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¿Estilos de pareja o parejas con estilo?


Cuando mencionamos la palabra pareja, ¿a qué nos referimos? ¿Tendrá algo que ver con estar parejos, o a ser parte uno del otro? El Diccionario Enciclopédico Esparsa define a la pareja como el conjunto de dos personas que tienen alguna correlación o semejanza o bien, dos partes de igual valor que forman un todo. Curioso, estar en pareja implica estar correlacionado con la otra persona e intentar lograr tener ambos el mismo valor para la relación.

Hoy en día podemos referirnos a las parejas amorosas con la gama de las diversidades que se nos permiten en el siglo XXI, es decir, desde un asunto homosexual donde dos hombres juntos estén emparejados, o bien, dos mujeres, o un hombre y una mujer. No es asunto de género sino de funciones.

Las parejas tienen cada una su estilo de relacionarse y se juegan diferentes roles. Habrá aquellas donde se note claramente que uno es muy dominante y el otro se deje dominar, uno agresivo y el otro menos, en el nivel de comunicación encontraremos quienes se complementen siendo uno muy “parlanchín” y el otro más silencioso, a veces uno es más exhibicionista y otro más tímido, y cada característica será una mezcla especial que vaya haciendo a la pareja cómoda o incómoda.

El tiempo de convivencia, las reglas dichas y las no dichas, así como las negociaciones que se hagan dentro de la relación, irán estableciendo qué le toca hacer a cada uno para que puedan permanecer juntos.

A veces las parejas se complementan y así logran equilibrio, a veces no y a veces compiten pues ambas partes están requiriendo la misma dosis de algo, ya sea atención, cariño, sexo, compañía, mimos, dinero, salidas, amigos, tiempo libre, trabajo, hobbies, estudio o cualquier otra cosa de las muchas que existen en la vida cotidiana.

Las parejas tienen sus ciclos naturales, desde que se conocen, se conquistan, se aceptan se establecen, se van probando y si se acomodan, se quieren quedar juntos, hasta que se formaliza su estabilidad y llegan a reproducirse, la llegada de los hijos es un momento de tensión, de cambios muy fuertes y de restablecimiento de las reglas y los roles que se tenían antes de ser tres.

Ya sea que los hijos sean adoptados o biológicos, la madre genera una situación de apego diferente a la del padre, aun por cuestiones hormonales de base fisiológica. Es algo esperado o una sorpresa ¿quién va a quedarse en casa a cuidar a los retoños?

¿Es siempre ella la responsable o será buena idea que el padre juegue el rol de cuidador? Existen países donde es aceptado ya socialmente que ella salga al mundo laboral y él se quede en casa, hombres que disfrutan del paternaje más que sus mujeres, o bien en las parejas homosexuales, se convierte en un asunto de roles. ¿Qué nos pasa a nosotros en la ciudad de México si vemos a una mujer salir temprano a su trabajo y al padre que decidió quedarse a cocinar y cuidar a los chicos?

Asunto complejo de roles, de estereotipos clásicos, de comparaciones humanas y de expectativas cruzadas, ¿estaremos preparados para eso? ¿Estarán los otros adultos listos para no criticar o mirar amablemente al niño que llega con su padre a la escuela porque su madre se fue de viaje de trabajo? ¿Será este sistema familiar funcional?

Nos deja mucho que pensar esto de los roles, y más si logramos relacionarlo con el asunto sexual, ¿cuáles son los roles establecidos durante el acto sexual? ¿Activo o pasivo? ¿Sadomasoquista? ¿Voyerista exhibicionista?

Sabemos que no hay ni bueno ni malo, simplemente es un asunto de gustos en tanto no haya sufrimiento.

Finalmente, vale decir que cada pareja tiene su propio estilo en la ubicación de roles y que lo que es importante es que las personas involucradas se sientan bien frente a su propia realidad y su identidad, sin estarse haciendo daño uno al otro.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.



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