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Obsesión desde la lógica social.


La Obsesión como tal, es una construcción del pensamiento social que refleja una serie de subjetividades basadas en múltiples experiencias etno-históricas hacia una conducta determinada. En este caso hablamos de una constante fijación de una persona hacia otra, ya sea por sexo, idolatría, fines políticos, etc.

La reflexión que aquí nos ocupa primordialmente es aquella respuesta social hacia una persona que está obsesionada con otra, esto en el tema sexual.

La construcción de la obsesión nace desde la individualidad de mí ser; pero lo que a corto, mediano y largo plazo impactará la vida social del individuo y cuáles eran las secuelas de esa misma obsesión.

Desde mi interior construyo esta realidad es decir “mi experiencia obsesiva” hacia otra persona esto es “desde mi psicología individual” y esta conducta puede ser solitaria o bien, compartida. Solitaria es cuando mis deseos por alguna persona no se pueden consolidar (por ejemplo, la alumna obsesionada con su profesor o viceversa) y compartida, cuando ambos son cómplices de la misma y esta se materializa y vaya usted a saber el escándalo que se arma, sobre todo si ella es menor de edad.

Aquí es importante recalcar que la sociedad en la que vivimos, no castiga socialmente hablando la obsesión hacia otra persona si esta relación es de un soltero con otra persona soltera; donde “la puerca tuerce el rabo”, como expresan en mi pueblo, lo que cuando alguno de los dos involucrados es casado.

Generalmente la Obsesión, lleva una carga moral negativa, la cual nos enmarca dentro de un marco de creencia generalmente judeo-cristianas, a favor de monogamia y el adulterio es visto como una conducta más relajada sobre todo en países latinos, pero en otros casos más ortodoxos es una cuestión hasta de institucionalidad. Si no pregúntenle al buen Bill Clinton como le fue después de sus deslices con la becaria Mónica Lewinsky, que hasta la presidencia estuvo a punto de costarle.

La obsesión también tiene una serie de implicaciones, además de morales y éticas según sea la cultura en cuestión, en los ámbitos económicos y sociales de la persona que caiga en esta conducta y la materialice. Por alguna razón tarde o temprano sus relaciones familiares, laborales y su economía se verán afectadas de una u otra forma.

¿Por qué es tan complejo y difícil escapar de una obsesión cuando se está adentro de ella? Cada parte en la relación obsesiva, comienza una construcción de elementos iconográficos, con amplia carga de misticismos, pues aderezar a la otra persona con estos pensamientos mágicos, le envuelve de un misticismo totémico, en que esa relación se estar recreando y acrecentado en su valor y poder sobre mi realidad y supera su construcción totémico-mítica, toda mi realidad, la cual no necesariamente tiene que ser mala o desafortunada para caer en una situación de relación obsesiva.

Esta recreación desde la subjetividad, en la cual encuentro respuestas a mis necesidades, las que no necesariamente tiene que coincidir con lo comentado de mi realidad, la cual, que, si es mala, pues dará paso a una obsesión compensatoria, pero aun siendo la vida del afectado/a, la constante reconstrucción de los elementos antes mencionados los que me llevan a una zona de confort, la cual desde mi subjetividad es la indicada para una reproducción nueva de mi cosmovisión social. Por esto es tan complejo salir de una relación obsesiva y no es, hasta que la realidad objetiva, materialmente, arruina a uno de los participantes en esta situación, que ese mundo subjetivo sucumbe ante el objetivo, pero no siempre se logra la recuperación ni social, ni psicológica de la persona.

Lograr la reintegración social y psicológica de una persona que haya experimentado esta situación, debe ser evaluada con mucha ética y profesionalismo, por parte del terapeuta y buscar en la medida de lo posible para su recuperación rehabilitar los simbolismos e identidades que le puedan regenera su espectro socio-cultural.



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