Dr. Raúl Miranda Arce
Es indudable que descubrir una infidelidad puede ser muy doloroso, y subrayo puede ser, porque no necesariamente es la regla, en ocasiones es solo un eslabón roto más en el proceso de dilución de un vinculo de pareja. Sera entonces la constatación de una noticia sabida mucho antes.
Entonces ¿que determina que una infidelidad develada pueda ser muy dolorosa en ocasiones devastadora y en otras un acontecimiento mas e incluso puede vivirse con alivio?
La eventualidad de una infidelidad es solo un acontecimiento, que como todo acontecimiento puede ser totalmente neutro, de lo que depende que se viva con una carga de dolor o alivio es del significado que para la persona tenga ese acto. Puede significar una traición intolerable o puede ser solo un acontecer casi trivial. Siendo éste el caso, no afecta mayormente un proceso de pareja de manera notable ya sea porque es un acuerdo implícito, o explicito, donde ambos aceptan esta condición de parte de uno o de ambos integrantes de la pareja.
La condición dolorosa es la que entonces apunta a la pregunta inicial ¿Una infidelidad que se vive con dolor es posible superarla?
Me parece de lo más relevante dilucidar una respuesta, ya que según diversos estudios desde un 70 porciento de los hombres y mas del 60 porciento de las mujeres han llevado a cabo una experiencia de infidelidad, no consensada con su pareja formal, siendo que los hombres son un poco mas proclives a ello, pero en nuestro mundo contemporáneo las mujeres los van igualando velozmente, los hombres tienden a tener una involucración con un significado de satisfacción primordialmente erótica y las mujeres con una satisfacción emocional como motivación fundamental.
Entonces la reflexión nos lleva a lo siguiente ¿Cuándo se inicia una infidelidad? Y la respuesta que yo encuentro como posible derivado de mi experiencia con parejas, es que inicia cuando se piensa. Y se piensa cuando la relación de pareja no solo no es satisfactoria, sino que se ha perdido la esperanza de que lo sea o lo llegue a ser.
La constitución de la pareja tiene componentes fuertemente matizados por la ilusión, especialmente la ilusión de realización y felicidad a través de la pareja, se espera que la pareja le otorgue un lugar especial en el afecto como único, especial e irrepetible. De algún modo la elección de pareja actualiza este anhelo, sin embargo, la cotidianidad del devenir de la vida va desgastando esta expectativa. Si no se sostiene la sensación de sentirse deseado, querido, de manera única y especial, el proceso de vivir en pareja entra en un proceso de desgaste, al punto de que puede irse al otro extremo. Al descubrir que ¡ya no más! la pareja provoca ese sentimiento de sentirse especial, ser acusa a la pareja de engaño, de frustración y se tiene una sensación de estafa.
Es entonces que se abre el proceso de pensarse en otra situación, de cambiar esa situación frustrante por otra que si cumpla la promesa del bienestar elusivo del enamoramiento. Se ha llegado a la conclusión de que, ya con la pareja con quien se encuentra no fue posible, por lo que incluso se le percibe como un obstáculo, como un verdadero estorbo para la satisfacción quiméricamente anhelada.
De ahí al crimen pasional el limite palidece, y no en pocas ocasiones se llega a trasgredir dicho limite, empujados por la pasión enceguecedora que si se libra el obstáculo, del otro lado se encontrará el paraíso amoroso.
Ahora bien, si todo esto ocurre, ¿porque la pareja ofendida no reconoce este proceso?. Se ha descrito consistentemente que el enamoramiento distorsiona la percepción, de modo que una persona coloca tal como si fuese un perchero la vestimenta idealizada de la pareja perfecta en la persona elegida que bien puede estar muy distante de llenar dicho ropaje. Sin embargo, la persona enamorada, hace todo lo necesario para negar y no ver la mínima discrepancia, haciendo un verdadero malabar psíquico que mantenga su sueño y se mantiene creyente de una realización envidiable.
A través de la negación no admite la realidad que desmienta su propia creación e incluso cuando en el proceso hay signos inequívocos del deterioro de la relación la persona hace lo necesario para no verlos. De modo que cuando la verdad desnuda, evidencia fatídica de que no se puede sostener por más tiempo su propia ilusión irreal. Deviene el desencanto devastador y funesto y aun no quiere creerse, ya que no solo da cuenta de un acontecer contrario al sueño que se estaba viviendo, sino que destruye todo su mundo, es un cataclismo que como fenómeno natural derrumba todo lo construido por años, aunque lo eregido haya sido sobre endebles pilares de ilusión, reforzando esta construcción a base de mentirse a sí mismo.
Con este planteamiento creo que lector y lectora, habrán intuido la respuesta planteada inicialmente ¿Sera posible entonces; Superar una infidelidad?, depende que cuanta realidad y cuanta ilusión hayan sido la amalgama en una determinada pareja. Si es pura ilusión de sentirse único, especial, en un mundo ideal compartido. Después de una experiencia de infidelidad dicho mundo es insostenible, no hay posibilidad y no tiene remedio porque la ruptura es sobre un mundo ideal imaginario.
Si por otro lado se es capaz de reconocer que la grieta donde se alojo a un tercero disruptivo nació en el seno mismo de las discrepancias no elaborables de la pareja, que se dejaron crecer sin atenderlas debidamente y como pareja se asume la responsabilidad de lo sucedido, en donde uno de ambos o incluso ambos actuaron cometiendo infidelidad pero indudablemente ambos lo ocasionaron, es entonces que se abre un horizonte posible para restaurar e indudablemente con cicatrices profundas resultado de un aprendizaje doloroso. Será posible trascender una experiencia de infidelidad, reformar el acuerdo y pacto de pareja y reconstruirlo con un horizonte abierto con dificultades y satisfacciones realistas en el convivir cotidiano del proceso de vivir en pareja.
Si la realidad prevalece sobre la ilusión mentirosa, se desnuda la crudeza de la frustración porque no se encontró la realización de una promesa empeñada pero que resulto inviable, que pueda remontarse las expectativas irrealizables y se renueva un pacto y un compromiso sobre bases reales, si se reconoce quienes son y se descarta lo que quisiéramos que hubiera sido, si con brutal honestidad se reconocen los propios errores y las propias limitaciones, será entonces posible una reconciliación consigo mismo, se abre un futuro promisorio y se trascenderá el dolor de una infidelidad, el futuro de la pareja se pone en tela de juicio y se reconstruyen sus cimientos o se deja atrás reconociendo que ese proyecto es inviable, se supera el dolor de la infidelidad y es posible continuar la vida con optimismo ya sea solo o sola o con una pareja en términos mas realistas. Es un verdadero proceso de metamorfosis que da la posibilidad de nuevas oportunidades, si no se logra el destino es el estancamiento, la depresión y la muerte interna, pero sobreviviendo una vida marchita sin futuro.
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