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Ruth Axelrod

Hoy yo quiero ser infiel...


La fidelidad esta entendida como un bien o un regalo que las personas se ofrecen, y así deciden que desean estar juntas, es decir, es parte del contrato amoroso cuando este contrato está en su esplendor, cuando el deseo de unión es lo que prevalece y la idea es que dos vivan como uno. Es una promesa de exclusividad, no habrá nadie más que pueda ser más importante que la amada o el amado, es una forma de compromiso con el gusto de que los dos piensen igual. Cada uno en su creencia de ser lo único sexual para el otro.


El compromiso se establece, ya sea verbal o implícito, y sugiere que sea para siempre.


Sin embargo, que hoy entendí que esta ideología tiene sus vicisitudes, y muchas veces falla.


¿Hoy me dijo un paciente que quiere ser infiel… y yo me quede muda, solo pregunte por qué?


Me contesto;


-Llevo dos meses de casado, y ya no aguanto los límites que esto implica. Antes mi novia y yo éramos amigos, podíamos platicar libremente, yo tenía mis horarios y a mis amigos, algunos viajes y mis propios familiares, ahora resulta que ya no.


Mi esposa se la pasa comparando mi familia con la suya, de quien es mejor o peor, que si mi hermano sirve o mi cuñada dice algo correcto o incorrecto.


¡¡Para poder salir con mis amigos casi tengo que pedir permiso, qué barbaridad!!


Parece que me conseguí una mamá criticona que puede decidir si se hacer bien las cosas o las hago mal. Yo no quiero otra mamá, quiero una amante traviesa que le guste experimentar conmigo, que pueda disfrutar y dejarse ser.


Ella es una mujer perfecta, que hace muchas cosas bien, y yo también, pero dedica todo el tiempo a la casa, y la verdad eso es un poco aburrido.


¿Yo la amo, pero como voy a poder platicar con ella todo esto?


¿No sería más fácil tener otra novia?


Es más fácil traicionar, que comunicarse.


A mí me pareció un momento muy afortunado, donde el destino de una nueva relación puede mantener el curso inicial si se logra compartir con la pareja la angustia del cambio y el miedo a la no libertad en la pareja.


Yo tranquilamente le sugerí que se calmara para poder pensar antes de actuar, que el primer año de vida de una pareja es el tiempo de los ajustes de los límites, de aprendizaje de quién es cada uno.


¿Cuándo vas a poder compartir todo esto con ella?


Este fin de semana. Dijo él.


Te sugiero que mantengas un rol simétrico con ella, y que el clásico juego de poder que todas las parejas tenemos, sea algo que aprendan a manejar desde el principio.


Siempre alguien gana y alguien pierde, lo cual no es muy recomendable, mejor intentar ni ser papa ni mamá, sino dos adultos aprendiendo que, a negociar, ¿qué te parece?


Se quedo más tranquilo, y al final comentó; sería más fácil ser infiel y poner la angustia fuera de mi casa.


Pero en este caso, voy a intentar lo que tu sugieres.


¡Ya te contaré!

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