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Quisiera ser buena mamá, pero…


Mayo, mes del festejo de las madres y los maestros, nos invita a múltiples cuestionamientos sobre temas de parentalidad, pareja y familia, preguntas cotidianas que nos permiten valorar o devaluar a nuestros propios padres y nuestros abuelos. ¿Qué tan difícil es ser mamá? ¿Dónde se aprende a ser una buena madre? ¿Fueron nuestros padres los que hubiéramos querido?

El ciclo de vida de la familia es parte del enigma, nacemos crecemos, nos multiplicamos……y así tenemos que hacer las cosas bien sin que nadie nos las enseñe. Difícil… ¿no es así?

Una escuela para ser buenos progenitores no le haría mal a nadie. Sin embargo, no existen y nos metemos a cumplir roles sin entrenamiento.

Pero antes de hablar de eso de la multiplicación…quisiera profundizar en la experiencia tan intensa que es elegir pareja y después quedar embarazada, es toda una aventura de 9 meses para dar espacio psíquico a la llegada de un nuevo ser a una pareja. Es ese lugar de las fantasías del nuevo ser y de las expectativas que se tienen de cómo será el bebé, si va a ser niño o niña, a quién se va a parecer, que va a estudiar, etcétera.

Para cada mujer el embarazo tiene otro significado, ya sea deseado o no deseado, ya sea positivo o negativo, es decir, el bebé podrá ser sentido como un regalo o como un castigo, como una aventura o como una trampa, como una obligación o como un proceso biológico natural, como un juego o como un tope y así, creo que podría mencionar un sin fin de adjetivos.

Siempre es un proceso largo que genera sentimientos encontrados, de alegría y de miedo, de tensión y de intriga, de dolor físico y malestares del sueño y de la alimentación, así como la idea de llegada al mejor espacio para la relación más importante que alguien pudiera tener durante su vida.

El nacimiento es un evento importante, difícil pero que permite el comienzo de una forma nueva para todos en el estilo de vivir.

La ambivalencia frente al nacimiento y frente al embarazo, no es una cuestión aceptada por la cultura, genera culpa y malestar a quién se atreve a expresarla. Sin embargo, es sólo una ensalada de sentimientos, todos naturales frente a una experiencia nueva y difícil, no habría porque castigar a nadie por decir lo que siente. Esto no hace a una mujer buena o mala, sólo la hace sincera. Ni tampoco por esto una madre será adecuada o inadecuada.

La crianza refiere al “maternaje” cultural, es decir, una cosa es ser la madre biológica y otra la madre que cría al bebé, ambas pueden ser la misma o no. En la adopción están las dos calidades.

Ser madre puede ser una decisión o una imposición, cuando se hace por gusto, porque es un deseo propio resulta más fácil y más auténtico, de cualquier forma, es una gran responsabilidad y un privilegio que la naturaleza ha otorgado a la mujer.

Aunque podríamos discutir si es un asunto de instinto, sólo mencionaré que ahora, desde que la mujer puede hacer uso de métodos anticonceptivos y el aborto legal es posible, ser madre es una decisión consciente en conjunto con la pareja.

Es tarea de titanes, tan larga como la propia vida y tan placentera como cada persona pueda disfrutar, una experiencia llena de alegrías y de complicaciones, que a su pesar resulta razón de vivir. No por eso nos sale fácil ni bien, es importante saber que sabemos y que no sabemos, para aceptar las propias limitaciones y buscar la ayuda necesaria cuando la requerimos.

Acuérdate que hay expertos que pueden dar esos buenos consejos que necesitamos frente a la adversidad.


*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.





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