se da antes de los 18 años, y 1 de cada 3, en mujeres en pobreza extrema.

En las mujeres de 35 a 40 años, quienes deciden embarazarse, es más fácil el desarrollo de tumores en la matriz, cáncer de mama, por lo tardío en que sus órganos reproductivos se ponen a trabajar.

Si uno de los dos es infértil… ¿qué se hace?

Actualmente, gracias a la tecnología, la infertilidad absoluta es casi nula. En estos casos se estudian a los dos géneros, masculino y femenino ya que la ciencia prácticamente ofrece milagros para poder ser padre o madre.

Se puede adoptar o conseguir un vientre de alquiler o prestado para desarrollar el embrión el cual puede corresponder a los dos, o al menos a alguno de los dos padres por F.I.V. (fertilización en vitro). Hay una inversión aquí de tiempo, dinero, esfuerzo y sufrimiento para lograr un embarazo. En madres añosas es más frecuente que se den casos de infertilidad o problemas para embarazarse.

Referencias *

Alba Caraballo Edit. guiainfantil.com

A.D.A.M. Inc. 2014. Materna 2014

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