Partiendo del hecho de que las mujeres nacen ya con un número determinado o total de óvulos en su cuerpo, éstos empiezan a madurar días antes de su primera regla (menarca) e irán madurando a mitad de cada ciclo durante su periodo fértil. Por lo tanto, los óvulos tienden a envejecer junto con todo el cuerpo.
Por esta razón, en niñas y adolescentes que inician con esta función, los óvulos se encuentran todavía inmaduros para ser fecundados.
Si éstas se embarazan, tendrán los siguientes problemas: embarazo sin embrión (como las gallinas ponedoras), abortos, malformaciones genéticas, niños con Síndrome de Down, gestaciones con niños inmaduros o prematuros de bajo peso, siendo ellos muy frágiles para adaptarse al mundo que los recibe. Todos estos problemas se pueden presentar en mujeres añosas (mayores de 38) que se embarazan.
Aquí puede haber riesgo de pérdidas de embarazo durante el desarrollo del mismo por infecciones renales, ruptura de membranas (la fuente). Se pueden dar las enfermedades propias de la edad tales como hipertensión arterial, obesidad, fatiga corporal, embolias vasculares, varices, colesterol alto, miomas en la matriz.
Estos casos se pueden dar también en mujeres no tan añosas (36 años en adelante), ya que el declive hormonal de sus ovarios puede presentarse antes de la edad promedio. Otro factor condicionante a estos problemas son el uso indiscriminado de anticonceptivos, dispositivos intrauterinos (diu) durante tiempo prolongado.
Por todo lo antes expuesto, la edad ideal para que una mujer se embarace sin mayor problema es de los 20 a los 34 años. En estas edades existe una madurez biológica hormonal endócrina para una gestación sana.
La vida consta de varias etapas, infancia, adolescencia y madurez, por lo que la mujer debe ser madre en la edad reproductiva adecuada.
Actualmente muchas mujeres parecen ser más tías mayores, abuelas, que madres, con sus capacidades menguadas por la edad.