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En momentos de crisis ¿sabemos ser pareja?

Actualizado: 20 feb 2022


La elección de pareja se vive en un momento dado de la vida, siendo una elección mutua motivada en principio por el enamoramiento, junto al poder compartir gustos, ideas, valores, deseos y conflictos motivados por la historia personal de cada uno.

Al inicio de la relación, se definen roles, tareas y modos de vincularse, proceso en el cual cada uno de los integrantes desarrolla algunos aspectos de sí mismos y posterga otros en aras de esa recién iniciada “intimidad de dos”. Es conocido que al paso del tiempo este vivir-sentir se irá modificando y aquellos roles que antes se gozaban hoy pueden ahogar y llevar a la desesperación. Todo varía, lo que sabía a oportunidad hoy puede ser un freno. Edad, trabajo, familia, pensamiento, gustos y más se modifican y obligan a un constante ajuste relacional que conduce a esa “intimidad de dos”, o a fallar. Situación que acarrea la insatisfacción, la no tolerancia de las diferencias antes aceptadas, a la incompatibilidad, y es hermosa y satisfactoria “intimidad de dos”, se convierte en algo que envenena.

Al presentarse una crisis de pareja, evento amenazante en sí, es en la mayoría de las ocasiones una oportunidad de crecimiento, de cambio, que permite revisar todos aquellos factores que promueven la mala comunicación, el ajuste de cuentas, la insatisfacción, la sexualidad, los límites, lo económico y todo aquello provocador de la situación que interfiere con la relación y la destruye.

Uno de los elementos relacionales que más se afecta ante una crisis es el de la vida sexual, siendo esta un “termómetro de la relación” que va de un rango de décimas o de mayor gravedad y es posible que se dé la necesidad de acudir a ayuda profesional para su resolución.

Una pareja que ha podido desarrollar la comunicación y la intimidad al enfrentar a una crisis tienen los elementos para seguir siendo pareja y poder salir fortalecidos, con mayor autoconocimiento y aprendizaje acerca del otro.

Sugerencias para enfrentar una crisis:

1. DISCUTIR SOLO CUANDO LOS ÁNIMOS ESTÉN CALMADOS:

Cuando las emociones como la ira, la rabia, la frustración son muy fuertes es recomendable tomarse un tiempo para “tranquilizarse”, ya que no se puede decir que sean un buen momento para la comunicación.

2. ESCUCHAR EMPÁTICAMENTE:

Este implica escuchar sinceramente al otro, esto requiere el esfuerzo de meterse en el universo del otro, de entenderlo, de ser verdaderamente empático.

3. ESCOGER UN SOLO TEMA:

Es muy frecuente en las parejas que se entrelacen diferentes temas entre sí. Se puede empezar a hablar sobre la educación de los hijos, y misteriosamente, acabar enganchados en una discusión sobre lo mucho que gasta el otro (dejando sin resolver el primer tema).

4. HABLAR EN PRIMERA PERSONA:

El vicio de criticar o de interpretar lo que se dice, está muy arraigado en nuestra cultura.

5. IGUALAR LAS POSICIONES:

Para que una negociación justa sea posible, ambos tienen que tener la misma fuerza y peso para decidir, porque si sólo uno se sacrifica en pos del otro, esto no puede acabar bien.

6. CEDER EN BÚSQUEDA DEL PUNTO MEDIO:

Para que un acuerdo sea efectivo debe satisfacer a ambas partes. Si uno cede más de la cuenta, puede tener la sensación de haber perdido en sus objetivos en algún punto del camino, o sentirse como si estuvieran suspendidos en el aire, no saber quién es o que se quiere. Negociar implica tener en cuenta los intereses de ambas partes y esto sólo es posible partiendo de una actitud generosa. Vivir en pareja requiere querer al otro como a “ti mismo”, ni más ni menos.

7. SALIR DEL AISLAMIENTO Y MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA:

Para tener una relación equilibrada es importante tener ratos de tranquilidad, de diversión, de compartir con los amigos, de perder el tiempo juntos, en definitiva, de ocio y disfrute, porque ello contribuirá a que ambos se sientan más relajados y más satisfechos consigo mismos. Estar en contacto con el exterior ayuda a relajarse.



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