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Javier Fierro

Matrimonio fachada.


La sociedad actual nos orilla a cumplir con arquetipos que no siempre satisfacen las expectativas del desarrollo psicosexual del individuo. La orientación sexual se consolida de acuerdo a los modelos de identificación, crianza y modelaje a los que la persona se encuentra expuesta a lo largo de su desarrollo evolutivo.

Lo anterior es un mero síntoma que nos hace suponer que un joven proveniente de una familia funcional debería tener una orientación heterosexual, añorar casarse, formar una familia y tener hijos; trascender. Cumplir con una función vital: la supervivencia de la especie. Por otro lado, consolidarse en una orientación psicosexual que no tiene que ver exactamente con su fisiología es antinatural, ya que no cumple con dicha función; es decir, por ejemplo, un hombre con una imagen paterna distante y castrante de su desarrollo y simbolizado con su madre sería un escenario de riesgo para la consolidación de una identidad homosexual; por lo tanto, gustar de los hombres y disfrutar el seguir un patrón de conductas típicamente femeninas.

Lo que nos lleva a tocar el tema que nos atañe este mes: matrimonios pantalla que encubren tendencias homosexuales con el afán de caber en el estereotipo familiar, social o cultural dependiendo el caso.

En la India por ejemplo, existen los “Eunucos” quienes al haberse sometido a una castración voluntaria, y tener preferencias femeninas, toman este rol en la sociedad y llevan a cabo labores típicamente femeninas y sin el remordimiento que implica ser homosexual en la cultura occidental, lo que nos habla de una clara evolución en el rol de los géneros en las culturas orientales.

En conclusión, estamos en un estancamiento cultural respecto a la diversidad ya que seguimos cumpliendo expectativas establecidas por una sociedad que no es flexible y orilla a los individuos a fingir que “cumplen” el rol que les ha tocado desempeñar y desfogan sus más íntimos deseos en la secrecía de ser homosexuales casados y con hijos.

Es lamentable que la expresión de nuestras preferencias sea objeto de manipulación, mentira e infidelidad a manera de satisfacer sus deseos sexuales sacrificando el bienestar de hijos que crecen con un modelo de identificación erróneo o confuso en el mejor de los casos.

Así que, seamos honestos, aceptémonos y demos curso a la evolución de las reglas morales de nuestro tiempo.

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